‘Hostiles’: Un wéstern al margen de la historia
Christian Bale juega a los indios y vaqueros.
DIRECTOR: Scott Cooper
GUION: Scott Cooper (basado en el manuscrito de Donald E. Stewart)
ELENCO: Christian Bale, Wes Studi, Rosamund Pike, Ben Foster, Stephen Lang, Rory Cochrane, Paul Anderson, Peter Mullan y Timothée Chalamet
DURACIÓN: 133 minutos
El plural en el wéstern revisionista Hostiles supone una igualdad de condiciones en la lucha entre “indios” y vaqueros. Sería muy fácil caer en una diatriba en contra del muy cuestionable planteamiento moral que eso implica: que los indígenas era tan culpables como los colonos. Pero sería doblemente equivocado hacerlo porque, primero, la intención última del director y guionista Scott Cooper era justamente la contraria; y segundo, porque la función del crítico es juzgar una película por sus atributos artísticos y no por su postura política.
El año es 1892. En un hermoso paraje solitario, descubrimos una sencilla casita de madera. Dentro, una hermosa imagen de quietud y armonía: Rosalie Quaid (Pike), una mujer rubia que parece la esencia misma de la bondad, enseña a sus dos hijas pequeñas con infinita dulzura a conjugar los verbos. En la cama, un bebé descansa tranquilo. De repente, el ruido amenazante de una caballería que se acerca pone a todos en alerta. Se trata de una banda de indios haciendo ruidos de guerra. El esposo de Rosalie insiste en que salga por la puerta de atrás con los niños, mientras él enfrenta con un fusil el ataque. Rosalie alcanza a ver como una lluvia de flechas acaba con él. En lugar de correr, Rosalie se queda paralizada unos momentos que los agresores aprovechan y sendas flechas alcanzan a las dos hijas mayores. Rosalie logra ocultarse en el bosque. Trágicamente se ha salvado porque el bebé que llevaba cargado fue el que recibió la flecha mortal.
Cerca de ahí, en un fuerte militar, el Capitán Joseph Blocker (Bale) está a punto de retirarse con honores después de haber concluido con lujo de crueldad una exitosa campaña para diezmar a la población indígena del área. La celeridad con la que Blocker tomó la misión se debe a que vio a sus mejores amigos morir descuartizados por los nativos. Su mayor logro fue la captura del jefe Cheyenne, Yellow Hawk (Studi), quien lleva años encerrado en la prisión del fuerte junto a su familia (incluidos nietos pequeños). A pesar de que Yellow Hawk ya es un anciano que está muriendo de cáncer, el odio de Blocker sigue incólume y se lo demuestra cuando pasa por la especie de jaula donde lo tienen encerrado. La razón de su visita al fuerte será lo último que hubiera deseado. Ha sido llamado para encabezar una escolta que debe llevar a Yellow Hawk y a su familia a Montana, su tierra de origen, a morir en paz. El mismo presidente de Estados Unidos dio orden de que se le conceda su último deseo.
Blocker se rehúsa, pero su jefe no le da opción: es el único que domina el idioma Cheyenne. Blocker acepta a regañadientes la misión de proteger y llevar a su peor enemigo al lugar donde desea morir. La idea es buena, puesto que sabemos que en el recorrido, Blocker y Yellow Hawk tendrán que enfrentar juntos diferentes peligros y llegarán a conocerse y respetarse. En teoría debió ser así y hubiera sido interesante ver el resultado. El problema es que solo nos acercamos a las conflictivas de los blancos. En su marcha hacia Montana se topan con Rosalie, quien, desquiciada por la tragedia, insiste en que no hagan ruido porque sus hijos están “dormidos”. Blocker, que resulta ser todo un caballero, se propone proteger a la pobre mujer y se la lleva con su caravana. Así que además del cometido de lograr un acercamiento profundo entre dos seres que se odian porque no se conocen, se infiltra esa otra narrativa de la relación hombre-mujer.
Cooper logra recuperar los mejores elementos visuales del wéstern tradicional —ese que se desarrollaba al margen de la historia y reducía a los indígenas al papel de salvajes— y pretende darle al contenido un aire de posmodernidad. Es decir, ir más allá de la versión en boga que se ha ido al otro extremo, reduciendo a los vaqueros al papel de villanos. La idea es no reducir a nadie a un solo aspecto del espectro moral. El problema es que en su ejecución, Cooper acaba cometiendo el mismo error que sus antecesores y reduce a los nativos americanos a personajes de cartón. Yellow Hawk y toda su parentela apenas si abren la boca y es solo por su hierática dignidad que debemos asumir su sabia disposición. Y ni hablar del papel de las mujeres. Rosalie se recupera pronto del trauma y vuelve a ser lo que se nos mostró en la primera escena: una figura beatificada. Para mostrar cercanía entre ella y otra de las mujeres indígenas, Cooper la muestra —escandalosamente—haciéndole trenzas a Rosalie. Los únicos que Hostiles muestra con toda la complejidad de seres humanos es a los blancos; o mejor dicho, a uno de ellos: Blocker. Es el único personaje multidimensional de la película.
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