Vida Sana
Has seguido dietas y hecho ejercicio, y todavía no logras perder esas últimas cuantas libras. Resulta que otros factores —desde las toxinas en tu hogar hasta tus costumbres en el uso del teléfono celular— podrían sabotear tus esfuerzos. Continúa leyendo para informarte sobre algunas maneras sorprendentes de aumentar tus probabilidades de triunfar.
1. Evita las toxinas ambientales
Si guardas las sobras de tus comidas en recipientes plásticos, acumulas recibos viejos y ni lo piensas antes de comerte una o dos uvas sin lavarlas, podrías exponerte a sustancias químicas que impiden la pérdida de peso. "Estas sustancias hacen que el metabolismo se torne más lento y aumentan el apetito o afectan a las hormonas del cuerpo, tal como el estrógeno, para provocar el aumento de peso", dice el endocrinólogo Scott Isaacs, autor de Beat Overeating Now!
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Lo que puedes hacer: Según un estudio nuevo publicado en JAMA, los recibos de cajas registradoras térmicas, cuando las personas se exponen repetidamente a ellos, son una fuente considerable de BPA, una sustancia química, así que desecha esos recibos viejos. Además, para evitar la exposición al BPA, conserva los alimentos (especialmente si todavía están calientes) en recipientes de vidrio. Y lávate las manos frecuentemente cuando estés en el trabajo; los compuestos PBDE son tóxicos y se encuentran a menudo en las alfombras y muebles de oficina. Para evitar los pesticidas en los alimentos, lava bien las frutas y verduras, y cuando te sea posible, compra de cosechas orgánicas —especialmente las frutas "sucias" tales como las manzanas, bayas y melocotones—.
2. Enfría el ambiente
Lo bueno: el cuerpo contiene un tipo de tejido graso que aumenta el metabolismo. Se denomina tejido graso marrón o pardo, y quema calorías para mantener calientes los órganos. Lo malo: las personas obesas tienden a tener una menor cantidad de este tejido. (También perdemos este tejido que nos mantiene esbeltos con la edad). ¿Una posible razón? Las personas se sienten demasiado cómodas —gracias a los sistemas modernos de calefacción y aire acondicionado— como para estimular la actividad del tejido graso marrón. "En la actualidad vivimos en una primavera perenne", dice el médico Francesco Celi, catedrático de la Division of Endocrinology and Metabolism (División de Endocrinología y Metabolismo) en la Facultad de Medicina de la Virginia Commonwealth University.
Lo que puedes hacer: Ajusta el termostato para mantener la temperatura más baja. Según nuevas investigaciones en las que Celi figura como coautor, las temperaturas frías hacen que los músculos produzcan la hormona irisina, que estimula la actividad y el desarrollo del tejido graso marrón. No es necesario ajustar el aire acondicionado al máximo ni apagar la calefacción en enero, pero según las investigaciones de Celi, bajar la temperatura del termostato de 75 a 68 grados estimula el tejido graso marrón y permite que el cuerpo queme unas 100 calorías adicionales al día.
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