Cómo manejar tu tiempo efectivamente si cuidas de alguien
10 consejos para lograr más con menos estrés.
In English | Después de más de 35 años de trabajar al tiempo que cuidaba de mis abuelos, hermana, madre y padre (quien tiene 92 años, padece la enfermedad de Alzheimer y ahora vive conmigo), me he dado cabezazos una y otra vez contra una dura realidad: el día solo tiene 24 horas, y siempre habrá más tareas que son prioridad que las que puedo realizar en ese tiempo.
Es decir, hay tantas prioridades “principales” que no hay manera de poder hacer todo lo que “necesito” hacer. Por eso es que he aprendido a perfeccionar mis habilidades para manejar el tiempo, a fin de obtener el mejor rendimiento para mi inversión de tiempo.
Recibe contenido similar, suscríbete a nuestro Boletín
Los siguientes son mis 10 consejos principales sobre cómo manejar el tiempo diario como cuidador.
1. Programa primero el tiempo para “mí”. Al intentar compaginar la vida, el trabajo y la prestación de cuidados, lo que siempre se queda por fuera es la vida. Pero no esperamos que los automóviles funcionen sin batería, ni tampoco lo podemos esperar de nosotros mismos. Para tener la energía para cuidar de otros, primero tenemos que recargar nuestras propias baterías. No es ser egoísta; es ser práctico. Nadie es productivo cuando está agotado física, mental o emocionalmente. Si lo programas, puedes encontrar un período de tiempo razonable para cuidar de ti mismo. Confía en mí. Consigue a alguien que te releve, y programa actividades familiares, una clase de ejercicio, un masaje, una reunión con amigos, un partido de golf o algo que te dé energía.
2. Planifica de antemano. Si te tomas aunque sea cinco minutos para planificar con anticipación, ahorrarás tiempo a la larga. Por ejemplo, yo reviso con mi hermana los planes de la semana para la prestación de cuidados de mi padre y sus citas médicas. (Ella es una de nuestras cuidadoras remuneradas). Con esto es mucho menos probable que nos falte cobertura, y puedo coordinar mi trabajo con sus citas y asegurarme de tener disponible ayuda adicional cuando se necesite. Cuando no lo hacemos, siempre terminamos con mucho estrés de última hora y tiempo desperdiciado. Lo más que puedo, también planifico desde una perspectiva más amplia: las necesidades de cuidados futuras, a medida que se desarrolle la enfermedad de Alzheimer de mi padre.
3. Define los papeles y las responsabilidades. La duplicación de tareas es uno de los peores desperdicios de tiempo. Por eso, asegúrate de que a todos los miembros del equipo de prestación de cuidados les resulten claras sus responsabilidades. Igualmente, si nadie piensa que una tarea es suya, no se realiza y a la larga requiere incluso más tiempo. Por ejemplo, manejar los pedidos de medicamentos recetados que se reciben por correo es mi tarea, y dejarme saber que necesitamos reabastecer un medicamento recetado es tarea de mi hermana. Si a ella no le resulta claro su papel, podría no avisarme, y luego se nos acabará un medicamento y pasaré tiempo adicional llamando al médico, pidiendo que llamen a la farmacia con una nueva receta y recogiendo el medicamento.
4. Elabora una lista y decide el orden de prioridad, una y otra vez. Si no me resulta claro todo lo que tengo entre manos, a menudo desperdicio el tiempo sintiéndome abrumada y haciendo un poco de esto y un poco de aquello. Una lista es tanto un recordatorio visual para que no me desvíe y pueda concentrarme, y una herramienta para establecer prioridades. Clasifico las tareas como: a) necesito hacer/saber; b) quizás necesite hacer/saber; c) deseo hacer/saber. A veces algo grande, como preparar la declaración de impuestos de mi padre o encontrar un nuevo cuidador remunerado, tiene prioridad. Pero en otros momentos, marcar como terminadas varias tareas más pequeñas me brinda una sensación de logro que me impulsa a seguir adelante.
