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Los crecientes costos de los medicamentos contra el cáncer: el mito de los $100,000

Las proclamas que pretenden justificar los altos precios de los nuevos tratamientos contra el cáncer no cuadran.

In English l Todo paciente con cáncer quiere el tratamiento más efectivo, pero los precios de los medicamentos han alcanzado valores asombrosos. El costo anual de once de los 12 nuevos fármacos para el cáncer aprobados en el 2012 superaron los $100,000, y un copago del 20 o 30% puede hacerlos inasequibles incluso para aquellos pacientes que cuentan con buenos seguros de salud.

¿Por qué cobran tanto las compañías farmacéuticas? En un momento dado, dicen que los altos precios reflejan los elevados costos de la investigación; un instante después, aseguran que lo que reflejan esos precios son las valiosas ventajas adicionales de curar o controlar el cáncer. Ninguna de las dos explicaciones nos parece creíble.

El argumento de que los laboratorios están ofreciendo productos mejorados por estos precios más altos no es verdad. Los oncólogos hallan que la mayoría de los nuevos medicamentos contra el cáncer presentan pocas ventajas clínicas respecto de los existentes. Solo uno de los 12 nuevos fármacos oncológicos aprobados en el 2012 ayuda al paciente a sobrevivir sobre dos meses más que los viejos productos.

El argumento de la industria farmacéutica de que los altos precios reflejan los enormes costos de investigación y desarrollo tampoco es sostenible, al menos a partir de los pocos datos que los laboratorios divulgan para respaldarlo. Ciertamente, el dinero que las compañías han invertido en investigación desde 1995 al 2010 les ha generado seis veces más ingresos, lo que indica que están cobrando demasiado por un escaso beneficio para el paciente.

Costos inflados

El estimado más famoso auspiciada por la industria farmacéutica proclama que cuesta, en promedio, $1,300 millones ($1.3 billion) desarrollar un nuevo fármaco y lograr que sea aprobado. Esto incluye el costo de los errores cometidos en el proceso. La mitad de esa suma, no obstante, no corresponde, en absoluto, a costos de investigación, sino a las grandes ganancias que habrían obtenido las compañías farmacéuticas si, en lugar de gastarlo en investigar, hubieran invertido ese dinero en bonos y acciones. A la hora de evaluar si vale la pena emprender un nuevo proyecto, es muy común tener en cuenta esos “beneficios perdidos”. Pero no se trata de un costo real que deba ser recuperado de los clientes. Si se lo elimina, el costo real de investigación baja de $1,300 millones a $650 millones.

Además, los contribuyentes subsidian alrededor de la mitad de los costos de investigación a través de créditos y deducciones que se otorgan a las compañías farmacéuticas. Esto reduce el costo real de investigación de las compañías a $325 millones.

Más aún, los $1,300 millones de la industria farmacéutica responden a un muestreo de la quinta parte más costosa de los nuevos fármacos, y no al promedio de todos ellos. Al corregir esta distorsión se reducen los costos de investigación de las compañías en un 30%, llevándolos a $230 millones. Por otra parte, unos pocos proyectos caros siempre inflan el promedio general, por lo que es más preciso usar el costo medio: el punto en el que la mitad de los proyectos de investigación cuestan más, y la otra mitad, menos. Esto reduce los costos de investigación de una compañía a $170 millones. Además, los ensayos clínicos de cáncer son más pequeños y cortos que los de otras enfermedades, de modo que sus costos también deberían ser más bajos.

Un último modo en el que se inflan los costos es respaldando un estimado elevado para los costos de investigación básicos para el descubrimiento de nuevas drogas. De hecho, no existe un estimado preciso, porque los costos de descubrimiento varían muchísimo, desde un barato golpe de suerte hasta una costosa investigación de 30 años previa al descubrimiento de una nueva droga. El dejar de lado ese estimado inflado lleva el costo medio neto de investigación para el desarrollo de fármacos de una empresa a tan solo $125 millones.

El avance de los precios

En líneas generales, lo que invierten las compañías farmacéuticas en investigación básica es bastante poco: alrededor de la sexta parte de su costo total de investigación y aproximadamente el 1.3% de sus ganancias luego de deducir los subsidios de los contribuyentes. El resto de los costos de investigación de las compañías va al desarrollo de todos estos nuevos fármacos con escasas ventajas sobre los existentes, para poder así cobrar precios más altos por ellos.

En el caso de los medicamentos oncológicos, los costos de investigación de los laboratorios son aun menores, porque la mayor parte de la investigación básica y miles de ensayos clínicos son financiados por el National Cancer Institute (NCI, Instituto Nacional del Cáncer) y fundaciones.

En síntesis, en lo que respecta a productos oncológicos, no hallamos evidencia creíble de que los costos de investigación reales para las principales compañías farmacéuticas sean mayores que para el desarrollo de otras drogas. Entonces, ¿por qué son más altos los precios de los medicamentos contra el cáncer? Creemos que las compañías farmacéuticas están abusando con los precios. Peor aún, las compañías están aumentando los precios de algunos de sus productos viejos un 20 a 25% al año. En la década pasada, casi duplicaron sus precios para medicamentos oncológicos.

Llamamos a esto “estrategia de precios basada en la espiral del mercado” (market spiral pricing strategy): aumentar continuamente los precios en todo el mercado, independientemente del valor o del costo. Ningún otro país avanzado permite que las compañías farmacéuticas aumenten los precios de sus viejos productos. Ningún otro país aumenta los precios de los automóviles o teléfonos celulares del año anterior.

El Congreso debería llevar a cabo audiencias para tratar la espiral ascendente de precios de los medicamentos especializados. Y debería eliminar la normativa que le prohíbe a Medicare negociar precios reducidos para los fármacos. Entonces, los médicos podrían tratar a los pacientes con medicamentos que pudieran pagar. Estos cambios podrían reducir sustancialmente los costos de salud del país y ofrecer incentivos para que las compañías farmacéuticas vuelquen todo su esfuerzo en desarrollar fármacos clínicamente mejores en vez de ligeramente mejores a precios exorbitantes.

Donald W. Light integra una red de colegas en el E.J. Safra Center for Ethics (Centro para la Ética Edmond J. Safra) de la Harvard University y se desempeña como profesor en la School of Osteopathic Medicine (Escuela de Medicina Osteopática) de la Rowan University. Hagop Kantarjian es profesor y jefe del Departamento de Leucemia del centro oncológico MD Anderson Cancer Center.

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