Las vacaciones que cambiaron todo
La primera visita de Melinda Gates a África inspiró toda una vida de filantropía.
In English | De pequeña, nunca viajé muy lejos. Las vacaciones familiares de verano consistían en escaparnos del calor de Dallas en auto hacia algún parque nacional. En mis veintes, fui por primera vez a Europa con mi amiga Mary.
Estiramos nuestro magro presupuesto lo más que pudimos, viajando en tren, alojándonos en hostales y disfrutando como nunca. Cuanto más viajaba, aumentaba mi curiosidad por el mundo.
En el otoño de 1993, cuando tenía 29 años, Bill y yo visitamos África por primera vez. Nos acabábamos de comprometer y habíamos decidido celebrar la ocasión con un safari. Nunca olvidaré lo pequeña que me sentí bajo ese cielo inmenso, interminable, rodeada por la naturaleza. El mundo parecía mucho más amplio, y quería absorberlo tan profundamente como me fuera posible.
"Nunca olvidaré lo pequeña que me sentí bajo ese cielo inmenso, interminable, rodeada por la naturaleza. El mundo parecía mucho más amplio, y quería absorberlo tan profundamente como me fuera posible..."
Pero lo inolvidable de todo el viaje no fue la sabana. Fue la gente que conocí. Esa visita a África occidental fue mi primer encuentro real con la pobreza extrema. Me abrió los ojos y me destrozó el corazón. Tengo recuerdos muy vívidos de ver a las mujeres caminando por la calle, con niños sobre la espalda, y preguntarme a mí misma cómo serían sus vidas. ¿Qué esperanzas tenían? ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿Cuáles eran las barreras que las mantenían atrapadas en la pobreza?
Antes de irnos, Bill y yo fuimos a caminar por una playa de Zanzíbar y tuvimos una conversación que terminaría cambiando nuestras vidas.
Nosotros ya habíamos decidido que íbamos a donar la mayor parte de los recursos de Microsoft, pero no estábamos seguros de cómo lo haríamos. Ahora, teníamos un propósito y una urgencia.
Cuando volvimos a casa en Seattle, comenzamos a recabar toda la información que podíamos sobre lo que habíamos visto. Investigamos datos sobre pobreza, enfermedad y desigualdad, y consultamos con expertos que habían estado trabajando en estos temas mucho antes que nosotros. En el año 2000 establecimos la Fundación Bill y Melinda Gates, dedicada a resolver los desafíos que enfrentan las personas más pobres del mundo. Queríamos ayudar a encontrar soluciones.
Actualmente viajo mucho y, siempre que puedo, llevo conmigo a mis tres hijos, que hoy tienen 21, 18 y 15 años. Quiero que ellos vean lo que más me gusta de viajar, cómo el hecho de estar lejos de casa te puede acercar a otras cosas: la gente que amas y a ti mismo o a lo que esperas convertirte.
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