10 discos en vivo icónicos de la música latina
Inolvidables grabaciones que marcaron época.
Recibe contenido similar, suscríbete a nuestro Boletín
Fania All-Stars: Live at the Cheetah, Vols. 1 & 2.
En agosto de 1971 las estrellas de la incipiente disquera Fania ofrecieron un arrebatado concierto en el club Cheetah, de Nueva York, que fue grabado para la posteridad — y marcó el comienzo de la explosión salsera de los años 70—. Cheo Feliciano se despacha con una versión de “Anacaona” que por momentos es superior a la original. “Quítate tú”, con soneos de Héctor Lavoe, Cheo y Pete ‘El Conde’ Rodríguez, entre otros, es un antidepresivo natural.
Oscar D’León: ¡En vivo!
Empieza con “Llorarás” —su éxito descomunal— y continúa sin tomar aliento con “Bravo de verdad” y “Me voy pa’ Cali”, una secuencia que el sonero venezolano repetiría durante muchos años en sus conciertos. Pocos salseros tienen el swing y la electricidad que D’León muestra invariablemente en sus recitales. Combinando un férreo rigor instrumental con sabrosas improvisaciones, este doble compacto incluye inolvidables versiones de “Sandunguera”, “Calculadora” y “Mi bajo y yo”, culminando con un infartante “Írimo”, de las épocas de Oscar con la Dimensión Latina.
Rubén Blades: Live!
Cuando Blades lanzó su primer disco en vivo en 1990, ya había abandonado a la Fania para lanzar una serie de obras maestras de la salsa contemporánea con la compañía Elektra. Acompañado por Seis del Solar, un grupo que no tiene metales pero derrocha frenesí, el cantautor panameño presenta una versión furiosa de “Pedro Navaja”, para después explorar joyas existencialistas como “Decisiones” y “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”. La versión en cassette incluía un tema adicional que vale la pena descubrir en YouTube, “Claroscuro”.
Soda Stereo: El último concierto
Luego de convertirse en una de las primeras bandas del rock en español en lograr popularidad masiva en todo el continente americano, Soda Stereo se despidió de sus fanáticos con un concierto en el estadio Monumental de Buenos Aires. Aunque fue un momento de luto para el rock en español, el fervor que escuchamos en estos CDs es testimonio de una noche mágica. “Paseando por Roma” es como un remolino de energía vital, mientras que “Persiana americana” vibra a puro rock’n’roll. Gustavo Cerati fallecería en el 2014 a los 55 años, agregándole un dejo de tragedia a este documento histórico.
Vicente Fernández: Un Azteca en el Azteca
Fue la imprudente pregunta de un periodista que generó el retiro de Vicente Fernández de los escenarios. El último representante de cierta estética dorada de la música ranchera, El Chente se despidió con un recital apropiadamente épico llevado a cabo en la capital mexicana el 2 de septiembre del 2016. Lo acompañaron su hijo Alejandro —digno heredero— y miles de admiradores que vibraron con suntuosas interpretaciones de “Cien años”, “El rey”, “Volver volver” y docenas de clásicos. La grabación ganó el Grammy a mejor álbum de música regional mexicana.
Vinicius de Moraes con Maria Creuza y Toquinho: La Fusa
Uno de los discos más cálidos de la música brasileña fue grabado en un estudio de Buenos Aires, reproduciendo los recitales que Vinicius de Moraes —el poeta de la bossa nova— junto al guitarrista Toquinho y la cantante Maria Creuza ofrecieron en el centro nocturno La Fusa en 1970. Creuza celebra la euforia de un amor romántico en adorable en “Que Maravilha”, mientras que el clásico “Garota de Ipanema” suena lleno de frescura cuando los tres cantantes se reparten las estrofas.
Roberto Carlos: Acústico
En el 2001, la grabación de un disco en formato acústico para la cadena MTV le dio a Roberto Carlos la oportunidad de revisitar su extraordinario cancionero con arreglos que ensalzaron la expresividad de su voz. Más allá de complacer a la audiencia con canciones indispensables como “Detalhes” y “Jesus Cristo”, O Rei se acordó de los principios de su carrera. “As Curvas De Estrada De Santos” es una joya olvidada de 1969, mientras que la melodía de “Por Isso Corro Demais” es simplemente maravillosa.
Buena Vista Social Club at Carnegie Hall
Los octogenarios de Cuba visitan el Carnegie Hall y el público cae rendido ante las cadencias del danzón, la guaracha y el cha cha chá. Un resplandor envuelve el sonido de esta grabación en vivo, presentando a esta magna orquesta cubana en todo su esplendor, cuando el pianista Rubén González y el bolerista Ibrahim Ferrer todavía estaban con nosotros. Es quizás más emocionante todavía que el disco original del Buena Vista, ya que incluye el entusiasmo del público y los jugueteos en vivo y en directo de un colectivo que cambió la historia de la música.
Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes
No sorprende que la primera grabación en vivo del inmortal Juanga haya sido un fastuoso disco doble con un popurrí de 25 minutos repasando muchos de sus éxitos. En 1990, el cantautor mexicano tenía muchos éxitos y sus cuerdas vocales se encontraban todavía en óptimas condiciones. Marco ideal para un disco que subraya el talento natural de Juan Gabriel para conectar con las multitudes. “Querida”, “Amor eterno” y un revelador “Hasta que te conocí” son sólo algunos de los momentos que sobresalen.
Silvio Rodríguez en Chile
Acompañado por el extraordinario conjunto cubano Irakere, Silvio Rodríguez celebra el retorno de Chile a la democracia con un recital delante de 80,000 personas. “Unicornio” suena especialmente conmovedor dadas las circunstancias, pero este disco doble editado en 1990 nos presenta a un Rodríguez que va más allá de los mensajes sociales, mostrándose como uno de los compositores más talentosos de la música latina. Las melodías de “Causas y azares”, “Pequeña serenata diurna” y “Rabo de nube” —por mencionar algunas— son delicadas y repletas de matices.