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Héroes desconocidos del movimiento por los derechos civiles

Junto con paladines legendarios, miles de personas se sacrificaron durante la era del cambio. Estas son algunas de sus historias.


spinner image De izquierda a derecha: Fred Gray, Charles Person, Wille Pearl Mackey King
De izquierda a derecha: Fred Gray, Charles Person y Wille Pearl Mackey King.
RORY DOYLE; LYNSEY WEATHERSPOON; SHURAN HUANG  

Martin Luther King Jr. Rosa Parks. Medgar Evers. John Lewis. Estos nombres resuenan en la historia como líderes de los enormes y extensos eventos que conformaron el movimiento por los derechos civiles con el cual las personas afroamericanas lucharon por la igualdad durante las décadas de 1950 y 1960 y en años posteriores. Pero el movimiento no podría haber tenido éxito sin miles de personas de todas las razas que hicieron contribuciones importantes, si bien a menudo ignoradas, y sin millones de otras que se vieron motivadas por esos esfuerzos y decidieron que era hora de hacer lo correcto.

Para el Mes de la Historia Negra, quisimos buscar a esos hombres y mujeres que hicieron su parte para cambiar la historia de Estados Unidos, no en busca de fama ni recompensas, sino simplemente porque sintieron la necesidad de ser parte de la solución.

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Estas son sus historias.

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Willie Pearl Mackey King en su iglesia en Silver Spring, Maryland.
SHURAN HUANG 

Willie Pearl Mackey King sobre la Carta desde la cárcel de Birmingham

82 años, residente del condado de Montgomery, Maryland

King formó parte del equipo ejecutivo de Martin Luther King Jr. entre 1962 y 1966.

La dueña de la casa donde yo vivía en 1962, en Atlanta, alquilaba los cuartos extra a estudiantes universitarios y jóvenes mujeres trabajadoras. Dorothy Cotton vivía en la planta baja. [Cotton es conocida como un pilar del movimiento por los derechos civiles]. Un día me preguntó si estaba buscando trabajo. Yo no había trabajado nunca en una oficina. Me dio una dirección y dijo: “Deberías ir aquí y presentar una solicitud”. Así es como empecé a trabajar en la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC).

Me dieron el puesto de recepcionista, y comencé a leer folletos sobre este lugar en el que trabajaba. Yo nunca había oído hablar de derechos civiles. Entonces, un día llegó este hombre, me saludó y me preguntó por mi iglesia y mi familia. ¡Me di cuenta de que era el hombre que aparecía en los folletos! Estaba a cargo de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur y su nombre era Martin Luther King Jr.

El Dr. King me preguntó si estaría dispuesta a acompañarlo en ciertos viajes. Yo estaba extasiada. En diciembre de 1962, fui con el Dr. King a Birmingham para organizar un recorrido “de persona a persona” por el estado de Alabama. Visitamos ciudades en todo el estado, y así fue como comenzó el movimiento de Birmingham.

spinner image Willie Pearl Mackey King sostiene una foto de ella mientras trabajaba para el Dr. King en 1963
Willie Pearl Mackey King sostiene una fotografía de ella cuando trabajaba para Martin Luther King Jr. en 1963.
SHURAN HUANG/CORTESía WILLIE PEARL MACKEY KING 

Esta debía ser una protesta no violenta en el corazón de Jim Crow. El FBI le informó al Dr. King: “Hay amenazas creíbles contra su vida. No podemos garantizar su seguridad”. Bueno, el Dr. King nos reunió a todos y dijo: “Si alguien decide que no quiere hacer este viaje, que es demasiado peligroso, yo no me ofenderé. Porque nos podrían matar”. Miré a mi alrededor, pensando que se cancelaría. Pero nadie dijo que no. Salí de la habitación y lloré; luego volví a entra y dije: “Yo voy”.

El Viernes Santo de 1962, después de que comenzaran las protestas en Birmingham, arrestaron al Dr. King. Un grupo de ocho ministros escribió un artículo —titulado Un llamado a la unidad— en el que decían que el Dr. King no era una persona representativa y urgían a los locales a no participar en lo que estaba haciendo. El Dr. King decidió escribir una respuesta. Estaba en la cárcel, y les pidió a los guardias un bolígrafo y papel. Le respondieron: “¡Esto no es una biblioteca! No le daremos nada para escribir”.

Entonces, escribió en los bordes de periódicos, en papel higiénico, en bolsas de sándwiches. Su abogado, Clarence Jones, escondió los trozos de papel bajo el saco del traje y los sacó de la cárcel. Nosotros tuvimos que armar ese rompecabezas. Trabajábamos en el suelo, tratando de descifrarlo, pegando los papeles con cinta adhesiva. La letra del Dr. King no era la mejor. La luz de la celda era muy mala.

"Si la gente leyera la carta (“Carta desde la cárcel de Birmingham”) hoy, comprendería lo que estaba haciendo el Dr. King en Birmingham y por qué luchaba tan tenazmente por los derechos civiles."

Willie Pearl Mackey King 

Así es como creamos la “Carta desde la cárcel de Birmingham” (en inglés). Cuando la publicamos, nadie le prestó atención al principio. Fue solo cuando Bull Connor [el comisionado de seguridad pública de la ciudad] ordenó el uso de mangueras para incendio y perros contra los manifestantes en el Parque Kelly Ingram de Birmingham que comenzamos a recibir pedidos de la “Carta desde la cárcel de Birmingham”. Yo no daba abasto para mimeografiar copias suficientes. [La carta se convirtió en uno de los documentos más importantes de la era de los derechos civiles].

