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Los maestros jubilados son los preferidos para enseñar en ‘microescuelas por la pandemia’

Familias buscan educadores con experiencia que enseñen a grupos pequeños de niños, en clases presenciales o en línea.

Estudiante presencia su lección en línea en casa

GETTY IMAGES

In English | Cuando despidieron a Julia Keller, maestra en una escuela autónoma y pública, creó una página en Facebook para anunciar que ofrecía sus servicios como educadora. Recibió una cantidad de llamadas, mensajes de texto y correos electrónicos de los padres que querían que Keller dirigiera unas “microescuelas por la pandemia

Para Keller, de 50 años, y otros educadores con experiencia, la tendencia de estos pequeños grupos didácticos, también conocidos como microescuelas, presenta una oportunidad. Los padres que no están satisfechos con lo que se ofrece de kindergarten al colegio de secundaria en esta época de pandemia, se han puesto a buscar educadores que enseñen a grupos pequeños de niños, en clases presenciales o en línea.

Keller, de Pebble Beach, California, trabajará con tres familias y espera el desarrollo de una relación más estrecha con sus estudiantes de primaria y secundaria, a la vez que reemplazará algunos de sus ingresos perdidos. También estará expuesta a menos estudiantes, con un menor riesgo de contraer la COVID-19.


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Julia Keller sonríe

Cortesía Julia Keller

Julia Keller enseñará a los estudiantes en una microescuela este año.

“Rápidamente quedó claro que hay una gran demanda”, dice Keller. Y la experiencia será “totalmente diferente de estar de pie en la parte delantera de un aula”.

La aparición de grupos didácticos por la pandemia —una nueva forma de escolarización— ofrece opciones a los educadores y puede ser muy atractiva para los profesores de edad más avanzada. Algunos están dejando la jubilación, mientras que otros han sido despedidos o están frustrados con el aprendizaje a distancia. Algunos quieren limitar su riesgo de coronavirus cuando las escuelas vuelvan a abrir. De los 3.3 millones de maestros de escuelas públicas a tiempo completo y parcial del país, casi un tercio tiene 50 años o más, según el National Center for Education Statistics.

A estos maestros, en algunos casos, los prefieren las familias que buscan instrucción educativa de alta calidad y por compañías que ofrecen ayudar a las familias a crear microescuelas.

“Creo que alguien que tiene experiencia y está jubilado no tendría ningún problema en ser contratado”, dice Steve Eno, cofundador de Impact Connections, una red de grupos didácticos con sede en Maryland. “La oferta de profesores no es suficiente para satisfacer la demanda”.

Surge una nueva oportunidad

Este año escolar, los distritos del kindergarten al colegio de secundaria han revelado planes que van desde una experiencia totalmente en línea hasta una experiencia presencial, o una versión híbrida de ambas. Por eso algunos padres están optando por no participar o complementar estas ofertas en la búsqueda de socialización e instrucción en pequeños grupos para sus hijos.

“Las escuelas están tratando de tomar un modelo existente para arreglarlo con cinta adhesiva, y esa no es una situación ideal para la mayoría de los niños”, dice Tracy Thau Foster, una madre de Kansas City, Kansas, con dos niños de 9 y 5 años. “Las microescuelas son la solución correcta para este momento cultural”.

Foster está buscando establecer un grupo didáctico con otra familia y está buscando un profesor con experiencia para dirigir el esfuerzo.

Annie Pang proporcionará instrucción en cantonés a sus estudiantes

Cortesía Annie Peng

La profesora de ciencias jubilada Annie Pang, de 72 años, que vive cerca de San Francisco, pronto pasará parte de su día enseñando cantonés a cuatro alumnos de segundo grado en una de sus casas como parte de un grupo didáctico. Los estudiantes asisten a una escuela de inmersión cantonesa, y Pang, originaria de Hong Kong, es una hablante nativa. Los estudiantes estarán dos horas en línea todos los días con su escuela, y Pang proporcionará instrucción suplementaria.

Pang, que se jubiló en el 2014, había estado trabajando como maestra sustituta para Swing Education, una empresa que empareja a los maestros suplentes con las escuelas que los necesitan. Más recientemente, Swing se transformó para conectar a los maestros con los padres al crear grupos didácticos durante la pandemia.

“Esto les da a los maestros otra oportunidad, sin el estrés de lidiar con la administración ni el distrito escolar”, dijo Pang.

Preocupación por las desigualdades

Si bien ofrece la posibilidad de nuevas oportunidades para los maestros, la tendencia de las microescuelas durante la pandemia también es controversial. Debido a que las familias más ricas tienen los medios para crear grupos didácticos y pagar a los maestros, algunos dicen que la práctica intensificará las desigualdades raciales y socioeconómicas en la educación.

“Definitivamente está privilegiando a algunas familias sobre otras”, dijo Elena Silva, directora de políticas educativas de prekindergarten al colegio de secundaria  en New America, un laboratorio de ideas en Washington D.C. “Estas son las familias que ya llevan la delantera”.

Y puede haber inconvenientes para los maestros. Hay poca seguridad laboral y pocos beneficios, con horas que pueden no compensar un puesto a tiempo completo. Aunque el riesgo de exposición al virus sería ciertamente menor que el de dar clases presenciales a los estudiantes en una escuela tradicional, a algunos profesores todavía les preocupa enseñar de cualquier forma que no sea en línea. Los profesores también deben asegurarse de investigar las implicaciones fiscales y los problemas de responsabilidad.

Sin embargo, Keller ve la enseñanza en las microescuelas como una manera de servir a su comunidad. La mayoría de las familias para las que trabajará son locales, y está deseando ofrecer una experiencia educativa más personalizada.

“Puedes establecer una mejor relación con estos niños porque trabajas en un grupo muy pequeño”, dice.

Otros lo ven como una forma de continuar su vocación durante tiempos caóticos. La maestra de preescolar Lesley Gramaglia, de 52 años, de Kensington, Maryland, fue despedida después de que su pequeña escuela preescolar sin fines de lucro cerrara por el año debido a los desafíos relacionados con la instrucción durante la pandemia. “Para niños tan pequeños, las cosas en línea no son una buena herramienta de enseñanza”, comenta.

Varias familias le han preguntado sobre enseñar en sus grupos didácticos, pero ella está considerando tanto los beneficios como las desventajas.

“La idea me atrae, pasar tiempo con un grupo pequeño de niños cada día”, dice Gramaglia. “Pero todos están pasando por esto y tratando de decidir qué es lo más cómodo”.