Las aventuras de Blu y Jewel continúan en 'Rio 2'
La familia de guacamayos se traslada de Rio de Janeiro a la selva amazónica.
Directores: Carlos Saldanha
Guión: Carlos Saldanha, Don Rhymer, Carlos Kotkin, Jenny Bicks y Yoni Brenner
Elenco (Voces de): Jesse Eisenberg (Blu), Leslie Mann (Linda), Rodrigo Santoro (Tulio), Anne Hathaway (Jewel), Jemaine Clement (Nigel), Jake T. Austin (Fernando), George Lopez (Rafael), Tracy Morgan (Luis), Will i Am (Pedro), Jamie Foxx (Nico), Pierce Gagnon (Tiago), Amandla Stenberg (Bea), Rachel Crow (Carla), Andy García (Eduardo), Bruno Mars (Roberto), Rita Moreno (Mimí), Miguel Ferrer (Big Boss), Kristin Chenoweth (Gabi) y John Leguizamo (Felipe)
Música: John Powell
Duración: 101 minutos
En Rio 2, el domesticado y pusilánime guacamayo azul, Blu, tendrá que probar no solo las alas que apenas había aprendido a usar en la película original, sino su temple para sobrevivir en la selva amazónica. La secuela elabora mejor algunos de los aciertos de la exitosa Rio (Dir. Carlos Saldanha, 2011), pero también insiste en repetir sus mismas fallas. Si lo más atractivo de la historia era la atracción entre opuestos (el tímido Blu vs la indómita Jewel, recién salida del Amazonas), Rio 2 aprovecha para hacer más evidente la ineptitud de Blu al ubicar la trama en plena selva. Lo que repite Rio 2 —que ya sobraba en la original— es la insistencia en plagar la cinta de personajes y tramas secundarios.
Blu y Jewel viven en Rio de Janeiro con sus tres hijos. Sin embargo, las condiciones de comodidad a las que estaba habituado Blu cuando vivía con Linda en Minnesota, no han cambiado mucho. La familia de guacamayos vive en una reserva ecológica, protegida. Viendo la televisión un día, la pareja descubre que Linda y Tulio están en Brasil en una misión en el Amazonas. Jewel convence a Blu de que viajen a la selva para buscarlos y para que sus hijos conozcan la vida salvaje a la que realmente pertenecen. Blu acepta a regañadientes pues sabe las incomodidades que les esperan.
La premisa da lugar a las mejores situaciones al contrastar el pusilánime y cauteloso carácter urbano de Blu con el rigor de la vida salvaje. Por ejemplo, Blu insiste en empacar papel de baño y repelente contra mosquitos ante la exasperada reacción de Jewel. Además, da lugar para introducir a dos nuevos personajes: Eduardo (Andy García), el padre de Jewel, y Roberto (Bruno Mars), un antiguo pretendiente. Eduardo, el vigoroso líder de la tribu de guacamayos, desaprueba inmediatamente los modales exquisitos de su yerno, así que se empeña en “aclimatarlo” a los rigores de la selva. Roberto es un arrogante galán de cabello (o plumaje) relamido que no pierde oportunidad para exhibir la ineptitud de Blu para la vida al aire libre.
Estos elementos daban suficiente material para crear una convincente comedia romántica. Desafortunadamente, Rio 2 opta por sobrecargar la historia llenando los requisitos de la fórmula más trillada en dibujos animados. A saber, una banda sonora con “toques” locales (una rara y nada memorable mezcla de pop con samba de John Powell), personajes de “alivio” cómico y villanos torpes. Los números musicales (que también son de rigor), merecen mención aparte dado que incluyen verdaderos interpretes brasileños como Carlinhos Brown, Barbatuques y Milton Nascimento.
Por otra parte, mientras que Rio 2 triunfa al acentuar las características entrañables del cerebral Blu, reduce a Jewel al rol de una esposa y madre convencional. El resto de los personajes son los mismos de la Rio original con la excepción de un villano “humano” que, siguiendo el mensaje ecológico de rigor, se dedica a la tala ilegal de árboles en el Amazonas.
Si hacemos a un lado las posibilidades perdidas de Rio 2, esta resulta una entretenida cinta sin grandes pretensiones, para niños. Si no por otra cosa, vale la pena disfrutar de la animación a cargo de los estudios Blue Sky y 20th Century Fox. Los responsables de la también exitosa Ice Age tal vez no alcancen los niveles de excelencia de Pixar o Dreamworks, pero crean imágenes únicas en su estilo. Por un lado, grandes tomas aéreas de Rio de Janeiro y del Cristo Redentor; y por el otro, meticulosos planos cerrados con absoluta nitidez del plumaje y movimiento de las aves. Si bien solo por eso, Rio 2 vale la pena el viaje.