Eddie Palmieri: 'Mi luz mayor'
En su segundo disco del 2018, el músico reflexiona sobre el pasado y recuerda con amor a su esposa.
No hay muchos pianistas de 82 años que puedan ufanarse de haber lanzado dos LPs de material original en un mismo año, pero Eddie Palmieri es uno de ellos. Visionario desde el comienzo de su carrera, el tecladista de origen puertorriqueño es una figura única y fundamental dentro de la música afrocaribeña. Debutó como director de orquesta en 1962, con La Perfecta, y desde entonces no ha parado de experimentar, renovar su cancionero y ensayar instrumentaciones novedosas.
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Hace unos meses, Palmieri lanzó Full Circle, revisitando momentos clave de su discografía con arreglos remozados y una big band. Su nuevo disco, Mi luz mayor, es mucho más interesante. Palmieri divide los 11 temas del LP entre dos grandes cantantes: Hermán Olivera, vocalista principal de su orquesta, y Gilberto Santa Rosa, como artista invitado. Esta dupla le agrega variedad a un disco que además propone un repertorio que fascinará a los conocedores de su obra.
No sorprende que Palmieri use este momento de su carrera para reflexionar sobre el pasado. Sus comienzos como pianista fueron en los años 50 con la elegante orquesta de Tito Rodríguez. Quizás la presencia de Gilbertico —un estudioso obsesivo del intérprete de “Inolvidable” — motivó a Palmieri para dedicar gran parte de este LP a versiones progresivas de temas que en su momento fueron famosos en la voz de Rodríguez.
De esta manera, el disco abre con Olivera cantando un cadencioso “Abarriba cumbiaremos”, mientras que el regocijo es palpable en la voz de Gilbertico cuando arremete con “Tremendo cumbán”, “Chica ni lambó” y el clásico de la música tropical, “Sun sun babaé”. Tito Rodríguez era un bolerista trascendental, y Palmieri rodea la voz de Olivera en un clima lánguido y majestuoso al revisitar el bolero “Soñando con Puerto Rico”.
El único momento del LP que provoca una cierta disonancia es una alocada versión de “Mi congo”, composición de Palmieri grabada originalmente en el revolucionario disco de 1978, Lucumí, Macumba, Voodoo. Esta nueva lectura cuenta con Carlos Santana y un solo de guitarra eléctrica que suena un poco fuera de lugar en este marco.
Pero el momento más conmovedor es “Mi luz mayor” —en la voz de Gilbertico— tierno homenaje a Iraida, la leal esposa que acompañó a Palmieri durante casi toda su vida y falleció hace unos años. No sólo la letra es honesta y emotiva, sino que el tecladista se inspira recordando a su enamorada y nos regala un espectacular tumbao de piano, deliciosamente percusivo y repleto de swing afrocaribeño.
Palmieri no pierde su talento para sorprender, pero aún en el contexto de su maravillosa obra, este nuevo disco ocupa un lugar especial.