Vida Sana
¿Tienes problemas estomacales? No eres el único. Alrededor de 50 millones de estadounidenses ven al médico por enfermedades digestivas cada año, según los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades).
Afortunadamente, no es algo con lo que tengamos que convivir, sostienen los especialistas médicos. “Si bien algunos sistemas del organismo se enlentecen, un incremento de los problemas gastrointestinales no forma necesariamente parte del proceso normal de envejecimiento”, señala David L. Carr-Locke, jefe de enfermedades digestivas del Beth Israel Medical Center, de Nueva York. Es solo que muchas enfermedades que sí afectan el tracto gastrointestinal, como la diabetes, la artritis, la hipertensión, la enfermedad tiroidea y algunos problemas neurológicos como el mal de Parkinson, se desarrollan o se tornan más comunes a medida que envejecemos.
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¿Podría ser cáncer?
Los síntomas del cáncer de colon, como pérdida de peso inexplicable, vómitos, inflamación abdominal crónica y sangre en las heces, se asemejan a muchos problemas estomacales comunes. Si aún no lo has hecho, programa una colonoscopia de referencia. “Las probabilidades de desarrollar cáncer de colon aumentan con la edad, pero si se lo detecta a tiempo, a menudo puede ser curado”, explica Maged Rizk, gastroenterólogo de Cleveland Clinic, de Cleveland.
“Las medicaciones que necesitamos para tratarlos también tienen efectos negativos”, sostiene el gastroenterólogo Brijen J. Shah, profesor auxiliar de Gastroenterología, Geriatría y Medicina Paliativa en el Mount Sinai Hospital. Los antidepresivos, los analgésicos, los medicamentos para el insomnio, la hipertensión, la incontinencia, el asma y las alergias, y hasta los suplementos de calcio y hierro pueden disparar o agravar los problemas digestivos. También tendemos a ser menos activos al envejecer, y el ejercicio es fundamental para mantener los intestinos —y el resto de nosotros— saludables.
Gracias a nuevos tratamientos y decisiones acertadas referidas al estilo de vida, hay muchísimas cosas que puedes hacer para mantener las cosas en movimiento. A continuación, lo que debes saber:
1. Reflujo
Cómo se siente: Acidez, una sensación de ardor que va del estómago y el pecho a la garganta; sabor amargo en la boca o la permanente necesidad de aclarar la garganta; episodios de tos. Si estos síntomas se presentan frecuentemente, podrías tener la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Qué lo provoca: La válvula que se encuentra entre el esófago y el estómago no funciona correctamente, permitiendo que el contenido ácido estomacal suba al esófago. Los casos más severos pueden dañar la mucosa esofágica, exponiéndote a que desarrolles cáncer de esófago.
La solución: Cambiar lo que comes y cuándo lo comes. Si bien “cada persona es diferente” en cuanto a lo que dispara el reflujo, según Carr-Locke, está perfectamente establecido que el café, el té, el chocolate, las bebidas gaseosas, las comidas picantes, el alcohol, los productos lácteos y el tomate provocan o empeoran el reflujo, y tiene sentido evitar a los peores “enemigos”. Lleva un diario de alimentos para saber qué comiste antes de un brote; elimina esos alimentos de tu dieta por dos semanas, y luego comienza a reincorporarlos gradualmente, para ver cómo reacciona tu organismo. Mientras tanto, si fumas, deja de hacerlo. Ingiere porciones más pequeñas, y nunca te acuestes dentro de las dos horas de haber comido. Eleva la cabecera de tu cama unas 6 a 10 pulgadas (usa tarugos o libros debajo del colchón, o adquiere una almohada de gomaespuma con forma de cuña).
Para alivio a corto plazo, prueba con antiácidos o bloqueadores de histamina H2 como Zantac o Pepcid AC, que bloquean la producción de ácido estomacal. Casos más severos pueden requerir PPI (inhibidores de la bomba de protones) como Nexium, Prilosec y Prevacid, algunos de los cuales pueden ser de venta libre, en tanto otros, solo con prescripción médica. “La actual terapia PPI —que reduce la producción de ácido estomacal— es la mejor que jamás hayamos tenido”, dice Carr-Locke. “Muchos pacientes encuentran que pueden tolerar alimentos que antes no toleraban”. No obstante, ten en cuenta que estos medicamentos pueden tener efectos secundarios serios y que algunos expertos consideran que son utilizados en forma excesiva. Si los síntomas persisten luego de dos semanas, o si vomitas sangre o tienes problemas o dolor al tragar, visita a tu médico.
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Pueden indicar cáncer, COVID-19 u otra enfermedad grave.