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10 formas de controlar el enojo hacia un nieto que se comporta mal

Ante rabietas o faltas de respeto, es la responsabilidad del adulto mantener la compostura y la calma.


spinner image un niño con una rabieta en un carrito de compras
Getty Images

Sally Tannen iba caminando con su pequeño nieto cuando algo hizo que el niño tuviera lo que ella llama un “pequeño berrinche”: comenzó a llorar, se alejó corriendo y luego se negó a moverse.

Tannen, de 68 años, tiene seis nietos (que pronto serán siete) de 3 años para arriba, y es directora retirada del 92NY Lipschultz Parenting Center en la sede de la YMCA de la calle 92 en Manhattan. Fue educadora de la infancia temprana y ahora dirige los talleres para abuelos de la YMCA en forma remota desde su hogar en Vermont. Es decir, sabe bastante sobre el tema.  

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Pero incluso ella se sintió frustrada. Tratando de evitar esa frustración y enojo, primero intentó hablar con el niño, que en ese momento tenía dos años. Cuando eso no dio resultado, pasó a la distracción: se puso a jugar con unas ramas y a hablar en forma casual. El niño siguió resistiéndose a interactuar o a cambiar de actitud. “Dejó de llorar, pero no se movía”, dice Tannen. “Y pesaba demasiado para que yo lo llevara en brazos hasta mi casa”. 

Afortunadamente, antes de que ella perdiera la calma llegó el relevo, lo que les dio a ambos una salida decorosa. “Vino mi esposo y básicamente se hizo cargo”, cuenta. En vez de tomarlo como una derrota, Tannen se sintió agradecida por la llegada de una persona nueva que transformó la dinámica. Su nieto siguió a su abuelo hasta la casa. La crisis estaba resuelta. 

Si tienes nietos, es probable que este escenario te resulte familiar. A veces los nietos, pequeños o adolescentes, son difíciles, se enojan o se olvidan de los buenos modales. Y a veces a los abuelos se les agota la paciencia, la energía o el tiempo. Y las cosas pueden ponerse delicadas.

Entonces, ¿qué debe hacer un abuelo cuando se siente frustrado o enojado con un nieto, especialmente si no es el guardián legal y no quiere crear problemas con los padres, que tal vez tengan estándares diferentes de comportamiento y disciplina?  

Intenta calmarte

Para comenzar, respira, dice ​Shirley Showalter, de 75 años, coautora de The Mindful Grandparent: The Art of Loving Our Children’s Children, un libro basado en lo que ella y la otra autora, Marilyn McEntyre, de 74 años, han aprendido sobre ser abuelas. Respirar profundamente o hacer una pausa antes de reaccionar es un truco simple que Showalter, quien vive cerca de Lancaster, Pensilvania, aprendió de su nieta. 

“Trato de hacer lo que sus padres han intentado enseñarle a ella cuando está enfadada: respirar hondo y hacer una pausa, ver si mi corazón está acelerado o si he levantado la voz, tratar de darme cuenta de eso y hacer un esfuerzo consciente para calmarme a fin de poder calmarla a ella”, dice Showalter. 

El modo en que controlas la frustración con los nietos puede depender de la frecuencia con que los ves y de cuánta responsabilidad tienes con respecto a ellos, especialmente cuando los padres no están cerca. Tannen dice que a los cuidadores que se ocupan de los nietos tres días a la semana o que llevan regularmente a los nietos adolescentes a sus prácticas de deporte después de la escuela, por ejemplo, les resulta más fácil establecer autoridad que a quienes solo ven a sus nietos en ocasiones especiales o durante las vacaciones.  

“Si los ves todo el tiempo, tienes más oportunidades de establecer tus reglas y tus expectativas”, dice Tannen. “Puedes establecer rutinas... y los niños necesitan rutinas”. 

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Algo más que debes recordar: las relaciones con tus nietos generalmente dependen de tu relación con sus padres. Ellos son quienes controlan el acceso, dice Tannen, y los abuelos deben maniobrar alrededor de sus reglas, ya se trate del consumo de golosinas dulces en los niños de edad preescolar o de desviar un comentario condescendiente o desafiante de un preadolescente.  

Fija expectativas y reglas claras

Ese es solo uno de los motivos para hablar con los padres sobre lo que McEntyre —quien tiene nueve nietos, es profesora de Humanidades y maestra de Redacción y reside en Sacramento, California— llama una metaconversación, una charla de amplio alcance sobre las expectativas, las reglas y la disciplina que los padres tienen para sus hijos. ​​ 

No obstante, agrega, los abuelos tienen derecho a establecer sus propias reglas, que pueden diferir de las que los nietos tienen en su casa. 

“Los niños necesitan reconocer que aun si no todos los adultos hacen las cosas de la misma manera, todos los adultos que los aman comparten un sano sentimiento de solidaridad que dice: ‘Todos nosotros te queremos y te cuidamos. Lo hacemos en formas algo diferentes, y tú no puedes hacer que nos enfrentemos entre nosotros’”, dice McEntyre.  

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Se trata de establecer límites claros y de dar un buen ejemplo, dice Ted Page, de 63 años, ejecutivo de mercadeo en Lexington, Massachusetts, quien publica el blog Good Grandpa. Su objetivo es ayudar a los abuelos y establecerlos como modelos amorosos y sabios, en vez de personajes chistosos o salidos de la película Bad Grandpa. 

