Lo que aprendí del amor en un ‘reality show’
'Married at First Sight' me enseñó a reconsiderar las relaciones.
In English | Si detestas la idea de un "reality show" en el que las personas se casan literalmente la primera vez que se conocen, primero escúchame.
Cuando uno de los productores del "reality show" Married at First Sight (Matrimonio a primera vista) de la cadena A&E me llamó hace dos años y me preguntó si me gustaría participar en el programa como uno de los expertos en relaciones, mi reacción fue reirme.
¿Quién estaría de acuerdo con algo como esto, ya sea como experto o invitado?, me pregunté. Esto es Estados Unidos, un lugar donde los matrimonios concertados no son una costumbre establecida.
Pero luego me senté a ver el programa. Married at First Sight es un programa originalmente danés (con el mismo nombre) que utiliza la ciencia clínica y del comportamiento para emparejar a extraños —y lograr que se mantengan unidos—.
Ciertamente esta es una premisa descabellada.
Pero según se desarrollaban los episodios, me di cuenta de que esta estrategia de verdad les puede ofrecer una oportunidad real de lograr una relación duradera a aquellas personas que no han tenido éxito por sí solas.
Así que acepté.
Lo que no pude haber predicho es cuánto aprendería acerca del matrimonio durante mi participación como experta en el programa. Llevo 40 años investigando y enseñando sobre la sociología de las relaciones íntimas, pero ver cómo estas personas se conocen en el altar y luchan por lograr que sus relaciones preestablecidas sean satisfactorias y duraderas ha sido una revelación. Déjame contarte acerca de mis cuatro suposiciones que quedaron derrotadas:
1. Por entender que las parejas jóvenes serían muy inmaduras como para aguantar la presión de conocer a un "cónyuge instantáneo", pensaba que no debíamos emparejar a personas que tenían poco más de veinte años. Me equivoqué, ¡y de qué manera!
Por ejemplo, en la primera temporada del programa tuve mis dudas acerca de emparejar a Jason y a Courtney, ambos en sus veinte, porque sabía que existía investigación sociológica que demostraba que las parejas jóvenes suelen ser más inestables. ("Mientras más edad tenga la persona, mayor será la estabilidad conyugal", explicó el sociólogo pionero Gary Becker en 1977).
Pero mis compañeros panelistas de Married at First Sight insistieron —y tenían razón—. Jason y Courtney demostraron tener una gran fuerza: él era comprensivo, paciente y comunicativo, mientras que para mi sorpresa, ella demostró ser cariñosa, complaciente y honesta, además de servir de gran apoyo. Tuve que llegar a la conclusión de que la perspicacia y la bondad triunfan sobre la edad —o la falta de edad—.
2. Tenía un concepto errado de que las personas solteras en sus 30 ya estarían exhaustas y por consiguiente entendía que no debíamos emparejarlas. ¡Te volviste a equivocar, Pepper!
Una investigación nueva de la profesora en economía de University of Illinois, Evelyn Lehrer, confirma que este sector demográfico tiene buenas probabilidades de éxito en el matrimonio. "Para las mujeres que se casan por primera vez a una edad más madura", escribe Lehrer, "los efectos estabilizadores relacionados con el matrimonio cuando se tiene más edad y niveles más altos de logros educativos vencen los factores de riesgo por un margen más amplio. El retrasar el matrimonio presenta retos reales para la pareja, pero las uniones que establecen tienden a ser más estables porque las parejas suelen tener niveles más altos de capital humano y madurez".
Por supuesto, los hallazgos de Lehrer nacen de las acciones de Doug y Jamie, una pareja en sus treinta que demostró que mis suposiciones no tenían fundamento. A pesar de que Jamie viene de una familia disfuncional, la madurez innata de esta pareja permitió que trabajaran con sus problemas personales. (¿Acaso no es esto éxito profesional? Al final de la primera temporada, Jamie y Doug ya habían conseguido su propio programa).
3. ¿Tomarán en serio la institución del matrimonio los participantes de Married at First Sight? Consciente del informe de tendencias del Pew Research Center (en inglés) que demuestra que el 44% de las personas entre 18 y 29 años perciben el matrimonio como obsoleto, me preocupaba que este fuera el caso. Una vez más —que suene la chicharra— me volví a equivocar.
Muchas de las parejas que accedieron a participar en el programa revelaron que no hubieran pasado de la primera cita si para lo único que se estaban arriesgando era para tener una segunda cita. Sin embargo, ahora que estaban legalmente casados ponían mayor esfuerzo en lograr que la relación funcionara. Respetaban la institución del matrimonio; no querían divorciarse; se mantuvieron juntos y trabajaron duro para lograrlo.
Por ejemplo, Doug le mintió a Jamie acerca de haber dejado de fumar. Cuando ella se enteró de su recaida —y de la mentira que se inventó para encubrirlo— Jamie estaba furiosa. "Siempre pensé que mentir sería algo que no aguantaría en mi relación", reflexionó. "Si hubiéramos estado saliendo solamente, ¡ahí hubiéramos terminado!" Pero como estaban recién casados, ella aguantó y pudieron resolverlo.
4. Pensé que sería difícil encontrar participantes. Estaba equivocada —muy, muy equivocada—.
Para las personas en sus 20 y 30, salir a citas es mucho más retante de lo que pensaba. Cuando comenzó la filmación de la tercera temporada de Married at First Sight en julio de 2015 teníamos sobre 20,000 participantes nuevos. Desalentados por el panorama moderno de salir a citas, estas personas buscaban desesperadamente la ayuda experta del panel del programa —un sociólogo, un psicólogo, un capellán y un sexólogo—.
Durante el programa y hasta después, muchas de estas personas jóvenes (y mayores) dependían de nuestro apoyo y consejería. Nos abrieron sus corazones. Y aunque considero eso como una gran responsabilidad, también desearía que cada pareja tuviera el privilegio de tener un equipo de expertos que los ayudaran con su relación.
Quizás eso es lo más útil que me ha enseñado este "reality show" acerca de cómo hacer que funcione un matrimonio: cuando encuentres dificultades de cualquier tipo —ya sea sobre intimidad o un sentimiento acerca del cual ya no suelen estár tan en sincronía como antes— no dejes de consultarlo con un experto. Con suerte, las destrezas que aprendan no solo durarán una temporada sino una vida entera.
La experta de AARP en amor y relaciones Pepper Schwartz escribe acerca de la sexualidad para aarp.org.
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