Cuidar de un ser querido hace sentir orgullosos de su rol a los cuidadores
Una encuesta de AARP revela que el 62% de hispanos dice haber sentido una satisfacción inesperada al cuidar de alguien.
In English | Cuando se les pregunta a los cuidadores cómo se sienten con respecto a sus responsabilidades, la respuesta es que los factores positivos superan en mucho a los negativos. Esto es lo que revela una nueva encuesta de AARP (en inglés) de personas que cuidan de un ser querido mayor de 50 años.
En la encuesta "Caregivers' Reflections on Changing Roles" (Reflexiones de los cuidadores sobre roles cambiantes), la gran mayoría de los cuidadores familiares (91%) dijeron que les complace poder ayudar, están orgullosos de lo que hacen (75%) y están contentos con su función (74%). Más de la mitad (54%) dijo que hasta encontraron una satisfacción inesperada en el hecho de prestar cuidados.
"Retribuir es un placer", dijo un encuestado de 60 años. "Mi padre peleó en el batallón 442 y fue condecorado con el Corazón Púrpura. Se merece todos los cuidados del mundo".
La encuesta se realizó entre el 31 de agosto y el 19 de septiembre en internet y por teléfono. Los datos se recolectaron de una muestra representativa de todo el país compuesta por 1,081 cuidadores familiares de 18 años o más que cuidan a un adulto de 50 años o más. En Estados Unidos, más de 40 millones de cuidadores familiares prestan cuidados a corto o largo plazo a un padre, cónyuge, amigo u otro ser querido adulto sin recibir remuneración.
Entre los beneficios que citaron los cuidadores se encuentran: sentir una sensación de satisfacción y tener la oportunidad de conocer más a la persona a quien ayudan.
Los cuidadores que dijeron que se habían preparado para asumir las responsabilidades de la tarea fueron más propensos a reportar emociones positivas: la mayoría en este grupo dijo que se sienten "agradecidos", "valientes" y "afortunados".
Cuanto menos preparados dijeron estar los cuidadores para el nuevo rol, más emociones negativas reportaron en la encuesta. Dos de cada cinco encuestados dijeron que no estaban preparados para convertirse en cuidadores, y esa falta de preparación coincidió con niveles más altos de sensaciones negativas, como sentirse mal equipados, abrumados, culpables, estresados, tristes, resentidos y preocupados. La mayoría de los cuidadores que no estaban preparados reportaron esas emociones, mientras que solo una minoría de quienes estaban listos para la tarea las mencionaron.
Las opiniones variaron en cierto grado según la edad del cuidador. Una cantidad significativamente mayor de milenios y personas de la generación X dijeron que su rol como cuidadores los hace sentir fuertes y orgullosos de lo que pueden hacer, en comparación con los cuidadores boomers. Los milenios y los cuidadores hispanos o latinos fueron más propensos a haber sentido un placer inesperado (64% y 62%, respectivamente). El número de cuidadores que dijo que su relación con el ser querido al cual cuidaban había mejorado desde que comenzaron a prestarle cuidados también fue mayor en los grupos de edad más jóvenes. Al mismo tiempo, sentirse estresados y abrumados fue más un problema para los cuidadores de las generaciones del milenio y X que para los boomers.
Los cuidadores reportaron pocos remordimientos. La mayoría de las inquietudes estuvieron en la categoría de desear haber hecho más, no de desear haber hecho menos. La mayoría de las veces, se mostraron decepcionados de sí mismos por no ser más compasivos, no hacer visitas con mayor frecuencia y no estar mejor preparados económicamente.
Una cuidadora de 25 años resumió su remordimiento: "A veces siento que no estoy haciendo lo suficiente, o cuando estoy disfrutando de alguna actividad fuera de atender a la persona a quien cuido, siento que debería estar haciendo algo por esa persona".
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