Riñas por asuntos de dinero en la madurez de la vida
Qué hacer si los asuntos económicos de repente comienzan a causar conflicto en tu matrimonio.
In English | A veces son los $500 que uno de ustedes le dio a escondidas a su hija adulta. A veces es: “¡Sorpresa! ¡Pagué por un crucero!”. Sin importar qué es lo que desencadena el conflicto, los desacuerdos sobre las finanzas en la madurez de la vida pueden ser una realidad.
Una encuesta realizada por Harris Interactive reveló que las peleas sobre el dinero de hecho son más frecuentes entre las parejas de mayor edad. Más de un tercio de las parejas de entre 55 y 64 años admitieron que las finanzas causaban peleas con su cónyuge, comparado con solo el 15% de los casados de 18 a 34 años. Parte del problema, según los asesores financieros, es que las personas no planifican lo que sucederá después de la fase de “acumulación” de la vida, y no pueden ponerse de acuerdo sobre cómo gastar su dinero a medida que se acercan a la jubilación. O uno de los cónyuges quizás no esté preparado para la oleada de emociones relacionadas con algo como vender el hogar familiar. A continuación aprenderás cómo resolver tus dilemas más difíciles de dinero... juntos.
Pelea N.º 1: Mi amor, se nos va el dinero (y es tu culpa)
Tú cuidas los centavos y guardas dinero para una vivienda para jubilados, mientras que tu pareja reparte dólares como si fueran caramelos. Por supuesto, es frustrante —y posiblemente alarmante—. Pero según Amanda Clayman, una terapeuta financiera radicada en Nueva York, esto es muy común. “Lo que tiendo a ver es un cónyuge que es más conservador y orientado hacia el futuro y el otro cónyuge que se siente más cómodo gastando”. Cómo ponerse de acuerdo: con honestidad, empatía, y sí, con concesiones mutuas.
Llega al fondo del derroche. Puede parecer que tu pareja está gastando dinero caprichosamente, pero a menudo existe una razón emocional para su despilfarro. Una situación común entre las parejas mayores, según Haleh Moddasser, una contadora pública autorizada y vicepresidenta sénior de Stearns Financial Group, con sede en Carolina del Norte, es esta: “Una persona se ha enfrentado a la mortalidad por una enfermedad grave y no sabe por cuánto tiempo podrá gozar de buena salud. Por eso quiere vivir en el presente. Su pareja, mientras tanto, está pensando, ‘¡yo podría vivir 20 años más que tú y quedarme sin nada!’”. Si tú tiendes a ser conservador, alienta a tu cónyuge a hablar sobre su liberalidad con las finanzas. No digas cosas fuertes como: “¡No puedo creer que gastaste esto!”. En su lugar, prueba un enfoque más delicado, como: “Ayúdame a entender por qué te sientes de esta manera”. A veces, dice Moddasser, descubrirás suposiciones que ha hecho tu pareja sobre su expectativa de vida que podrían no ser realistas.
No te quedes callado. Sé honesto sobre tus preocupaciones acerca de lo que gasta tu pareja y prepárate con estados de cuenta bancarios, cuentas de tarjetas de crédito y recibos. “Frecuentemente, no tenemos las cifras ni la evidencia para decir: ‘Por esto es que me siento así’”, dice Megan Ford, presidenta de la Financial Therapy Association. Mantengan el rumbo programando reuniones mensuales para revisar las finanzas.
Establece un “fondo para darse gustos”. Sigan contribuyendo a su cuenta conjunta para cosas como reparaciones del hogar o comestibles, pero también establezcan cuentas individuales con dinero “gratis” que cada uno puede gastar como mejor le parezca. “La primera vez que probé esto con clientes, la cantidad era $1,500”, dice Warren A. Ward, un planificador financiero certificado de WWA Planning & Investments, con sede en Indiana. “Él compró otro juego de palos de golf; ella se sometió a un procedimiento de corrección visual con láser. Ninguno hubiera aprobado la decisión del otro, pero funcionó. Y sí, todavía están casados”.
