'The Martian': ¡Fuera de este mundo!
Abandonado en el planeta rojo, Matt Damon es el sobreviviente por excelencia.
DIRECTOR: Ridley Scott
ELENCO: Jessica Chastain, Matt Damon, Jeff Daniels, Chiwetel Ejiofor, Kate Mara, Michael Peña, Kristen Wiig
CLASIFICACIÓN: PG (Público general, mayor de 13 años)
DURACIÓN: 141 minutos
In English | En The Martian, el director Ridley Scott y la estrella Matt Damon no solo capturan el espectáculo tecnológico, sino el corazón humano de los viajes espaciales.
Y de esto es que se trata la cinematografía de ciencia ficción: de transportar al público a un lugar donde nunca antes han estado con una autenticidad tan sorprendente que todos quedan perplejos cuando encienden las luces y descubren que están en el cine.
Basada en el éxito literario del 2014 bajo el mismo nombre y escrito por el ingeniero de programación convertido en novelista, Andy Weir, The Martian comienza con un estallido: un equipo de astronautas de la NASA se encuentra explorando la superficie del cuarto planeta cuando se desata una tormenta de arena. Antes de que toda la tripulación pueda regresar a la nave, la tormenta arrastra un pedazo de equipo que golpea al botánico Mark Watney (Damon) y este desaparece en la oscuridad. El equipo asume que Watney está muerto y renuentes regresan a casa. Esta escena tiene una secuencia llena de suspenso, una de varias en esta película, la cual resalta la reputación de Scott como un director incomparable de escenas de acción (entre sus películas anteriores se encuentran Blade Runner, Alien y Blackhawk Down).
Aparte del caos obligatorio, The Martian se convierte en una experiencia casi trascendental cuando Watney resurge en la superficie del planeta y poco a poco se da cuenta de que está tan solo como Adán. Aunque es una imagen generada por computadora, el amplio paisaje de Marte crea una ilusión visual convincente de su aislamiento. Pero la sobria interpretación de Damon es la que transmite diestramente su profunda soledad —y su determinación de sobrevivir una situación en la que de por sí es imposible sobrevivir—.
Watney no pierde tiempo lamentándose. Según cuenta él mismo en el video diario que lleva, necesita descifrar cómo cultivar alimentos, producir agua y dejarle saber a la NASA que sigue vivo. Gracias a sus destrezas como botánico, Watney utiliza los suministros de verduras de la tripulación para plantar un huerto de papas y fertiliza el suelo estéril de Marte con composta. Luego Watney inventa un generador de agua a lo MacGyver y se alardea sin miedo a protestas exclamando: "¡Soy el mejor botánico del planeta!"
Ese sentido del humor que Watney tiene a lo largo de toda la película es lo que hace que nos encariñemos con él desde el principio. Scott no se molesta en crear situaciones de peligro en las cuales podamos preguntarnos si nuestro héroe sobrevivirá o no —desde el principio no cabe duda de que Watney volverá a tocar tierra firme—. Por el contrario, el deleite de The Martian está en ver cómo Watney enfrenta un reto tras otro y logra encontrar la manera de superarlos. Los fracasos se perciben como obstrucciones temporales y no como callejones sin salida. Es obvio que Watney es sumamente inteligente, pero Damon y Scott nos proveen tantos detalles acerca de su capacidad de análisis que quedamos convencidos de que nosotros también podríamos resucitar un viejo robot explorador para enviar una señal de ayuda a la Tierra.
Al mismo tiempo que Watney logra dominar a Marte vemos cómo sus colegas ya saben que está vivo y desarrollan una estrategia para rescatarlo. En su interpretación de principal administrador de la NASA, Jeff Daniels es muy firme en su argumento de que no es sabio arriesgar la vida de varias personas para salvar a una, pero ya sabemos lo que pasará: como un padre que olvidó a su hijo en el supermercado envía la nave de regreso a rescatar a su tripulante. Lo único que Watney tiene que hacer es sobrevivir durante dos años hasta que lleguen a rescatarlo.
The Martian no es un cuento moral. No imparte una enseñanza acerca de la política internacional (aunque los chinos brindan una pequeña ayuda técnica), ni un sermón sobre los posibles daños que trae consigo la tecnología, ni hace señalamientos acerca de la avaricia corporativa.
Por el contrario, es simplemente una aventura al estilo tradicional de Robinson Crusoe y Gulliver. Y es completamente memorable.
Bill Newcott es escritor, redactor y crítico cinematográfico para AARP Media.
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