Nuevos tratamientos para el cáncer que salvan vidas
Las inmunoterapias y los medicamentos para la modificación genética dirigida cambian la evolución de algunos tipos de cáncer, y hasta hacen posible que los médicos hablen de una cura.
In English | Dar rienda suelta al propio sistema inmunitario de un paciente para luchar contra las células cancerosas. Rediseñar las células para atacar tumores. Centrarse en las mutaciones genéticas con medicamentos que bloquean el crecimiento desenfrenado de los tumores. Si suena como si los científicos libran una guerra encarnizada contra el cáncer, es porque lo hacen.
Y por primera vez en casi 15 años, están ganando. Las muertes causadas por cáncer han bajado un 23% desde su nivel máximo en 1991, según la American Cancer Society (Sociedad Americana contra el Cáncer). Quienes tienen un cáncer de médula ósea que hace una década podría haberles causado la muerte en dos o tres años ahora viven por mucho tiempo. La tasa de supervivencia de cinco años para cáncer de seno es del 90%, y subió del 75% en 1975. Y milagrosamente, pacientes que habrían fallecido en unos pocos meses a causa de melanoma metastásico al parecer se curan.
“Este es el momento sobre el que he soñado en mis 30 años de ejercer la medicina”, dice Louis M. Weiner, director del Georgetown Lombardi Comprehensive Cancer Center en Washington D. C. “Poder sentarme con un paciente que tiene una enfermedad que antes no podía tratarse con eficacia y decirle: ‘Contamos con una terapia que podría permitirte vivir tu vida, ver nacer a tus nietos y ayudar a criarlos’”.
Los siguientes son adelantos en tratamientos para el cáncer que brindan nuevas esperanzas a los pacientes:
Inmunoterapias
Por lo general, cuando nuestro sistema inmunitario se enfrenta a una amenaza —gérmenes o virus, por ejemplo— produce anticuerpos para atacarlos y matarlos. Ahora los investigadores de cáncer han creado anticuerpos sintéticos, conocidos como anticuerpos monoclonales, diseñados para unirse a y matar las células cancerosas al marcarlas para que el sistema inmunitario las destruya.
Los anticuerpos monoclonales han sido eficaces para el tratamiento de varios tipos de cáncer, entre ellos el cáncer de pulmón, el cáncer de seno y el linfoma.
Uno de los primeros de estos anticuerpos sintéticos, Herceptin, cambió el panorama del tratamiento del cáncer de seno HER2 positivo desde uno que era “el peor tipo de cáncer de seno” a uno que casi siempre responde al tratamiento si se detecta temprano, según Gordon Mills, profesor de medicina e inmunología en MD Anderson Cancer Center en Houston.
En el último año, los médicos han tenido mucho éxito con un nuevo tipo de anticuerpo monoclonal llamado un inhibidor de puntos de control. Este tipo de inhibidor, aprobado primero para tratar el melanoma metastásico en el 2014, y luego el cáncer de pulmón no microcítico en el 2015 y el melanoma metastásico pocos meses después, se usó para el tratamiento del expresidente Jimmy Carter, a quien se le diagnosticó un melanoma metastásico en el otoño del 2015. Su cáncer ahora está en remisión.
Los inhibidores de puntos de control funcionan al bloquear la señal —llamada un punto de control— que envían las células cancerosas para indicarle al sistema inmunitario que no ataque. “Los medicamentos le permiten al sistema inmunitario reconocer el tumor”, dice Svetomir Markovic, oncólogo y hematólogo en la Mayo Clinic de Rochester, Minnesota. Incluso cuando los pacientes detienen el tratamiento después de unos meses, la señal equívoca ya no engaña al sistema inmunitario. “Los primeros éxitos de los inhibidores de puntos de control han motivado mucho al mundo científico”.
Falta mucho por hacer. Los nuevos medicamentos de inmunoterapia todavía funcionan solamente para casi un 20% de los pacientes. Sin embargo, “este adelanto en la estrategia de tratamiento donde el propio sistema inmunitario del organismo es el martillo que mata el tumor” ha hecho que muchas prácticas oncológicas sean “literalmente irreconocibles” comparadas con las de hace 15 años, según Markovic.
Tratamientos de modificación genética dirigida
Uno de los grandes descubrimientos en los tratamientos para el cáncer es que los tumores tienen su propia huella genética. En los últimos años, los médicos han podido usar esa información para analizar las mutaciones genéticas en las células cancerosas de una persona y luego determinar cuáles tumores responderán a los nuevos medicamentos.
El lanzamiento de estos medicamentos indicó la llegada de una nueva era, en especial para los tratamientos de la leucemia y el linfoma, unos tipos de cáncer de la médula ósea y hematológicos que les quitan la vida a más de 56,000 personas al año. Antes del 2001, los pacientes con leucemia mielógena crónica tenían una esperanza de vida de entre tres y cinco años. En la actualidad, muchos pacientes que recibieron tratamiento con el primer medicamento dirigido que fue aprobado por la FDA, Gleevec, siguen con vida 15 años después.
Los científicos empezaron a buscar otras mutaciones que hacen que los tumores sean susceptibles a los nuevos fármacos, según Dennis Wigle, cirujano torácico en la Mayo Clinic.
Varios de estos nuevos medicamentos para la modificación genética dirigida por fin marcan la diferencia para el cáncer de pulmón —por mucho, el cáncer más mortífero del país—. Esto ha dado como resultado un cambio radical en el tratamiento de ese cáncer hoy en día, según Wigle. Aunque los medicamentos no curen el cáncer, en algunos casos, pueden lograr que entre en remisión, dice. ¿La desventaja? Muchos de estos medicamentos tienen que tomarse de por vida.
Combinaciones poderosas
Para algunos tipos de cáncer, el uso de una combinación de inmunoterapia y medicamentos dirigidos brinda la mejor oportunidad de lograr el éxito.
El mieloma múltiple, un cáncer hematológico, es uno de los mejores ejemplos de este enfoque, según S. Vincent Rajkumar, hematólogo y oncólogo en la Mayo Clinic. Al usar medicamentos que interrumpan el riego sanguíneo de un tumor, anticuerpos sintéticos que ataquen moléculas en la superficie de las células cancerosas, medicamentos que causen la muerte de las células, y quimioterapia y trasplantes de médula ósea, los médicos han aumentado de manera drástica el pronóstico para estos pacientes, desde dos años a una década, o más.
“Con los tratamientos más nuevos, estamos convirtiendo el cáncer de una enfermedad mortal a una enfermedad curable”, añade Michael Atkins, subdirector del Lombardi Center de Georgetown.
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