“Ellos se fijan en nosotros para saber cómo comportarse”, dice Page. Y describe a sus cuatro nietos, de entre 2 y 8 años, como “rodeados de amor” y cómodos con los límites. Se enorgullece de haber superado el mal carácter que tenía cuando era más joven. 

Entre otras estrategias, ahora medita a diario. Si los abuelos son “personas malhumoradas, que pierden el control con facilidad”, eso es un mal ejemplo de cómo deberían enfrentar la frustración o el enojo los niños, dice. 

Los adolescentes pueden ser especialmente problemáticos porque están encerrados en su propio universo, dice Donna Butts, directora ejecutiva de Generations United en Washington D.C., una organización que promueve programas y políticas que conectan las generaciones. ¿Estás tratando de tener una conversación con un adolescente que parece lacónico o incluso huraño? Sé paciente. Intenta unas cuantas veces. Y evita las preguntas de sí o no, dice.  

​“Si estás comenzando a hablar con tu nieto, asegúrate de hacer preguntas abiertas. No hagas preguntas de sí o no porque solo te responderá ‘sí’ o ‘no’”, explica. 

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¿Quieres más técnicas para desviar o evitar el enfrentamiento con un nieto? Estos son 10 consejos de estos expertos: 

1. Crea distracción y enfría la situación. McEntyre llama a esto “salir del marco”. Cuando una situación sube de tono, ella sugiere dar una vuelta a la manzana, jugar a la búsqueda del tesoro o tomar un refrigerio. Haz una pregunta inesperada. Llama a otra persona para que ayude. Reduce el ritmo. Showalter sugiere una técnica de conciencia plena, como preguntar “¿cuánto puedes demorar en comer esta uva pasa?”. Ese podría ser un juego para un niño pequeño o un desafío para un adolescente.  


​​2. Explica lo que sientes. Diles a los niños cómo te hace sentir su comportamiento, aconseja McEntyre. En respuesta a un comentario cortante, podrías preguntar: “¿Dices eso porque quieres que me sienta mal?”. La idea de que algo podría lastimarte es información importante para los nietos de todas las edades, dice. 

3. Ofrece otra perspectiva. Los adolescentes piensan que el mundo gira a su alrededor, dice Butts: “Lleva algo de tiempo que entiendan el concepto de que hay algo más allá de ellos y de su propia vida”. Ella sugiere buscar una actividad conjunta que les muestre algo del mundo, como hacer trabajo voluntario en un comedor comunitario o descubrir algún lugar que esté fuera de su zona de confort.  

4. Ponles nombre a los sentimientos. Es posible que los niños y los adolescentes no tengan el vocabulario necesario para identificar lo que sienten. Bríndales las palabras, dice McEntyre. Por ejemplo, puedes decir: “Bueno, veo que estás enojado. ¿Estás frustrado? ¿También te sientes triste? ¿Estás cansado?”. Esto les da la oportunidad de interesarse en lo que sienten en vez de solo experimentar el sentimiento abrumador, dice. ​

5. Lleva el respeto a otro nivel. Con los niños pequeños, McEntyre sugiere ponerse al nivel de la vista de ellos. “Creo que eso es parte de respetarlos”, dice. “De otra manera, es como hablarles desde un nivel superior”. Considera decir algo directo, pero que no resulte agresivo, como por ejemplo: “Tenemos que parar ahora mismo y hablar sobre esto”, sugiere McEntyre.  

6. Enséñales a disentir con respeto. Page dice que él trata de enseñarles a sus nietos y darles el ejemplo de cómo estar en desacuerdo con alguien sin perderle el respeto. “El hecho de que alguien no esté de acuerdo contigo no lo convierte en una mala persona”, dice. 

7. Replantéate tus expectativas. Prepárate para el éxito. Conoce tus propios niveles de tolerancia. Si los modales de tus nietos te vuelven loco en un restaurante, no los lleves a comer fuera. Si sales con ellos, lleva libros, crayones, una tableta digital, lo que pueda servir de distracción durante los momentos en que anticipas que tendrán conductas inmaduras. “Son los adultos quienes tienen que ser maduros en ese aspecto”, dice Tannen.  

8. Haz una pausa. A veces es mejor alejarse. McEntyre sugiere que hay momentos en los que es apropiado decir: “No me gusta estar contigo cuando te comportas de esta manera, y creo que es hora de llamar a tu mamá para que te vayas a casa”. O enviar a los niños a otra habitación de la casa, o simplemente irte a tu cuarto y cerrar la puerta. 

9. Haz los preparativos necesarios. Prepara a los niños, en especial a los niños pequeños, antes de una actividad, particularmente si las cosas fueron difíciles en alguna ocasión anterior. Antes de la caminata siguiente, Tannen le recordó a su nieto cómo serían las cosas: “¿Recuerdas cuando estabas afuera y no me hiciste caso cuando te pedí que te detuvieras? Esta vez no vamos a hacer lo mismo, ¿verdad?”. Él asintió y las cosas salieron mucho mejor. ​ 

10. No seas demasiado exigente contigo mismo. A Showalter le gusta citar una frase de “The Wild Geese”, un poema de Mary Oliver: “No tienes que ser bueno”. Los abuelos van a cometer errores, del mismo modo que los cometieron como padres, dice. “Está bien reconocer que podemos enojarnos y sentir frustración y que somos seres humanos normales, y entonces nuestros hijos, nuestros nietos, harán lo mismo”, dice. ​

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