Pelea N.º 2: ¿Quién le tiene miedo a un pequeño riesgo?
“Tenemos el segundo mercado alcista más largo de la historia, y por eso muchos han bajado la guardia cuando de invertir se trata”, dice Moddasser. Pero si tú eres quien dice, “¿Por qué no ser más agresivos con nuestros fondos para la jubilación?”, puede que tu cónyuge se preocupe y diga, “Esto podría terminar mal”. Mucho podría depender de la edad: quienes tienen 50 y tantos años quizás tengan tiempo para recuperar las pérdidas potenciales; los de 70 y tantos años no lo tienen.
Confronta el pasado. Sentirse cómodo con el riesgo, al igual que la manera en la que percibimos y manejamos las finanzas, es algo que a menudo está muy arraigado. “Hay un estudio que muestra que establecemos nuestros patrones personales de dinero inmodificables ya a los nueve años”, dice Kitty Bressington, una planificadora financiera certificada de Linden Financial Consultants, con sede en Nueva York. Conversen sobre cómo se manejaban los asuntos monetarios en la familia de tu pareja y en la tuya —cómo ahorraban, gastaban y hablaban sobre el dinero los padres de ambos—. Lo que cada uno de ustedes aprendió a aceptar como normal podría brindar una perspectiva sobre su sentido de seguridad o riesgo.
Define el peor de los casos. Una evaluación “¿Qué pasa si...?” basada en números puede ser muy útil para quienes debaten una estrategia de inversión, dice Moddasser. “Les digo: ‘Imagínense que hay una fuerte caída en el mercado que dura tres años. Si el dinero de ustedes está invertido de manera agresiva, esto es lo que enfrentan. ¿Pueden tolerar eso?’”. Ver esos resultados finales puede ayudarlos a calcular una cantidad de riesgo que ambos pueden permitirse —y tolerar juntos—.
Apuesta... un poco. Pídele a tu asesor financiero que separe una pequeña porción de tu cartera de inversiones, la transfiera a una cuenta separada (más agresiva) y le asegure a tu pareja que el resto del dinero se quedará allí, sin estar expuesto a las fluctuaciones del mercado. “Le digo al tomador de riesgos: ‘Ahí tienes. Trata de anotar un jonrón’”, dice Bressington. “‘Si la inversión crece, es excelente. Pero si lo pierdes todo, terminaste. No puedes regresar a pedir más’”.
Pelea N.º 3: El futuro de los subsidios a la próxima generación
Ustedes ya no declaran a sus hijos como personas a su cargo en la declaración de impuestos, pero es posible que tú y tu cónyuge todavía les den dinero para sus pagos del auto, cuentas de teléfono, alquiler y más. Lo que puede resultar perjudicial para un matrimonio, según los especialistas, es cuando un cónyuge quiere mantener a los hijos en el presupuesto, mientras que el otro quiere que dejen de pedir dinero prestado.
Habla sobre tus metas para la jubilación. Parece un consejo básico. Pero si ustedes están de acuerdo sobre cuáles son sus metas globales de ahorro, es más probable que estén de acuerdo acerca del impacto que tendrá sobre su dinero el pasarle $100 adicionales de vez en cuando a su hijo de 20 y tantos años. “Muy a menudo lo analizamos de una manera corta de miras, como ‘dinero que ingresa’ y ‘dinero que sale’”, dice Michael G. Thomas, un asesor financiero acreditado ubicado en Athens, Georgia. “Pero necesitas pensar cómo, con el pasar del tiempo, esto está impactando la riqueza y la seguridad que tratas de crear”.
Habla con tus seres queridos. Después de que ustedes analicen los números, hablen con sus hijos. Podrías decir: “Esto es lo que estamos gastando para ayudarlos, y este es su impacto sobre nuestra futura jubilación”. O: “Te hemos dado $50,000, así que no te sorprendas cuando tu herencia sea menor que la de tu hermana”. Para los padres a quienes les cuesta trabajo mencionar la realidad, al igual que decir que no, Bressington recomienda que permitan que un profesional sea quien dé las malas noticias. “Me reúno con los hijos en mi oficina y les explico lo que sus padres están intentando lograr financieramente”, explica. “Una vez que lo detallas, por lo general se dan cuenta: ‘Ah, mamá y papá tienen unos gastos grandes’”.