Intento concentrarme en tres prioridades principales cada día. Si naciste para elaborar listas, como yo, esto resulta fácil. Pero si no, hay muchas herramientas que pueden ayudarte. Mantén un cuaderno con las listas de “cosas por hacer”, consigue un bloc para organizarse diseñado para listas diarias o semanales [como “Today’s Plan of Attack” (Plan de ataque de hoy) de knockknockstuff.com] o prueba una aplicación para elaborar listas o de “cosas por hacer” que se sincroniza en tu computadora, teléfono inteligente y tableta. Me gusta Wunderlist, pero otras buenas opciones son Errands, Producteev, Remember the Milk, Todoist y Toodledo. Evita llevar listas en varios lugares: esto echa por tierra la intención.
5. No lo dejes para después. Muy a menudo, una tarea se vuelve más complicada con el pasar del tiempo. Nuestros granos de arena se convierten en montañas. Hazlo ahora.
6. Maneja las expectativas. A medida que han aumentado mis responsabilidades de prestación de cuidados al pasar los años, he tenido que ajustar mis expectativas sobre lo que en realidad puedo hacer y el nivel de “perfección” que puedo alcanzar. He aprendido que puedo hacer cualquier cosa, pero no puedo hacerlo todo. Ahora que cuido de mi padre los fines de semana, me doy cuenta de que soy afortunada si puedo realizar una tarea personal (pagar las cuentas, lavar la ropa, arreglar el jardín). Antes me tomaba el tiempo para preparar comidas complicadas; ahora, mi especialidad son las cenas sencillas pero buenas, cocinadas en una olla eléctrica de cocción lenta. A veces lo suficientemente bueno de hecho lo es.
7. Permanece atento. Si tengo la mente dividida entre lo que hago y todas las otras tareas que necesito hacer, soy más lenta y mucho menos eficiente, y me estreso más. En vez de realizar múltiples tareas, intento concentrarme por completo en mi padre cuando estoy con él, en mi trabajo cuando estoy trabajando y en relajarme cuando cuido de mí misma. ¿Cuál es la bonificación? Tengo experiencias más completas, incluso el tiempo que paso con mis seres queridos.
8. Toca las cosas una vez. Aprendí esta habilidad en mi trabajo y la he transmitido a mi experiencia de prestación de cuidados. Aquí es donde resulta útil tener sistemas de archivo sencillos y escanear (o fotografiar) los documentos para hacer copias electrónicas. Cuando obtengo un recibo del copago de un médico o suministros para mi padre, evito colocarlo sobre el mostrador de la cocina y olvidarme de él. En vez de eso, me dirijo directamente al archivador o a mi teléfono para archivarlo, escanearlo o triturarlo. De la misma manera, guardo los utensilios de cocina, suministros de prestación de cuidados, ropa, etc. Antes de dejar algo en cualquier lugar, tómate un minuto adicional para colocarlo en su sitio a fin de que después no se convierta en otra tarea en tu lista de “cosas por hacer”.
9. Despeja y organízate. El caos en nuestro entorno nos desgasta la energía y hace que resulte mucho más difícil implementar los consejos anteriores. Perdemos tiempo buscando cosas. El caos interno funciona de la misma manera. He usado opciones tecnológicas de organización (consulta el consejo 4). Pero también consulté con una organizadora profesional que me ayudó muchísimo. Trabajó conmigo para elaborar un plan que yo implementé. (También puedes pagarle a un profesional para que te organice las cosas).
10. Anticipa los desvíos. Las crisis siempre sucederán, y nuestros planes se desviarán. He aprendido a esperar esto en vez de temerle, y por eso cuando ocurre, no me siento que fracasé. Si recurro a mis habilidades para manejar el tiempo, sé que me recuperaré —y la capacidad de recuperación es mi manera de juzgar el “éxito” en la prestación de cuidados—.