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'The Amazing Spider-Man 2', el regreso del Hombre Araña

Peter Parker enfrenta a enemigos y problemas domésticos en nuevo capítulo de la serie.

Director: Marc Webb     
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci, Jeff Pinkner y James Vanderbilt (basados en el cómic de Stan Lee y Steve Ditko)
Elenco: Andrew Garfield (Spider-Man / Peter Parker), Emma Stone (Gwen Stacy), Jamie Foxx (Electro/Max Dillon), Dane DeHaan (Green Goblin / Harry Osborn), Colm Feore (Donald Menken), Felicity Jones (Felicia Hardy), Paul Giamatti (Aleksei Sytsevich), Sally Field (la tía May), Embeth Davidtz (Mary Parker), Campbell Scott (Richard Parker) y Marton Csokas (Dr. Ashley Kafka)
Duración: 142 minutos

Como el mismo Hombre Araña columpiándose por los edificios de Nueva York, una película de este estilo necesita equilibrio; uno que a veces pierde The Amazing Spider-Man 2 al tratar de balancear lo caricaturesco con lo melodramático. Esto puede ser simplemente el reflejo de los más de cinco escritores involucrados en su guión, pero una apuesta más segura sería decir que la inclusión de demasiados elementos responde al imperativo comercial de complacer a todos. Y de no ser porque el peso de esta misión le quita agilidad y le añade un metraje innecesario, The Amazing Spider-Man 2 finalmente sí acaba complaciendo a su —evidente— doble audiencia: el infantil (en lo caricaturesco) y el adulto, aclimatado ya a héroes oscuros como el Batman de Christopher Nolan. La decisión de no inclinarse mucho por una tendencia u otra termina creando el problema de que solo puedes complacer un poco a muchos y no mucho a unos cuantos. 

Andrew Garfield como el hombre araña en una escena de 'The Amazing Spider-Man 2'.

Cortesía Sony Pictures

Andrew Garfield como el hombre araña en una escena de 'The Amazing Spider-Man 2'.

Cuando lo vemos por primera vez, el Peter Parker de esta secuela demuestra estar mucho más a gusto con su personalidad de Spider-Man. Parker lucha contra la criminalidad en Nueva York y se da tiempo para continuar su romance con Gwen Stacy. Sin embargo, la sombra de la promesa que le hizo al padre de la muchacha al final de The Amazing Spider-Man (dir., Marc Webb, 2012), lo obliga a concluir su relación. Un personaje del pasado viene a aliviar la pena de Parker por su renuncia (temporal, hay que decirlo) a Gwen. Harry Osborn regresa para hacerse cargo de Oscorp, la empresa creada por su padre. El gusto le dura poco a Parker puesto que Harry, desesperado por vencer la misma enfermedad que mató a su padre, termina por antagonizar a Spider-Man.

Al mismo tiempo, Parker tiene que lidiar con asuntos domésticos que van desde el lavado de su ropa hasta su relación con la tía May, y el enigma de la desaparición de sus padres. Es decir, hay de todo para todos y le toma al director Marc Webb dos horas y 22 minutos atar — muy someramente — todos los hilos narrativos. Hay que decir, sin embargo, que fuera de cierta cursilería, las escenas románticas entre Parker y Stacy son creíbles y bien logradas, más que nada por la calidad de ambos intérpretes. Garfield tiene un peso actoral que sirve para contrarrestar los toques de comedia “de pastelazo” en el que a veces cae su personaje.

Tal vez una escena sirva para ilustrar tanto el dilema que enfrenta el personaje de Spider-Man como la película misma. Casi al final, agobiado por el dolor de una pérdida, Peter Parker abre el closet donde ha guardado el disfraz y pondera si debe volver a portarlo. Andrew Garfield sostiene en sus manos la máscara y —salvando las proporciones— reflexiona como Hamlet con la calavera de Yorick, si debe o no seguir siendo Spider-Man. La alusión puede parecer pretensiosa y fuera de lugar, pero hay varios elementos en la película que apuntan a una dimensión más profunda. En especial el personaje del villano Electro como un ser marginado que se siente ignorado y perdido en el anonimato de la gran ciudad y tiene como “razón de ser” la aspiración de ser reconocido. Su maldad surge de la frustración de saberse “invisible” en la gran metrópolis; su fuerza proviene de la ira y frustración. Este, como otros elementos aislados, rescatan a The Amazing Spider-Man 2 de su propia misión comercial.  

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