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El problema ocasionado por la menopausia que las mujeres no suelen mencionar


Es doloroso y puede arruinar su vida sexual. ¿Acaso un nuevo “Viagra rosa” podría ayudar?


spinner image Mujer preocupada, hombre al fondo
¿Sufre de sequedad vaginal? Hay productos de venta libre que pueden aliviar esos síntomas.
Foto: INSADCO Photography/Alamy

Sofocos, transpiración nocturna, cambios en el temperamento y olvidos son los síntomas menopáusicos de los que las mujeres no tienen ningún problema de hablar con los médicos.

Pero cuando se trata de los tejidos vaginales sensibles y secos, y del dolor durante el acto sexual, no es nada fácil para ellas abordar el tema, según demuestran los estudios realizados.

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Pero esta situación podría cambiar. Hace poco, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) aprobó Osphena, un fármaco que tiene los mismos efectos del estrógeno y al que algunos denominan el “Viagra rosa”, debido a que fortalece los tejidos vaginales y así torna menos doloroso el acto sexual.

Como el medicamento sale al mercado este mes y su fabricante Shionogi lanzó una gran campaña de comercialización, el problema del sexo con dolor está recibiendo, de repente, mucha más atención.

Y ya era hora, afirma Sheryl Kingsberg, jefa de la división Medicina Conductual del University Hospitals Case Medical Center de Cleveland.

En un estudio con más de 3,000 mujeres de entre 45 y 75 años, Kingsberg y sus colegas hallaron que muchas mujeres sufren de dolor vaginal en silencio, en gran medida, porque les da vergüenza tocar el tema. (En aras de la divulgación absoluta de esta problemática, Kingsberg informa que ella y sus colegas recibieron apoyo financiero de la empresa farmacéutica Shionogi, fabricante de Osphena, incluso cuando el medicamento no formaba parte del estudio).

Dicho trastorno se conoce oficialmente como atrofia vaginal, y se refiere al adelgazamiento y debilitamiento de los tejidos vaginales por causa de la reducción de estrógeno después de la menopausia.

Muchos estudios estiman que cerca del 50 % de las mujeres posmenopáusicas experimentarán los síntomas relacionados con la atrofia vaginal, como sequedad, irritación y dolores vaginales durante el acto sexual y problemas para orinar. En algunos casos, los tejidos inflamados pueden infectarse.

Con tantas molestias y dolor, se pensaría que las mujeres buscan con ansias un alivio. Sin embargo, según las investigaciones realizadas, tanto en Estados Unidos como en Europa, no es así, a menudo, las mujeres no informan los síntomas y, consecuentemente, no reciben tratamiento.

“Existe una tremenda falta de comunicación en torno al malestar vaginal”, afirma Kingsberg. Según ella, en las mujeres mayores, el trastorno es “poco diagnosticado y muy poco tratado” a raíz de la falta de comunicación entre los especialistas y sus pacientes posmenopáusicas.

Según el estudio de Kingsberg, publicado en mayo en Journal of Sexual Medicine, casi el 60 % de las mujeres afirmaron que la sequedad y la irritación vaginal habían afectado su placer sexual, pero sólo el 44 % había conversado al respecto con su médico.

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Casi la mitad de las mujeres “esperaban que el proveedor de atención médica tocara el tema”, porque les daba mucha vergüenza traerlo ellas a colación, explicó Kingsberg a AARP.

Pero los médicos demostraron ser incluso peores al momento de hablar sobre tales cuestiones. Un escaso 13 % de las mujeres que participó en el estudio dijo que el médico o enfermero les había hablado sobre los cambios vaginales posmenopáusicos.

En parte, la reticencia de las mujeres puede radicar en que no saben que sus síntomas “son comunes y están directamente vinculados a la menopausia”, comenta Kingsberg. Solo el 24 % de las participantes atribuyeron las molestias a los cambios hormonales propios de la menopausia.

Además, según la investigación, las mujeres no conocen lo suficiente sobre la existencia de los diferentes productos, de venta libre o recetados, con baja dosis de estrógeno que podrían aliviarles los síntomas y prevenir que empeorara dicha atrofia vaginal.

