¿Estamos a punto de triunfar contra la ceguera?
Nuevas tecnologías podrían salvar la vista de millones de personas.
In English l Si el verano pasado hubieras visto a Lisa Kulik caminando con su esposo por los jardines del Eye Institute (Instituto de la Vista) de la University of Southern California, no le hubieras dado mayor importancia. Pero para Kulik, simplemente caminar por el campus fue "un milagro". Ciega por más de dos décadas a causa de una enfermedad ocular, conocida como retinosis pigmentaria, Kulik de nuevo puede ver —lo suficientemente bien como para percibir la acera y su borde herboso— gracias a un microchip sofisticado implantado en uno de sus ojos.
El dispositivo, conocido como el Argus II, es solo una de un creciente número de nuevas y audaces estrategias para tratar la ceguera, ofreciéndoles esperanza a los millones de estadounidenses, la mayoría de mayor edad, en peligro de perder la vista a causa de la degeneración macular, el glaucoma, la retinopatía diabética y otras enfermedades oculares. De hecho, el progreso en el campo de la oftalmología va tan rápido que algunos investigadores ya comienzan a imaginar el fin de muchas de las formas de perder la vista. "Todavía nos queda mucho por aprender", reconoce Stephen Rose, director de investigación de la Foundation Fighting Blindness (Fundación para la Lucha Contra la Ceguera). "Pero no es cuestión de si llegaremos a triunfar contra la ceguera. En realidad es solo cuestión de cuándo lo lograremos".
Telescopio astronómico
Por años, la vista de Joe Vellone, de 76 años, se deterioró gradualmente, a causa de la DMAE (degeneración macular asociada a la edad), una enfermedad en la que se destruyen las células sensibles a la luz de la mácula —la parte central de la retina—. "Mi vista era tan mala que caminaba sin pararme a saludar a las personas que conocía, porque no las veía. No podía leer en absoluto", dice Vellone, que vive en Somers, Nueva York, con su esposa.
El año pasado, cirujanos insertaron un implante telescópico fabricado por VisionCare en uno de sus ojos. Como los telescopios astronómicos, el diminuto aparato magnifica una pequeña zona y proyecta la imagen sobre toda la retina; de tal forma las células saludables pueden percibirla. "Cambió mi vida", dice Vellone. "Puedo leer de nuevo. Puedo ver juegos de fútbol en la televisión. El año pasado pude ver lo suficientemente bien como para cultivar un huerto otra vez —berenjenas, tomates, pimientos—".
La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) hace poco aprobó el implante telescópico de VisionCare para los pacientes de 65 años o mayores en el último estadio de la DMAE. El telescopio se implanta solo en uno de los ojos, para que el otro ojo siga teniendo una visión periférica completa. El implante no se puede insertar en los ojos que se han sometido a la cirugía para cataratas. Y debido a que les es difícil a algunas personas ajustarse a las distintas imágenes que recibe cada ojo, los oftalmólogos someten a los pacientes a una serie de pruebas para determinar si son buenos candidatos para la cirugía. "Afortunadamente, el cerebro normalmente puede adaptarse a las dos imágenes distintas", explica el oftalmólogo David Boyer, que dirige el grupo médico Retina-Vitreous Associates Medical Group en el Sur de California. "Vemos mejoras significativas en muchos pacientes".
La estabilización de la visión
La degeneración macular húmeda ocurre cuando vasos sanguíneos anormales crecen bajo la retina, con frecuencia con fugas de fluidos o sangre hasta la mácula que dañan la visión central. Aunque es mucho menos común que la forma seca, en la que depósitos destruyen la mácula, la DMAE húmeda es mucho más destructiva, y provoca una pérdida de visión más rápida y severa. Afortunadamente, una nueva clase de medicamentos llamados agentes anti-VEGF (factor de crecimiento endotelial vascular), que ahora están ampliamente disponibles, pueden detener y hasta algunas veces revertir el daño. Los medicamentos, que se inyectan directamente en los ojos, bloquean las proteínas VEGF, que normalmente ayudan en la formación de los vasos sanguíneos. "Antes de los agentes anti-VEGF, no teníamos recursos para detener la degeneración macular húmeda", dice el doctor Jeffrey Heier, cátedra de investigación y terapéutica para la American Society of Retina Specialists (Sociedad Estadounidense de Especialistas de la Retina) y director del Vitreoretinal Service (Servicio Vitreorretinal) en Ophthalmic Consultants, Boston. "Ahora, en la mayoría de los pacientes, podemos estabilizar la visión y, en algunos pacientes, hasta recuperar parte de su vista".
Las inyecciones tienen una gran desventaja: deben administrarse tan frecuentemente como una vez al mes. Para eliminar las inyecciones múltiples, los investigadores están desarrollando formas innovadoras de suministrar medicamentos a los ojos. Una estrategia que se está estudiando es la de implantar un pequeño depósito que con el tiempo secrete regularmente el medicamento, dice Heier. Otra posibilidad, más radical es utilizar la terapia génica para reprogramar las células oculares para que produzcan sus propios agentes anti-VEGF.
El santo grial de las investigaciones para tratar la degeneración macular, sin embargo, es encontrar maneras de regenerar las células saludables para reemplazar a las que se dañaron por la enfermedad. Esto podría no estar tan lejos en el futuro. En el 2014, un equipo del Jules Stein Eye Institute (Instituto de la Vista Jules Stein) de la University of California, Los Ángeles, informó haber tenido éxito con el cultivo de células retinianas en el laboratorio que luego inyectaron en los ojos de pacientes con distintas formas de DMAE. Los científicos comenzaron con células madre pluripotentes, que tienen la capacidad de convertirse en cualquier tipo de célula. "Por un período de meses, las células se miman con el fin de convertirlas en células del epitelio pigmentario retiniano, que apoyan a las células fotorreceptoras en la retina", explica el doctor Eddy Anglade, director médico de Ocata Therapeutics, la compañía con sede en Massachusetts que está desarrollando el procedimiento. Según los resultados tempranos, algunos pacientes muestran mejoras significativas en la visión, y se están realizando ensayos clínicos para perfeccionar el procedimiento.
