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Toma control de tu futuro financiero con estas 4 reglas

Nuevas perspectivas sobre la riqueza y cómo financiar tu jubilación.


spinner image Ilustración de una alcancía de cerdito boca arriba de donde caen monedas.
DAN SAELINGER

Cuando se trata de dinero y jubilación, tenemos las mejores intenciones. Lo que a muchos nos falta, sin embargo, es una gran habilidad o experiencia en la administración de dinero. Así que nos aferramos a ideas sobre cómo apuntalar nuestra seguridad en la jubilación, ideas que hemos leído, escuchado o que tal vez se arraigaron en nosotros en nuestra juventud. Y luego implementamos esas ideas lo mejor que podemos.

Pero, ¿qué pasa si esas “verdades” están equivocadas? Basado en mis dos décadas de experiencia como planificador financiero, yo diría que muchas de las cosas que suenan responsables y ampliamente sostenidas son poco sensatas y deberían revertirse. Después de todo mi trabajo con jubilados y casi jubilados, tengo una imagen bastante clara de cuatro nuevas ideas que necesitan reemplazar las antiguas creencias, si es que te vas a jubilar de manera segura e inteligente.

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spinner image Ilustración de una balanza con una cara feliz a un lado y una pirámide de billetes al otro.

La mayoría de las veces, cuando pensamos si estamos listos para jubilarnos nos concentramos en un número: la cantidad de dinero que creemos que necesitamos ahorrar antes de la jubilación. Podrían ser $50,000, $500,000 o incluso más. Las personas creen que necesitan una cierta cantidad de dólares en mano para vivir con comodidad. Escucho esto a menudo.

Pero para cualquiera que espere financiar al menos una parte de su jubilación con sus ahorros, este es el enfoque equivocado.

¿La razón? A lo largo de los años, cuando les pregunto a las personas qué significa el dinero para ellos, no hablan de autos, barcos ni segundos hogares. En su lugar, usan palabras como "libertad", "seguridad" y "opciones". Hablan de un futuro en el que puedan disfrutar de independencia financiera. La cantidad importante para ellos no es el tamaño de la pila de dinero sino los años de libertad que esa pila de dinero representa.

Con ese criterio, la persona rica puede no ser quien tú crees. Alguien que tiene un millón de dólares y vive un estilo de vida que cuesta $200,000 al año tiene solo cinco años de libertad y seguridad. 

“Analizar la riqueza en términos de tiempo en lugar de dólares puede ser una herramienta poderosa para la seguridad financiera”.

Por otra parte, una persona que tiene $200,000 y vive con $10,000 al año, más el Seguro Social, tiene 20 años de independencia financiera. (Esto se basa en la suposición simple y conservadora de que tus ahorros están invertidos y se mantienen al ritmo de la inflación y los impuestos). La segunda persona, creo yo, es la más rica.

Así que empieza a pensar en la riqueza como una proporción: el dinero que tienes comparado con el dinero que necesitas para vivir la vida que deseas durante el tiempo que elijas. Y usa la hoja de trabajo adjunta para ver cuán rico eres realmente. Analizar la riqueza en términos de tiempo en lugar de dólares puede ser una herramienta poderosa para la seguridad financiera.

Nueva regla N.º 2: Un centavo ahorrado no es un centavo ganado. Es más.

Así que mi opinión es que la riqueza, una vez que se han cubierto las necesidades básicas que te harán feliz, se mide en tiempo, no en dinero. En ese caso, tienes dos maneras de hacerte más rico: ganar más dinero o gastar el dinero que tienes de manera más sensata. ¿Adivina cuál es la opción más fácil?

Digamos que tienes un valor neto de $200,000 y actualmente gastas $20,000 al año por encima de los pagos del Seguro Social. Tienes diez años de riqueza financiera. Si recortas $10,000 en gastos anuales (o un poco más de $800 al mes) eliminando algunos gastos y buscando mejores ofertas para otros, duplicarás tu riqueza financiera a veinte años.

Por el contrario, ganar más dinero para mantener ese estilo de vida de $20,000 al año es mucho más difícil de realizar en forma continua. Digamos que, en lugar de reducir tus gastos en $10,000 al año, encuentras una manera de ganar $10,000 adicionales cada año. Ten en cuenta que no obtendrás todo ese dinero, porque parte de él se destinará a los impuestos. Pero digamos que estás dispuesto a trabajar diez años más para mantener tu nivel actual de gastos. Hacer esto podría añadir un total de $80,000 después de impuestos y aumentar tu patrimonio neto a $280,000. Si sigues con tu gasto anual de $20,000, terminarás con unos catorce años de riqueza.

