Conoce más a fondo a Annette Bening
La ganadora del premio a la trayectoria artística de Movies for Grownups habla sobre su vida, su familia y su crecimiento continuo.
In English | Es un día húmedo en Londres y los que nos reunimos para vestir, fotografiar o, en mi caso, entrevistar a Annette Bening estamos en un constante cambio entre una placentera brisa y una lluvia continua. Pero aquí viene la actriz nominada cuatro veces al Óscar con su resplandor rubio alborotado mientras sube las escaleras para encontrarnos en la renovada fábrica de fósforos victoriana en donde nos reunimos.
“¡Estoy tan contenta de estar aquí!”, anuncia con una sonrisa. La biografía de Bening dice que mide 5 pies y 8 pulgadas de altura, pero parece más alta, tal vez sea un truco por su hermoso porte o tal vez sea su confianza y naturalidad. En cinco minutos, la actriz de 61 años se recuesta en una silla tapizada con el pie alzado y se ríe de una llamada transatlántica de Warren Beatty, su esposo de casi 30 años. “Tenía que decirme ‘algo rápido’ y me tuvo en el teléfono por 20 minutos”, bromea.
“Creo que todavía nos estamos acostumbrando a la tranquilidad de la casa”, añade Bening, que está lejos de Los Ángeles filmando una nueva versión de Death on the Nile de Agatha Christie. Los hijos de ella y de Beatty, de 82 años, se mudaron fuera del hogar. Quedan solo los dos con Scout, su “cachorro” terranova de 130 libras, desde que Ella, la menor de sus cuatro hijos, se fue a estudiar a Juilliard a principios de este año.
De todo su magnetismo de acero en la pantalla, desde su primer éxito en 1990, The Grifters, hasta su película más reciente, The Report —un drama después del 11 de septiembre en el que interpreta a la senadora Dianne Feinstein—, Bening en persona es sorprendentemente auténtica, sincera y evidentemente emocionada por lo que llama “un sentido creciente de libertad y de tener los pies sobre la tierra que no he sentido antes a este nivel”. En un tiempo en que finalmente Hollywood parece haberse dado cuenta del potencial de las actrices mayores en papeles importantes, Bening es una mujer que está sintiendo el suyo.
Educada en una familia longeva, su abuelo materno vivió hasta los 100 años, Bening se considera en evolución constante. “Cuando eres joven, crees que hay un punto al que llegarás, pero eso es una ilusión”, dice. La verdad, indica, es que cambiamos y crecemos continuamente; en cierta forma, esta parte de su vida se siente como un nuevo comienzo. Tras décadas de trabajar cerca de casa, por sus hijos, Bening aspira a viajar más para ampliar sus fronteras. Ha visto los resultados de esa recién encontrada libertad en sus amigos, dice.
“Muchas mujeres tienen un período de increíble crecimiento después de que sus hijos ya no están con ellas todos los días”. Todavía está por verse cómo se manifestarán esa libertad y ese crecimiento en la pantalla para Bening, pero solo pueden realzar una extraordinaria carrera que incluye Bugsy, una película de pandillas en 1991 (en donde conoció a Beatty) y The Kids Are Alright, un drama doméstico del 2010, que inspiró al New York Times a describir su actuación como “casi perfecta”.
Bening es notoriamente cautelosa sobre su vida privada, por lo que me toma desprevenida cuando me comenta espontáneamente sobre un intercambio de mensajes de texto que acaba de tener con Stephen, su hijo mayor, sobre una novela que le dio recientemente llamada Little Fish. Es la historia de una joven transgénero que descubre que su devoto abuelo menonita pudo haber también sido transgénero. Stephen Ira, escritor de 27 años, nació como Kathlyn Elizabeth y comenzó a identificarse como transgénero a los 14 años. Al hablar en público sobre la transición de su hijo, algo que no hace con mucha frecuencia, Bening dice “ha logrado algo que es muy difícil con gran estilo e inteligencia. Es una persona elocuente y considerada, y estoy muy, muy orgullosa de él”.
Bening se ha dado cuenta de que ser padre en esta etapa se trata menos de retener y más de dejar ir. “Cuando era joven, había una parte de mí que pensaba que podía evitar que mis hijos sufrieran, lo que por supuesto era ridículo”, indica. “Deben superar sus problemas”. La buena noticia es que sus hijos, de 19 a 27 años, están bien, dice Bening. “Ahora son personas auténticas”.
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Y de este modo, sus hijos recientemente ayudaron a guiarla a una de las oportunidades más modernas que Hollywood le ofrece a un grupo élite de actrices mayores: un papel en una película de acción taquillera. Bening se sorprendió incluso a ella misma cuando se puso un enterizo metálico ajustado para interpretar a un androide inteligente en Captain Marvel, una película de superhéroes de la pasada primavera. “Mis hijos tuvieron que explicarme el personaje”, acepta.
Aunque interpretar ese papel fue divertido, le atraen más las películas que se dirigen a una audiencia madura. “Oímos hablar tanto de que Hollywood solo se concentra en la juventud, pero, también estamos aquí, ¿cierto?, dice. “Buscamos películas que sean estimulantes, provocativas, inteligentes, y que no exploten de ninguna forma”. Las películas favoritas de su carrera no necesariamente han sido las más exitosas, añade. Han sido las que han representado un reto para ella, las que la han conmovido y que han tenido la posibilidad de conmover a otras personas.
“Cuando haces películas, quieres tener un efecto en las personas, no solo entretenerlas”, explica. Algunas veces algún extraño en una tienda o un restaurante agarra a Bening del brazo y le dice cuánto significó ver una versión de la historia más importante de su propia vida en la pantalla. Esto le sucedió cuando interpretó a una actriz mayor con un amante joven en Film Stars Don´t Die in Liverpool y también cuando interpretó a una madre biológica que se reunió con el hijo que dio en adopción en Mother and Child.
“Es genial cuando una persona se identifica con una película”, dice simplemente la actriz. “Esos momentos se quedan conmigo”.
Bening detrás de escenas
“Lo que distingue a Annette es su capacidad de desaparecer completamente en un papel. No es fácil hacer eso, dado lo brillante, interesante y trascendental que es como mujer. Disfruté cada escena que grabé con ella”.
¿Qué se siente trabajar con ella?
“Annette es definitivamente una profesional. Es alguien que nunca vacila. Sus ensayos son tan buenos como sus escenas. Y no hay nadie mejor para mantenerte alerta”.
“La forma en que se desenvuelve, su gracia y su dignidad, el modo en que controla el lenguaje y las maneras en que opera con integridad fuera de la vida del cine; es la Hepburn de nuestra generación”.