La tecnología está transformando el cuidado de los adultos mayores
A medida que la población de Estados Unidos envejece, los robots podrían ayudar a llenar un vacío en esta área.
In English | Durante la Conferencia Mundial de Robótica realizada en agosto en Beijing, humanoides que parecían una versión blanca y más bajita y simpática de C-3PO cantaron, bailaron y contaron cuentos.
Esos robots iPal con aspecto de personaje de historieta (abajo) generaron risas y sonrisas. Pero ellos y sus hermanos mecánicos pronto podrían cumplir una importante misión: mantener a los adultos mayores de Estados Unidos sanos, activos y alertas.
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Empresas de todo el mundo están invirtiendo en asistentes robóticos socialmente interactivos: robots que brindan asistencia a través de la interacción social, no interacción física, y pueden ayudar con los problemas de prestación de cuidados que presenta una población que envejece. Desde el iPal de AvatarMind —que podría llegar a vigilar las caídas— y el Mabu de Catalia Health —que puede hacer preguntas como una enfermera—, hasta una foca de peluche que mejora el estado de ánimo del usuario, estos robots asistentes podrían tener una demanda creciente en un mundo en el que se espera que la escasez de cuidadores en Estados Unidos llegue a casi 450,000 para el 2025.
El software del iPal, orientado a los adultos mayores, todavía está en desarrollo, pero pronto será capaz de recordarle al usuario que debe tomar un medicamento y ofrecerá contenido entretenido, rompecabezas que estimulan el cerebro, y más. Una vez en el mercado, se unirá a otros robots asistentes de interacción social como el ya mencionado Mabu y el ElliQ de Intuition Robotics, los cuales ya están aconsejando y educando a adultos mayores para lograr una buena salud.
“Veo mucha promesa en esto”, dice el Dr. William Dale, geriatra y especialista en medicina paliativa en City of Hope National Medical Center. El Dr. Dale prevé dispositivos que ayuden con tareas como recordarles a los pacientes que tomen un medicamento, coman o salgan a dar una caminata. "Pienso que será útil, especialmente si están en las etapas iniciales de una declinación física o cognitiva", dice. Pero, agrega, la gente también necesita la empatía y la calidez de otras personas. "Los beneficios sociales de la interacción humana son difíciles de reemplazar", agrega, y hace notar que hay límites a lo que puede realizar un dispositivo gobernado por algoritmos: "Hay ciertas cosas que requieren criterio humano".
Según las Naciones Unidas, se espera que la cantidad de personas de 60 años o más aumente enormemente en todo el mundo, de 962 millones en el 2017 a 2,100 millones en el 2050. Al mismo tiempo, una innumerable cantidad de personas usa tecnología en forma regular, como los teléfonos inteligentes y los dispositivos Google Home y Amazon Echo para mejorar sus vidas.
“La tecnología es mucho más ubicua hoy”, dice Cory Kidd, fundador y director ejecutivo de Catalia Health. “Es el lugar y el tiempo apropiado para utilizar robots como este" para ayudar a una comunidad más grande.
Mabu (arriba), un robot amarillo de 15 pulgadas y grandes ojos redondos, actualmente se concentra en ayudar a pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva supervisando los medicamentos y el nivel de actividad. A través de una nueva relación de trabajo con la American Heart Association, Mabu ahora tiene acceso a todas las pautas con base científica de la Asociación para que la interacción con el paciente sea más informada. Las versiones más nuevas asistirán con el cáncer avanzado de riñón y la artritis reumatoide, dice Kidd.
La conversación típica comienza con Mabu preguntando cómo se siente la persona. Sus preguntas —verbales y con texto en la pantalla— pueden entonces profundizar en otras áreas, como por ejemplo preguntar sobre el peso de la persona o investigar en busca de ansiedad o depresión. La información es luego analizada por Catalia Health y los datos pertinentes se envían a los médicos del usuario.
Mabu, que se lanzó al mercado hace unos meses, no está cubierto por los seguros médicos tradicionales. Actualmente se provee como una cortesía a los usuarios a través de compañías farmacéuticas y de proveedores de atención médica como Kaiser Permanente.
ElliQ (arriba) —que actualmente está siendo probado en California por aproximadamente una docena de personas de entre 62 y 97 años— parece más una pequeña lámpara modular que un robot. En forma proactiva, ofrece hechos triviales, toca música, sugiere videos de conferencias educativas y alienta al usuario a caminar al aire libre. También lo conecta con otras personas por medio de video o mensajes de texto y fotos.
“El objetivo de ElliQ es ayudar a que las personas se mantengan activas y ocupadas, y ser una presencia a su lado todo el día”, dice Dor Skuler, cofundador y director ejecutivo de Intuition Robotics. Luego del lanzamiento, ElliQ estará disponible a través del sitio web de la compañía y otros canales de distribución al consumidor. (Intuition y Catalia no informaron sobre el precio de sus productos; el iPal costará $2,500).
Paro (arriba), una foca bebé interactiva de $6,000, es otro robot que ofrece apoyo emocional. El dispositivo de felpa blanca, aproximadamente del tamaño de un animal de peluche grande, responde a estímulos como el tacto, el ruido, la luz y la temperatura moviendo la cabeza y las piernas y emitiendo sonidos. El robot ha ayudado a mejorar el estado de ánimo de los usuarios y ofrece cierto alivio del estrés causado por la ansiedad o la depresión, dice su inventor Takanori Shibata, científico jefe de investigación en el Human Informatics Research Institute y el National Institute of Advanced Industrial Science and Technology (AIST) de Japón. Los 300 Paros de Estados Unidos son una fracción de los 3,500 que hay en Japón, un país que ha adoptado el uso de robots asistentes de interacción social más rápidamente debido a que su población está envejeciendo a gran velocidad.
Aun así, en Estados Unidos se están viendo avances. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento ha contribuido más de un millón de dólares en fondos para la investigación de robots de asistencia social. Y el mercado está maduro para las inversiones de terceros —como inversores de capital de riesgo—, dice Maja J. Matarić, especialista en robótica y profesora de ciencias de computación en University of Southern California. "En mi experiencia, los usuarios de edad avanzada están muy abiertos a probar la tecnología", dice.
Matarić destaca que el objetivo no es reemplazar a las personas. Los robots pueden facilitar relaciones sólidas entre las personas, dice, y también brindar las herramientas y el apoyo social para ayudar a los adultos mayores a vivir vidas independientes. "Se trata de motivar a la gente para que se ayude a sí misma", dice. "La forma de vivir mucho tiempo y seguir siendo feliz es tener ganas de levantarse y hacer algo".