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Fíjate: si gastaras $10,000 menos al año, inmediatamente ganarías diez años de riqueza. Si pasaras una década ganando $10,000 más al año, ganarías unos cuatro. Vivir de manera más inteligente y frugal tiene un retorno de la inversión mucho mayor que tener un trabajo extra. Reducir los gastos actuales y comprometerte a reducir los costos en el futuro puede aumentar tu patrimonio y tu independencia financiera en varios años.

Pero, ¿gastar menos no te hará menos feliz? Probablemente no. Nos acostumbramos rápidamente a vivir con menos, así como nos acostumbramos rápidamente a vivir con más, dice Dan Ariely, profesor de psicología y economía conductual en Duke University. Las investigaciones indican que las experiencias nos dan más felicidad que comprar cosas. El nuevo auto de lujo puede traer felicidad a corto plazo, pero las experiencias, como llevar a los hijos y nietos a unas modestas vacaciones o incluso comprarles algún capricho a los nietos, proporcionan recuerdos (y felicidad) que pueden durar toda la vida, dice Jonathan Clements, autor de From Here to Financial Happiness

Entonces, ¿cómo sabes lo que puedes recortar para generar más riqueza? Empieza ahora y mira a dónde va el dinero. El mayor gasto —que asciende a un tercio del presupuesto del hogar promedio encabezado por alguien de 65 años o más, según informa la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU.— es la vivienda. El transporte, la atención de la salud y la comida son los siguientes.

Limitar los gastos del auto es la manera más fácil y menos dolorosa de reducir los costos; compra un auto modesto y consérvalo por más tiempo. Mudarte a un hogar más pequeño, con impuestos y costos de mantenimiento más bajos, o alquilar, es un poco más difícil. (Olvídate de mudarte a una ciudad menos costosa donde no conoces a nadie. El apoyo de amigos y familiares es esencial para la felicidad, dice Clements).

Deja algo por un mes o dos y ve cómo afecta tu felicidad, sugiere Ariely. Comer fuera de casa una vez a la semana en lugar de tres veces, dice Clements, en realidad puede hacerte más feliz; la frecuencia más baja te ayudará a disfrutarlo más, y la anticipación de la comida en sí misma trae felicidad. Trata de llevar un diario de lo que te ha hecho más feliz. Es mucho más probable que sean las interacciones con personas, que cuestan poco o nada, que una noche en un restaurante caro o una larga caminata por tu McMansion.

A menudo, las personas comienzan a recibir el Seguro Social tan pronto como les es posible en lugar de gastar algo de sus ahorros para la jubilación. Entiendo por qué. Después de toda una vida ahorrando dinero, es difícil revertir el curso.

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Pero comenzar a recibir los beneficios tan pronto como sea posible para proteger tus ahorros suele ser un error. Una mejor opción, si puedes, es gastar tus ahorros hoy mismo para poder retrasar el Seguro Social. La razón —y no puedo afirmarlo con mayor firmeza— es que comprarás lo que creo que es la mejor anualidad del planeta: una que está garantizada por el Gobierno, sigue el ritmo de la inflación y tiene un beneficio de supervivencia. Y cada mes que esperas para recibir el Seguro Social, mejora. Por ejemplo, retrasar los pagos de los 66 a los 70 años puede aumentar tu beneficio mensual en un 32%, incluso antes del aumento por costo de vida.

Considera el caso de Sue, de 66 años, una mujer casada que es la principal fuente de ingresos en su hogar. Si Sue se demora en comenzar a recibir el Seguro Social hasta cumplir los 70 años, calculo que tendrá que sacar unos $36,000 anuales (más la inflación) de sus ahorros durante los próximos cuatro años para reemplazar los beneficios que habría recibido si hubiera solicitado el Seguro Social. Sin embargo, cuando ella solicite el Seguro Social a los 70 años, recibirá un beneficio mensual $1,040 más alto de lo que sería si lo hubiera solicitado a los 66 años. Comprar esos $1,040 adicionales por mes como una anualidad en el mercado privado —uno que se mantiene al ritmo de la inflación y tiene un beneficio para sobrevivientes— costaría casi $252,000.

Para resumir: a cambio de usar hasta $150,000 de sus ahorros de jubilación, Sue obtendría una anualidad del Gobierno que, si la hubiera comprado en otro lugar, le habría costado $252,000. Es decir, Sue obtiene un descuento de más del 40%.

Así que no pienses que gastar tu dinero ahora es como reducir tu riqueza. Piensa en ello como un aumento de tu riqueza al comprar esa anualidad regateada, afirma Steve Vernon, autor de Retirement Game-Changers: Strategies for a Healthy, Financially Secure, and Fulfilling Long Life.

Es cierto que la decisión sobre cuándo solicitar el Seguro Social también puede depender de otros factores, como la edad y la salud. Mike Piper, autor de Social Security Made Simple, ofrece estas reglas generales:

Si eres soltero, cuanto mejor sea tu salud, más sentido tiene esperar.

