Caminando: 10 discos indispensables de Rubén Blades
‘Pedro Navaja’, ‘Desapariciones’ y otras canciones clásicas.
por: Ernesto Lechner, actualizado el 29 de junio de 2021
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Metiendo Mano (1977)
De la mano del experimentado productor Willie Colón y su suntuoso sonido de salsa sinfónica con trombones, Rubén vuelve a lanzar su carrera después de un disco grabado en 1970 con la orquesta de Pete Rodríguez. La sorprendente madurez de este trabajo resume los años de aprendizaje con Ray Barretto y otros artistas de la Fania. “Pablo Pueblo” celebra la salsa de contenido social. “Plantación adentro” del puertorriqueño Tite Curet Alonso es otro momento feliz.
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Siembra (1978)
El disco que lo cambió todo: siete temazos de salsa bailable, pero con letras poéticas que provocan lágrimas. En su momento, el disco más vendido de la música tropical, gracias a su caballito de batalla, “Pedro Navaja”, sórdida narrativa de humor negro y cinismo en las peligrosas calles de Nueva York. La vida te da sorpresas y Siembra también, desde la ternura de “Dime” hasta el patriotismo de “María Lionza” y el materialismo disco del infartante “Plástico” (“Se ven las caras, pero nunca el corazón”).
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Maestra Vida (1980)
Un musical afrocubano en dos LPs, ambicioso como lo suelen ser las obras de los jóvenes virtuosos. Le falta un poquito de rigor —y melodías memorables— pero es imposible reprocharle a Blades el deseo de crear una obra que trascienda los límites de la salsa. Repasando la vida y logros de un ciudadano latinoamericano, el cantante medita sobre la existencia al compás de la clave. Para disfrutar con tiempo, aunque sea una vez.
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Canciones del Solar de los Aburridos (1981)
La colaboración entre Blades y Willie Colón continúa viento en popa con el LP más humorístico de su carrera. “Tiburón” ridiculiza la política colonialista de Estados Unidos, mientras que “Ligia Elena” se ríe en la cara de los conservadores frígidos. “Madame Kalalú” cae en la farsa a pura carcajada y los trombones de Willie otorgan un sello de elegancia a estas siete canciones. El final de una gran etapa.
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Buscando América (1984)
Alejado de la Fania y con una nueva compañía discográfica, Elektra, Blades logra quizás el mejor disco de su carrera. Síntesis asombrosa de salsa y poesía, sentido del humor con dolida observación histórica y social. Todos los temas encandilan con su fulgor, desde las viñetas sarcásticas de “Decisiones” hasta la tristeza desgarradora de “Desapariciones” y el grito triunfante de “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”, inspirada en la sangrienta realidad de El Salvador en los años 80.
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Agua de Luna (1986)
Basado en textos de Gabriel García Márquez, expande la cosmovisión de Buscando América, quizás con menos éxito pero igual con un derroche de momentos hermosos. “Claro oscuro” es una de las canciones más sentidas —y bailables— de su discografía. “Ojos de perro azul” asusta con su intensidad. Radiografía de Blades en la cúspide de su búsqueda artística.
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Live! (1990)
Uno de los mejores discos en vivo de la música latina. Las versiones de “El padre Antonio y su monaguillo Andrés” y “Ojos de perro azul”, llenas de swing afrocaribeño, son ampliamente superiores a las originales. Los comentarios de Rubén entre canciones no tienen desperdicio. Y la edición en formato de cassette contenía un tesoro escondido: una fogosa interpretación de “Claro oscuro” que bien vale la pena descubrir.
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Mundo (2002)
A comienzos del nuevo milenio, Blades abandonó los parámetros del género tropical para buscar un nuevo lenguaje de música popular. Mundo es la culminación de una trilogía que empezó con La rosa de los vientos (1996) y continuó con Tiempos (1999). Un sonido cálido y sofisticado, con adaptaciones de temas provenientes de otros géneros, como el clásico irlandés “Danny Boy” y un sensacional “First Circle” del guitarrista Pat Metheny. Un momento rompecorazones: la fragilidad de “Sebastián” con sus violines y la voz de Blades, a flor de piel.
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Cantares del Subdesarrollo (2009)
Inspirado en los sones de la trova cubana, este disco hecho en casa es el trabajo más minimalista del cantante. Narrativas de Latinoamérica teñidas de humor y política, con Blades tomando el papel protagónico en voces e instrumentos. Las letras y melodías se destacan más en este marco austero y “El tartamudo” —bastante subida de tono— es probablemente la canción más cómica de su repertorio.
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Tangos (2014)
A los 65 años, demostrando su infatigable deseo de explorar nuevos caminos, Blades graba 11 canciones en el género de tango. El proyecto triunfa gracias a las orquestaciones tradicionalistas de Carlos Franzetti, además del acompañamiento del veterano Leopoldo Federico y su orquesta. Impecable de principio a fin, especialmente en los temas que narran historias de amor romántico, como “Ligia Elena” y “Paula C”.