Los ratones ciegos 'ven'
El "ojo biónico" que parcialmente reestableció la visión de Lisa Kulik utiliza una diminuta videocámara instalada en anteojos para transmitir señales de luz a un microchip implantado en el ojo. El microchip envía esos datos al cerebro, aunque recoge solo una pequeñísima parte de los datos que recibe un ojo saludable. "Pero eso es lo suficiente para ayudar a las personas anteriormente ciegas a ver objetos grandes y percibir siluetas", dice el oftalmólogo e ingeniero biomédico Mark Humayun, de la University of Southern California, que ayudó a desarrollar el Argus II. Hasta ahora la FDA ha aprobado el uso del dispositivo para la retinosis pigmentaria, una enfermedad hereditaria que afecta a unos 100,000 estadounidenses, aunque podría tener otras aplicaciones en el futuro.
Abordando el problema desde otro punto de partida, los investigadores de Eos Neuroscience, una compañía de California, han insertado exitosamente un gen bajo la retina que permite a las células capturar la luz. La meta es construir células oculares saludables que tomen el lugar de las células fotorreceptoras que se han destruido a causa de la retinosis pigmentaria o degeneración macular. Los experimentos en ratones han mostrado que el gen insertado les permite a los ratones ciegos utilizar la luz para guiarse a sí mismos. Los ensayos en humanos podrían comenzar dentro de poco tiempo.
El glaucoma
Por años, el único tratamiento para el glaucoma, que lo provoca un aumento en la presión dentro del ojo y es la principal causa de la ceguera entre las personas mayores de 60 años, eran las gotas oculares medicadas. Pero es muy difícil y frustrante asegurar que las personas utilicen las gotas todos los días por el resto de sus vidas. Según encuestas, tanto como la mitad de las personas con glaucoma dejan de usar las gotas oculares después del primer año. "A la gente se les olvida. Les cuesta ponerse las gotas", explica Joseph Ciolino, oftalmólogo en Massachusetts Eye and Ear, parte de la Facultad de Medicina de Harvard. "Y como las gotas retrasan la evolución del glaucoma pero no mejoran la vista, es difícil motivar a las personas para que sigan con el medicamento".
Como una alternativa a las gotas oculares, Ciolino y su colega, el doctor Daniel Kohane, que dirige el Laboratory for Biomaterials and Drug Delivery (Laboratorio para los Biomateriales y el Suministro de Medicamentos) en el Boston Children's Hospital, han desarrollado un lente de contacto que contiene el medicamento para tratar el glaucoma entre dos capas finas de polímero. Estudios completados el año pasado muestran que el lente secreta una dosis regular y consistente del medicamento por hasta un mes. Los lentes suministradores de medicamentos también pueden llenarse de antibióticos o medicamentos antiinflamatorios para tratar infecciones y otras enfermedades oculares. Como beneficio adicional, los lentes se pueden diseñar para corregir problemas de la vista tales como la miopía o la hipermetropía, que serviría para motivar a las personas con glaucoma a usarlos.
Otras estrategias innovadoras están estudiándose. Por ejemplo, los investigadores están desarrollando dispositivos implantables que puedan medir la presión dentro del ojo y suministrar una dosis exacta de medicamento para controlarla cuando aumenta demasiado. Y las investigaciones en desarrollo con células madre y la terapia génica podrían proveer recursos para regenerar células del nervio óptico saludables y sanar el daño hecho por el glaucoma.
Ignoran los riesgos
Con la diabetes en aumento, los oftalmólogos han comenzado a seguir el marcado aumento en una de sus consecuencias: la enfermedad conocida como la retinopatía diabética, que destruye la visión. Por todo el país, la retinopatía diabética en la actualidad es la causa principal de la ceguera en los adultos de 20 a 74 años de edad, y afecta a más de 4 millones de estadounidenses. Niveles elevados de azúcar en la sangre, asociados a la diabetes, gradualmente dañan las células de la retina y provocan el deterioro de la vista. En solo los últimos uno o dos años, los médicos han comenzado a utilizar los medicamentos anti-VEGF aprobados para tratar la DMAE húmeda para proteger contra la retinopatía diabética.
Pero los más modernos medicamentos para salvar la vista son eficaces solo si las personas saben que padecen de enfermedades oculares progresivas. Muchas no lo saben. Cuando el doctor Rohit Varma, investigador de oftalmología en la University of Southern California, estudió a residentes hispanos de Los Ángeles hace varios años, encontró que un cuarto padecía de diabetes tipo 2 y la mitad mostraba señas de enfermedades oculares —pero la mayoría ignoraba el peligro por completo—. "Estamos logrando un progreso inmenso", dice Varma, que dirige el Eye Institute de la University of Southern California.
"El mayor obstáculo al que nos enfrentamos en la prevención de la pérdida de la vista y la ceguera es lograr que el público se atienda con proveedores del cuidado de la vista", agrega Varma. "Si se atendieran, contribuiría en gran medida a ayudarlos a mantener la vista saludable a medida que envejecen".
Peter Jaret es un galardonado escritor radicado en California que escribe sobre temas científicos y de salud.
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