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Si eres la persona que más gana en una pareja casada, probablemente deberías esperar hasta los 70 años, a menos que tanto tú como tu cónyuge tengan muy mala salud.

Si eres la persona de ingresos más bajos en una pareja casada, hacer la solicitud temprano está bien, en especial si alguno de los dos tiene problemas de salud.

Pero primero comprueba los números. AARP tiene una calculadora del Seguro Social que ayuda a las personas a tomar decisiones. Y OpenSocialSecurity.com (en inglés), la herramienta gratuita en internet de Piper, es muy útil para las parejas.

Uno de los enfoques más conocidos para administrar el dinero durante la jubilación se conoce como la "regla del 4%". Partiendo de la suposición de que tienes tus ahorros invertidos en una combinación de acciones y bonos, la regla dicta que puedes retirar el 4% de tu cartera para vivir en el primer año de jubilación, y luego aumentar el retiro anual cada año subsiguiente solo lo suficiente para seguir el ritmo de la inflación. Esa regla ha tendido a ser una buena pauta para minimizar las posibilidades de que se te acabe el dinero durante una jubilación de 30 años, a la vez de evitar los sacrificios innecesarios.

Pero considera el caso hipotético de dos parejas: los Johnson y los Peterson. Todos tienen 65 años, todos están cobrando el Seguro Social y cada pareja ha reservado algunos ahorros para la jubilación. Sin embargo, hay dos grandes diferencias entre estas parejas. La primera es que la mayoría de los ingresos de jubilación de los Johnson proviene de fuentes garantizadas, como pensiones y el Seguro Social, mientras que la mayoría de los ingresos de los Peterson proviene de ahorros, es decir, del dinero que sacan de sus cuentas IRA y 401(k).  

La segunda diferencia es que las parejas gastan el dinero en formas distintas. Como los Johnson tienen su casa paga y no tienen deudas, la mayoría de sus gastos son discrecionales, es decir, cosas opcionales —como vacaciones y cenas fuera de casa— que pueden reducir en tiempos difíciles. Por otra parte, la mayoría de los gastos de los Peterson no son discrecionales e incluyen pagos de hipotecas y servicios públicos; es lo que a menudo se denomina necesidades, no deseos.

Dadas estas diferencias, estas parejas no deberían vivir bajo la misma regla, argumenta David Blanchett, jefe de investigaciones sobre jubilación de la compañía de información financiera Morningstar. Él propone que la tasa de gastos, es decir, tu versión de la regla del 4%, debe tener en cuenta qué cantidad de tus ingresos está garantizada y qué cantidad de tus gastos es discrecional. Cuanto mayor sea la cantidad de cada uno, más puedes arriesgarte a sacar de tus ahorros cada año. En este caso, podría sugerir que los Johnson pueden permitirse retirar el 5% de sus ahorros de jubilación en el primer año, no el 4%, en parte porque si las condiciones económicas se deterioran y los mercados caen, pueden recortar temporalmente sus gastos discrecionales con más facilidad. Pero los Peterson —que tienen menos lugar para hacer recortes en tiempos difíciles— deberían sacar solo el 3% ese primer año.

“Las reglas son, por lo general, solo guías razonables que debemos doblar y ajustar en base a nuestras situaciones”.

¿Entiendes lo que quiero decir? En un mundo guiado por el dinero, cada uno de nosotros es único. Las “reglas” son por lo general solo guías razonables que debemos doblar y ajustar en base a nuestras situaciones.

Incluso, puede que mis consejos para lograr la libertad financiera no te sirvan. Tal vez después de calcular tu ingreso y recortar tus gastos decidas que aún no eres financieramente libre. Eso no significa que debas quedarte en tu trabajo si lo odias. El estrés de trabajar en algo que odias puede acortar tu expectativa de vida, lo cual es una forma pésima de lograr la independencia financiera.

Así que a menudo les digo a las personas que consideren ganar menos dinero, pero hacer algo que les guste. Digamos que hay una organización sin fines de lucro con una causa que te apasiona, una organización en la que solo te llevarías a casa la mitad de los ingresos que tienes ahora. A pesar de que podría duplicar el tiempo que te tomaría alcanzar la independencia financiera, ese trabajo podría traerte más felicidad, menos estrés y un mayor sentido de propósito. Incluso puede que te sientas inspirado a trabajar allí más tiempo del que necesites para lograr la libertad financiera.

También puede ser que lo encuentres mejor que jubilarte de un día para otro. Te da tiempo de adaptarte a tu nueva vida, ganas algo de dinero y tienes menos tiempo para gastarlo. Encuentro que las personas que se jubilan totalmente en forma anticipada gastan más de lo que gastaban cuando estaban trabajando porque tienen más tiempo para viajar, comer fuera y hacer otras cosas que cuestan dinero.

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