La generación de los divorciados
¿Por qué se separan los ‘boomers’ con tanta frecuencia?
In English | ¿La generación de los boomers inventó el divorcio? Según Andrew Cherlin, autor de The Marriage-Go-Round, las rupturas de los boomers fueron en gran parte responsables por el aumento del 250% en la tasa de divorcios de EE.UU. desde los 60 hasta finales de la década de los 70. Actualmente, cuando casi el 50% de los boomers ya han pasado por al menos un divorcio —y un número significativo de ellos van por el segundo o tercer matrimonio— ¿no deberían estar muy desgastados (y en quiebra) para seguir separándose?
Parece ser que no. De acuerdo a la Oficina del Censo de EE. UU., el 17.5% de las personas de 50 años o más están divorciadas o separadas según datos del 2011. Esta estadística por si sola tal vez no sea suficiente para causar desconciertos, pero el hecho de que los boomers sean el único grupo etario cuya tasa de divorcio está aumentando debería sobresaltarnos un poco. Susan Brown e I-Fen Lin, profesoras de Bowling Green State University cuyo estudio del 2014 reveló esta "distinción" estadística, informaron que más de 1 de cada 4 personas que identificaron su estado civil como "divorciado" en los últimos 12 meses tenían 50 años o más.
¿A qué se debe esa ola de rupturas? Existen dos teorías opuestas:
1. Es un hecho estadístico. Gracias al aumento en la expectativa de vida, los boomers sencillamente han tenido más tiempo en la tierra para pasar por divorcios y volverse a casar. Los otros grupos etarios los alcanzarán muy pronto.
2. Es un impulso de la voluntad. La otra hipótesis —con la que concuerdo— es que la cultura en la que se criaron los boomers los ha hecho altamente proclives al divorcio. Al alcanzar la mayoría de edad en medio de una revolución sexual, los boomers redefinieron el matrimonio como una unión consensual, pero no necesariamente eterna. También fueron la primera generación en cohabitar antes del matrimonio. (La cohabitación de por sí no socava un posible matrimonio, según revelan investigaciones recientes. Pero puede haber llevado a los boomers a menospreciar el valor de quedarse con alguien para siempre.)
Otro factor: los boomers son los primeros beneficiarios de los avances en el acondicionamiento físico y la salud (incluidas tanto cirugías plásticas como intervenciones médicas generalizadas) que han hecho posible abandonar a tu cónyuge de 60 años de edad y pavonearte de nuevo en el mercado del romance.
Dicho esto, creo que algo más profundo puede estar ocurriendo aquí —algo relacionado a las características esenciales de la generación de los boomers—. A mi modo de ver, los boomers todavía lo quieren todo, incluidas la pasión emocional y sexual. Protegidos por una economía relativamente boyante durante su crianza, tuvieron la libertad de experimentar con amoríos, drogas, trabajo y relaciones. Muchos se deshicieron de primeros matrimonios que parecían correr el riesgo de repetir el modelo puramente obligado de los matrimonios de sus padres. Aunque claramente no estaban preparados para la carnicería emocional que se les vino encima, los boomers defendieron el divorcio sin culpa y la primacía del amor y estaban decididos a luchar contra las tradiciones y a hacerle caso a sus corazones.
La alta tasa de divorcio actual de los mayores de 50 sugiere que los boomers no han renunciado al romance —y que, además, se niegan a dejar que sus cuerpos envejecidos restrinjan ese ideal—. Para tener una idea de la forma tan radical en la que los patrones maritales de los boomers difieren de los de nuestros padres, considera esta estadística: en la década de los 50 menos del 3% de los hombres y mujeres mayores de 50 años se divorciaban. Como se indicó anteriormente, el porcentaje actual (17.5) es casi seis veces mayor.
Entonces, ¿dónde nos coloca esto a aquellos de nosotros que estamos a punto de casarnos de nuevo, o que sencillamente nos preocupa la solidez de nuestra relación actual? Para mí, significa estar atento, cuidar la relación y no volver a poner el amor en piloto automático. El hecho de que estemos envejeciendo no significa que nos quedaremos en una relación que ya no tenga sentido, no tenga amor o no sea gratificante. La única manera de solidificar el frágil apego de nuestra generación al matrimonio es fomentar activamente el amor, la sexualidad, la amistad y la diversión en la vejez.
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