Vida Sana
| BELINDA SMITH necesitaba un corazón nuevo. La insuficiencia cardíaca congestiva había reducido la capacidad de bombeo de su corazón en un 90%. "Necesitaba un trasplante de corazón, pero no podía esperar tanto", recuerda Smith, ahora de 50 años, y madre de 4, de Dayton, Ohio. "Los médicos me dieron menos de un año para vivir". Un corazón nuevo no es fácil de conseguir. En Estados Unidos hay cerca de 4,000 personas en espera de un trasplante, pero solo 2,500 corazones de donantes están disponibles cada año para personas como Smith, aunque hay una nueva esperanza: un implante de batería que se enchufa a la pared en la noche. Uno de esos dispositivos de asistencia ventricular izquierda (LVAD) le salvó la vida a Smith; los médicos lo colocaron en su pecho en el 2017. "Hace el trabajo que mi corazón no puede hacer, bombea sangre hacia mi cuerpo", explica Smith. "Puedo hacer casi todo lo que hacía antes, solo que no puedo mojar el cable ni las baterías. Tengo una bolsa impermeable para cuando me baño, pero no puedo ir a nadar".
Su LVAD es del tamaño de una batería D y pesa menos de una libra.
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Por el día opera con baterías conectadas a un cable eléctrico que corre a través de su pared torácica. "Cada vez que salgo de mi apartamento, cargo con dos bolsos —ahí llevo mi controlador, baterías de repuesto, un cargador de auto y una bomba adicional—. Si las baterías se agotan tengo cinco minutos para cambiarlas por unas nuevas", señala. "Cuando voy a dormir, tengo que enchufarme a la pared con un cable eléctrico de 25 pies". Un LVAD bombea sangre continuamente; los usuarios no tienen pulso. "Tienes que usar un brazalete de alerta médica para que los paramédicos no piensen que estás muerto o traten de revivirte con RCP. Eso aplastaría la bomba", dice Smith. "Pero puedo escuchar el sonido de la bomba cuando pongo mi cabeza sobre mi brazo en las noches. Ronronea".
Smith espera tener un lugar en la lista de espera para un trasplante de corazón pronto. Pero un LVAD es el futuro para miles de adultos con insuficiencia cardíaca. El otoño pasado, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.) aprobó el primer LVAD como "terapia de destino" para el uso indefinido para personas con insuficiencia cardíaca en etapa terminal que no son candidatas para un trasplante de corazón.
"Para más y más personas, los LVAD son una opción a largo plazo", dice el cardiólogo de Smith, Hareeprasad R. Vongooru. "Para alguien con insuficiencia cardíaca severa cuyas probabilidades de vivir en un año son tan bajas como del 25%, esta es una nueva oportunidad de vida".
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