Cómo mantenerte saludable cuando viajes al extranjero
Guía para prevenir enfermedades.
In English | Incluso los turistas internacionales con más experiencia lo pensarían dos veces antes de viajar por el mundo cuando los problemas de salud como el brote del virus del Zika en el 2016 inundan los titulares. Un gran número de preocupaciones pueden surgir a medida que viaja más gente al extranjero en Estados Unidos, emprenden aventuras por rutas poco convencionales y realizan actividades más intensas en lejanos destinos.
Afortunadamente, hay muchas maneras de evitar que las enfermedades arruinen las vacaciones. "Me gusta decir que nuestro trabajo les da autoridad a las personas y les permite viajar", afirma la Dra. Phyllis Kozarsky, asesora de viajes en los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) en Atlanta. "Pero creo que los turistas necesitan mantener los ojos abiertos. De la misma manera que la gente está prestando más atención a la seguridad al viajar, también deben prestarle atención a la salud durante los viajes".
Sigue estos pasos para mantenerte saludable y feliz en el extranjero.
1. Infórmate
Si te diriges a destinos exóticos o países en vías de desarrollo, tu primera parada debe ser el sitio web de los CDC (cdc.gov/travel). Cuentan con una base de datos fácil de usar y explorar que ofrece consejos específicos para cada país sobre las vacunas requeridas o recomendadas junto con información sobre enfermedades prevalentes y otros peligros potenciales. La Organización Mundial de la Salud (who.int) también se ocupa de preocupaciones de viajes relacionadas con la salud en su sitio web.
2. Consulta con un profesional de la medicina
Una visita a tu médico de cabecera puede ser todo lo que necesitas. Pero para los viajes a países menos visitados, quizás desees consultar con un especialista en medicina para el viajero. "Un médico especialista en viajes está más al tanto de los cambios en las alertas", afirma la Dra. Mary-Louise Scully, directora del Travel and Tropical Medicine Center (Centro de viajes y medicina tropical) en la Sansum Clinic en Santa Barbara, California. "Por ejemplo, Angola está pasando por uno de los peores brotes de fiebre amarilla en 30 años. Esta información no estaría en el radar de un médico normal".
Los especialistas están al día con los últimos avances en medicamentos, agrega Scully. Por ejemplo, el fármaco antimalárico Lariam puede tener efectos secundarios tan desagradables que algunos viajeros preferirían arriesgarse a contraer la enfermedad con tal de no tomar el medicamento para evitarla. Un nuevo fármaco, Malarone, tiene menos efectos secundarios.
Cerciórate de estar al día con las vacunas de rutina. Esto incluye tu vacuna anual contra la gripe. Y no esperes hasta justo antes de salir. El mejor momento para ver al médico para vacunas es entre cuatro y seis semanas antes de viajar, ya que algunas vacunas requieren una serie de inoculaciones. (Ten en cuenta que la vacuna contra la fiebre amarilla la debe administrar un proveedor registrado. Consulta el sitio web de los CDC para un directorio).
3. Consulta con tu proveedor de seguros
¿Estarás cubierto en el extranjero? ¿En los países específicos que vas a visitar? Si no es así, considera comprar una póliza complementaria. Si te diriges a una zona que no cuenta con atención médica de calidad, una cobertura de seguro de evacuación pagará el costo de transporte para tratamiento en otro lugar. Incluso si tienes seguro, ten en cuenta que podrías tener que pagar los gastos médicos por adelantado en algunos destinos en el extranjero.
Empaca los medicamentos recetados en tu equipaje de mano. Y llévate cualquier medicamento de venta libre que puedas necesitar. Los CDC recomiendan un verdadero botiquín de medicamentos en su lista de verificación Travel Health Kit (wwwnc.cdc.gov/travel/page/pack-smart#travelhealthkit).
Mientras estás de viaje
4. Lávate las manos
Adquiere el hábito de lavarte con frecuencia y siempre antes de comer. Lleva toallitas antisépticas o desinfectante de manos para las ocasiones en que no encuentres un lavamanos. Las toallitas antibacteriales son prácticas para limpiar las mesitas plegables de los aviones y otras superficies donde los gérmenes permanecen. No te preocupes mucho por las mascarillas de respiración y los suplementos en píldoras que estimulan el sistema inmune. "En los aviones ves que la gente se pone estos artilugios y toman pastillas que supuestamente los protegen contra enfermedades. Pero en su mayoría, todo se reduce a la suerte", afirma Kozarsky.
5. Ten cuidado con lo que comes y bebes
Un número de bacterias y parásitos que causan diarrea, gastroenteritis e incluso hepatitis pueden transmitirse a través de los alimentos y el agua contaminados. Limítate al agua embotellada, a menos que estés absolutamente seguro de que el agua del grifo se puede beber de manera segura. Lo mismo vale para cepillarse los dientes; y mantén la boca cerrada en la ducha. En caso de duda acerca de un alimento, sigue el mantra "Hiérvelo, cocínalo, pélalo u olvídate de él". Come solo frutas que tú mismo puedas pelar. Evita bufets en los cuales la comida ha estado servida por mucho tiempo. Si pruebas comida de un puesto en la calle, cerciórate de que la comida esté recién preparada y se sirva caliente.
6. Usa repelente de insectos
Esto es válido para cualquier lugar donde las enfermedades transmitidas por mosquitos son un problema. El virus del Zika ha causado alarma, particularmente debido a su relación con el devastador defecto congénito, la microcefalia; el trastorno neurológico de Guillain-Barré; y el hecho de que la enfermedad se puede transmitir sexualmente. Sin embargo, otras enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria, el dengue y el chikungunya, también tienen efectos debilitantes. Para los adultos, los CDC recomiendan el uso de un repelente con un 20 a un 50% de DEET. Los repelentes con el ingrediente activo picaridin (hasta un 15%) podrían necesitar volver a aplicarse más a menudo. Para una mayor protección, rocía la ropa con un repelente que contenga permetrina.
Cuando regreses
7. Las primeras semanas
Si tienes fiebre dentro de los 30 días de haber regresado de una región donde la malaria está presente, consulta a un médico de inmediato. Haz lo mismo en caso de problemas gastrointestinales que duren dos semanas o más. Las erupciones y otros problemas de la piel pueden ser menos motivo de preocupación, pero si son persistentes, consulta a tu médico.