Héctor y Willie: 10 discos fundamentales

Cosa Nuestra (1969)

Maravillosa portada, teñida de humor negro y jugando con el arquetipo de los muchachos malos y la mafia italiana. Abre con “Che che colé”, adaptando una canción infantil de Ghana y marcando un estilo diferente de fusión tropical. “Juana Peña” es una infartante salsa neoyorquina con trombones a todo volumen. “Era bonita pero traidora”, un coro que resuena hasta el día de hoy en las pistas de baile.

La Gran Fuga (1970)

Colón posa como presidiario en la polémica portada diseñada por el brillante Izzy Sanabria, mientras Héctor le canta un enternecedor tributo a los refranes de su “Abuelita”. Ambos músicos demuestran su absoluto dominio de los formatos afrocaribeños en la suntuosa “Panameña”. Termina con la comicidad pura de “Canción para mi suegra”.

Asalto Navideño (1971)

El disco navideño por excelencia de la música tropical. Aquí está “La murga”, éxito inmortal en toda Latinoamérica, pero también otros contagiosos temas como “Vive tu vida contento” y la voz emocionada de Héctor en “Canto a Borinquen”. Esencial la contribución de Yomo Toro en el cuatro.

Lo Mato (1973)

“Lo mato si no compra este LP” es el título completo, y la amenaza tiene sentido. Clásico absoluto de la salsa, incluye momentos definitivos como “Calle luna calle sol” y la pegajosa tristeza de “El día de suerte”. “Todo tiene su final”, como dice la canción, y la dupla de Willie y Héctor se retira de los escenarios en su momento culminante de creatividad.

La Voz (1975)

Devastador debut solista de Lavoe, bajo la supervisión artística de Colón, y con un tema de carácter religioso —“El todopoderoso”— que estruja corazones. Héctor muestra su talento como bolerista en “Emborráchame de amor”, le canta a su amada Puerto Rico en “Paraíso de dulzura” y celebra su romance con sus admiradores en “Mi gente”, composición de Johnny Pacheco y tema de referencia para la Fania All-Stars.

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The Good, The Bad And The Ugly (1976)

Un disco atmosférico, más melancólico que los anteriores, marcando la precisa transición entre el trabajo de Willie con Héctor (“Doña Toña”) y su posterior dupla con Rubén Blades (“El cazangero”). “MC2 (Theme Realidades)” es un instrumental de funk americano, mientras que “Cua cua ra, cua cua” encuentra a Willie cantando como solista al compás de un delicado ritmo brasileño.

De Ti Depende (1976)

El primero de los dos LPs más profundos en la carrera de Lavoe. Gracias a Willie, incursiona en la salsa sinfónica con el agregado de un cuarteto de cuerdas en el sublime “Periódico de ayer”. La orquesta respira a sus anchas, con temas de seis o siete minutos y la voz de Héctor alcanza su total madurez. Todo perfecto y refinado, con las texturas de un vino añejo.

Comedia (1978)

Quizás la obra maestra, aunque nomás sea por la inclusión de “El cantante”, tema de la autoría de Rubén Blades, producido por Willie e interpretado con impactante tristeza por Héctor. Cuenta la historia del cantante tropical, aclamado por las multitudes pero acosado por la soledad. “Bandolera” brilla gracias a un espectacular solo de piano de Gilberto Colón. Un disco de sorpresas y desencuentros.

Fantasmas (1981)

Difícil elegir solamente uno de los muchos grandes discos solistas de Willie. Fantasmas se destaca por la búsqueda —casi bohemia— de un nuevo lenguaje musical, más cerca del pop orquestal que de la furia afrocaribeña. Una alternativa elegante a la salsa romántica que pronto dominaría las ondas radiales del momento. La versión en español de “Oh que será” de Chico Buarque reafirma a Brasil como eterna fuente de inspiración para Willie en su aspecto de productor.

Vigilante (1983)

“Ella va, triste y vacía”, canta Héctor, y la esperada reunión con Willie cobra todavía más fuerza con el carácter trágico de las letras y sus cuatro extensos temas, transportando a la salsa a un nivel creativo que era impensable una década atrás. Héctor menciona al Pedro Navaja de Rubén Blades en “Juanito Alimaña”, ácida narrativa callejera de un criminal incorregible. Una despedida triste pero contundente.

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