Agrega condiciones. A veces hay una razón válida para dar dinero —tal vez tu hijo se quedó sin trabajo o tu hija necesita mudarse rápido—. “En ese caso, haremos un préstamo estructurado, tal como el banco, que tiene que repagarse a una cuenta separada que establecemos”, dice Bressington. Otra idea, dice Thomas, es establecer un fondo para dar dinero a la familia, como hacen él y su esposa. “Reservamos una cantidad acordada, en términos de lo que podemos dar ese año a los miembros de la familia que necesitan ayuda”, dice. “Si alguien toma dinero de la cuenta, le dejamos saber que si lo devuelve, permite que nosotros podamos seguir ayudando a otros miembros de la familia”. Este sistema establece un límite sobre tus gastos y también crea un fuerte incentivo para que los prestatarios devuelvan el dinero al fondo.
Presenta un frente unido. Si bien es “perfectamente apropiado que un hijo adulto sepa que ustedes tienen puntos de vista distintos” sobre un tema como pagar por una maestría, deben presentar cualquier regalo o préstamo como algo conjunto, dice Clayman. De lo contrario, se arriesgan a que los hagan enfrentarse entre ustedes o perjudiquen su unión. “Cuando uno de ustedes le da dinero a escondidas a un miembro de la familia, causa una triangulación que podría debilitar su matrimonio”, advierte Ford.
Pelea N.º 4: Acelerar la jubilación
Una encuesta reciente de Fidelity Investments descubrió que factores como recreación y pasar más tiempo con la familia a la larga motivan a los empleados a jubilarse. Por supuesto, son buenas metas, pero la decisión de un cónyuge de abandonar la fuerza laboral prematuramente puede causar estrés (“¿Cómo afectará esto nuestros ahorros para la jubilación?”) e incluso resentimiento. Por cierto, otra encuesta de Fidelity reveló que casi dos terceras partes de las parejas que se acercan a la jubilación no están de acuerdo en qué momento cada uno de los cónyuges debería dejar de trabajar.
No hagas nada impulsivo. La jubilación de uno de ustedes los afecta a ambos, por lo cual los dos necesitan participar en el proceso de toma de decisiones. Intenten hablar sobre este asunto mucho antes de que cualquiera de los dos pueda jubilarse, y vuelvan a conversar sobre esto de manera anual (o hasta mensual) para evitar sorpresas.
Profundiza. El significado de la jubilación para cada persona debería ser parte de la conversación. No excluyas a tu pareja al decir: “Lo siento. Eso no es posible”. Pídele que explique por qué quiere jubilarse. Tal vez él se sienta agotado y busque un cambio de ritmo —o quizás ella quiera pasar más tiempo con los nietos mientras todavía tiene energía en abundancia—.
Saca cuentas. Vuelve a analizar tu plan de jubilación. ¿Cómo cambia la situación general si tu pareja abandona la fuerza laboral? ¿Qué sacrificios o cambios en tu estilo de vida pueden hacerse para compensar? Eso no es algo que puedas decidir sin datos reales, así que saca los documentos. Los números contarán la historia: implicaciones de impuestos, beneficios del Seguro Social, pensiones. Una cosa que no puedes medir es lo imprevisible del mercado bursátil —o de la vida en general—. “La jubilación no tiene que ser todo o nada”, dice Ford. “Si tú o tu pareja están nerviosos sobre lo inesperado, piensen en hacer una transición lenta a la jubilación al conseguir un empleo a tiempo parcial”.
Pelea N.º 5: Reduce el tamaño de esto
Para las parejas cuyos hijos se mudaron fuera del hogar, la renuencia a vender lo que probablemente sea su mayor activo está arraigada en las emociones. Es su hogar, el lugar donde crecieron sus hijos, el que está lleno de recuerdos. Por otra parte, hay que pensar en el tiempo y el costo del mantenimiento, y la posibilidad de liberar más dinero del presupuesto al mismo tiempo que encuentras un diseño que se adapta mejor a tus necesidades en el futuro.