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En el estudio, solo el 11 % de las mujeres empleaba terapias recetadas con productos de bajas dosis de estrógeno, como cremas, píldoras y un aro vaginal que administra una pequeña cantidad de estrógeno directamente a los tejidos afectados. La Dra. Margery Gass, directora ejecutiva de la NAMS (Sociedad Norteamericana de la Menopausia), califica estas terapias de dosis reducidas como “muy efectivas y seguras” para aquella sequedad y molestia que no responda a los lubricantes de venta libre.

Por ejemplo, un estudio publicado en el 2011 sobre las tabletas Vagifem de dosis ultra baja, que fueron aprobadas por la FDA en el 2009, arrojó que las píldoras que se insertan en la vagina proveían suficiente estrógeno para aliviar los síntomas y reparar los cambios en el tejido asociados con la menopausia.

La inserción de las píldoras en la vagina limita que las absorba el resto del organismo, pero, según observó el estudio, no se ha probado su seguridad en mujeres con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos.

Cómo mejorar la lubricación

Son varios los productos que pueden ayudar con la sequedad vaginal.

De venta libre:

  • Lubricantes a base de agua o siliconas, como Astroglide y K-Y Jelly.  (Evite usar lubricantes a base de aceite, como el aceite mineral, el aceite para bebé o la vaselina.)
  • Lubricantes vaginales de uso interno, como Replens y otros.
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De venta con receta:

  • Productos vaginales con baja dosis de estrógeno, como la crema Estrace, la tableta Vagifem y el anillo vaginal Estring.
  • Osphena (ospemifene), medicamento, recientemente aprobado, que tiene los mismos efectos del estrógeno.

El Osphena (ospemifene) no es estrógeno, simplemente actúa como tal en los tejidos vaginales. Sin embargo, el nuevo medicamento tiene una advertencia en el recuadro negro que dice que puede aumentar el riesgo de cáncer de endometrio. Al igual que con la terapia de estrógeno, el fármaco aumenta además el riesgo de accidente cerebrovascular y de trombosis venosa profunda, afirmó la FDA. A las mujeres les preocupa emplear terapias hormonales, incluso localizadas, lo que constituye una razón más por la que tienen que discutir sus opciones con el médico, afirma Kingsberg.

Lo que es más, las mujeres tal vez no se den cuenta de que aplicarse ciertos productos comunes dentro de la vagina no solo no les ayudará a aliviar los síntomas, sino que podría aumentarles mucho más el riesgo de infecciones.

Lo anterior lo confirmó un estudio realizado por University of California de Los Ángeles, publicado en abril, que identificó qué productos vaginales empleaban las mujeres y por qué. Los investigadores hallaron que las mujeres mayores de 50 años eran más propensas que el resto a usar un petrolato, como la vaselina o aceite para bebé en la vagina —a pesar de las advertencias que traen los productos acerca de evitar su uso interno—, por tanto, aumentaban el riesgo de desarrollar infecciones bacteriales o micóticas.

La autora principal de ese estudio, Joelle Brown, profesora adjunta del Departamento de Epidemiología de la Facultad de Salud Pública de UCLA, explicó que las pruebas de laboratorio demostraron que las mujeres que usaban vaselina o aceite para bebé eran dos veces más propensas a contraer infecciones vaginales que las que no los usaban. Usar los productos erróneos puede dañar los tejidos vaginales y rectales, y permitir que ingresen bacterias, advirtió.

Al igual que ocurrió con el estudio de Kingsberg, Brown y sus colegas hallaron que la sequedad vaginal era una queja común entre las mujeres mayores y la razón de que buscaran lubricación efectiva.

Cerca del 75 % de las mujeres de 50 años o más que formaron parte del estudio de UCLA afirmaron que usaron un lubricante vaginal comercial el mes anterior.  Más de la mitad de las participantes del estudio de Kingsberg indicaron que sufrían de sequedad vaginal.

Si bien Brown advierte que no es médica y que no puede dar consejos sobre cuidado de salud a las mujeres, afirma que su investigación llega a una conclusión familiar sobre asegurar la salud vaginal:  “Las mujeres tienen que hablar con sus médicos”.

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