Analiza la casa. Si tú eres quien no está dispuesto a mudarse a un lugar más pequeño, no dejes que las emociones te nublen el pensamiento. Analiza tu vivienda de manera detallada y objetiva: puede ser que estés gastando dinero todos los meses en algo que simplemente es demasiado grande para lo que necesitas. “Pasa un par de meses fijándote en cómo usas tu hogar”, sugiere Bressington. ¿Hay habitaciones que nunca usas, como una oficina en el hogar que se ha convertido en un espacio “temporal” de almacenaje? ¿Un comedor que más o menos no sirve para nada? También piensa si la casa es adecuada para los años venideros. ¿Hay una escalera que será difícil de usar? Si es así, un hogar de un solo piso podría ser una mejor opción.
Haz una prueba. Pensar en otro hogar es un ejercicio abstracto con muchas oportunidades para estar en desacuerdo. Visitar un nuevo hogar de un solo piso o condominio puede facilitar el debate sobre los méritos específicos de vivir en otro lugar. Si no han podido llegar a un acuerdo, planeen pasar unas cuantas tardes de sábado viendo distintas opciones, sin ninguna presión de comprar algo de manera inminente. “Envío a parejas a ver viviendas en jornadas de puertas abiertas durante tres meses para que tengan una mejor idea del tipo de hogar y vecindario donde desean vivir. Luego hacemos los cálculos”, dice Bressington.
Sé creativo. “Si no deseas mudarte, puedes reducir tu huella financiera al alquilar una habitación para obtener dinero adicional”, dice Clayman. O alquila tu hogar temporalmente, para ver si de verdad puedes vivir sin él.
Pelea N.º 6: Disminuir los ahorros para la jubilación
La jubilación soñada significa diferentes cosas para personas distintas. Para algunos, podría incluir viajar al extranjero; para otros, es simplemente entretenerse trabajando en el jardín. “Cada uno de ustedes quiere que el otro sea feliz, pero a veces nuestras ideas de cómo pasar nuestros años dorados pueden ser algo instintivo”, dice Moddasser. El truco, dice, es llegar a una solución que satisfaga, por lo menos hasta cierto punto, ambas perspectivas.
Analiza tus sueños... Es importante entender la visión de cada uno, y por qué importa. Eso puede ayudar mucho a desviar cualquier acusación sobre gastos frívolos. “Un hogar para vacaciones podría ser más que solo un lugar para relajarse”, menciona Ford. “Podría ser un lugar para tener invitados y pasar tiempo con el resto de la familia”.
...y luego colócalos en orden de importancia. “Nadie te está diciendo que canceles la Navidad, pero necesitas decidir el orden de prioridad”, dice Jennifer Failla, una planificadora financiera basada en Austin, Texas que se especializa en divorcios. Cada uno debe anotar sus cinco metas principales, en el orden en que desea lograrlas. Quizás descubran algunas cosas en común, lo cual significa que sus imágenes de una jubilación feliz no están tan alejadas como pensaban.
Ajusta tus expectativas. “No puede ser una solución unilateral”, dice Moddasser. “Ambos deben salir ganando, lo que significa que tienes que estar dispuesto a aceptar versiones más simples de lo que ambos quieren. Esto podría ser ir de viaje a Europa en vez de en un crucero por todo el mundo, o comprar una casa en el lago que no sea lujosa. O tal vez necesitas ser creativo. “Frecuentemente, el esposo quiere viajar, mientras que la esposa quiere pasar tiempo con la familia”, dice Ford, quien agrega que viajar con la familia podría ser una solución. Si quieres comprar un hogar para vacaciones pero tu pareja piensa que es un gasto demasiado grande, prueben alquilar un hogar en el Caribe por un mes. Ward y su esposa usan el enfoque “tú, luego yo”: “Permitimos algún gasto discrecional divertido todos los años y nos turnamos decidiendo cómo usar el dinero”.
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