Si la gente leyera la carta hoy, comprendería lo que estaba haciendo el Dr. King en Birmingham y por qué luchaba tan tenazmente por los derechos civiles. En mi opinión, ninguno de sus discursos o escritos ilustran con mayor claridad su misión. Toda mi carrera estuvo destinada a ayudar a las personas. Es algo que inculcaron en mí el Dr. King y otros con quienes trabajé en forma muy estrecha. No se me ocurre una manera mejor de pasar la vida que ayudando a la gente.

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spinner image Charles Person muesta su libro titulado 'Buses Are A Comin'
Charles Person muestra su libro "Buses Are A Comin'"
LYNSEY WEATHERSPOON

Charles Person sobre los Viajeros de la Libertad

81 años, residente de Atlanta

Activista de derechos civiles, fue el miembro más joven del grupo original de Viajeros de la Libertad. Más adelante, fue veterano de Vietnam. Es autor de Buses Are a Comin’.

Mi padre fue un veterano patriota de la Segunda Guerra Mundial. Él era optimista y confiaba en que habría un cambio para las personas negras. “Este país también es nuestro”. Eso era lo que él predicaba.

Mi trayectoria comenzó cuando, en el último año de la escuela secundaria en Alabama, presenté mi solicitud a Morehouse College en Atlanta y me aceptaron.

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Cuando llegué al campus de la universidad en 1960 estaba comenzando el movimiento de las sentadas. Yo estuve allí todos los días. La idea era entrar a un restaurante, sentarse en la barra y paralizar el restaurante, porque sabíamos que, como éramos negros, no nos atenderían. Finalmente, me arrestaron, junto con otros.

En 1961, el Congreso de Equidad Racial (CORE) organizó el primer Viaje por la Libertad. El propósito era desafiar la falta de cumplimiento de las decisiones de la Corte Suprema que estipulaban que la segregación en los autobuses interestatales y en las terminales de autobuses era anticonstitucional. Los estados del sur no estaban respetando esas decisiones. Nuestro objetivo era viajar en autobús al sur y sentarnos donde decían que no podíamos hacerlo. Esto no era desobediencia civil. La ley estaba de nuestro lado.

spinner image Premio al Legado de Derechos Civiles 2018 de Charles Person por su sacrificio
Premio otorgado a Charles Person por su sacrificio durante el Viaje por la Libertad de 1961.
LYNSEY WEATHERSPOON

Yo tenía 18 años y necesitaba la firma de uno de mis padres. Fue mi padre quien dio la aprobación. Mi madre se mostraba reacia. Pero fui. El primer autobús de Viaje por la Libertad salió de Washington D.C. el 4 de mayo de 1961. A bordo iba una mezcla de activistas negros y blancos, incluido el futuro congresista John Lewis. Yo fui el viajero de la libertad más joven en ese primer viaje.

Todos estábamos bien acicalados, porque la forma en que nos presentábamos era importante. Cada noche nos quedábamos con miembros de congregaciones que nos alimentaban. Cambiábamos de autobús cada día por motivos de seguridad. Éramos personas comunes tratando de hacer cosas para que nuestra vida saliera de lo común.

La gente nos provocó todo el camino hasta Alabama. Cuando llegamos a Anniston, un grupo de hombres subió al autobús y se nos acercó. Ahí es cuando comenzó la golpiza. En Birmingham, la parada siguiente, al bajar del autobús nos esperaba una turba. Mi compañero y viajero de la libertad James Peck cayó al suelo casi inmediatamente. Yo mantuve el equilibrio, pero un golpe me abrió el cuero cabelludo. Me alejé de la multitud y, por esas cosas de la suerte, pasaba por allí un autobús de la ciudad. Me subí. El conductor se apiadó de mí y me llevó a un sitio seguro. Me dijo: “Si cruzas las vías, habrá alguien allí que te ayudará”.

Terminé en una iglesia donde una enfermera me unió el cuero cabelludo con una venda. [Las golpizas salieron en las noticias nacionales y fueron un evento decisivo en la lucha por los derechos civiles]. A través de fotografías, el FBI identificó a los hombres que nos habían golpeado. Yo pensé que era un caso sólido y contundente. Pero era imposible que un jurado compuesto totalmente por personas blancas en el sur condenara a hombres blancos por golpear a una persona negra.

Hice todo el camino a Nueva Orleans y, cuando volví a Atlanta, mi madre pensó que si me quedaba en el movimiento por los derechos civiles terminarían matándome. Tal como había hecho mi padre, decidí prestar servicio en las Fuerzas Armadas. Ingresé en el Cuerpo de Infantería de Marina y fui a Vietnam. Estuve expuesto al agente naranja y actualmente tengo cáncer.

Siempre que tengo la oportunidad de hablar con personas jóvenes les digo que pueden cambiar el mundo. Espero que escuchen a todo aquel que les dice que tienen el poder de hacer que el mundo sea un lugar mejor.

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spinner image El abogado Fred Gray frente a una exposición dedicada a sus contribuciones
El abogado Fred Gray frente a una exhibición dedicada a sus contribuciones en el Centro de Historia de Tuskegee en Alabama.
RORY DOYLE

Fred Gray sobre la protesta de autobuses en Montgomery

93 años, residente de Tuskegee, Alabama

Predicador y abogado de derechos civiles, defendió algunos de los casos raciales más importantes de la historia de Estados Unidos.

Cuando yo era niño, había dos profesiones para los hombres negros: predicador o maestro. Yo estudié para predicador en Nashville, Tennessee, y cuando volví a mi estado natal, Alabama, me inscribí en la Universidad Estatal de Alabama para Negros (ahora, Universidad Estatal de Alabama). Había problemas graves en la forma en que se trataba a las personas negras en los autobuses. Hasta habían matado a un hombre. E.D. Nixon, un líder negro y presidente de la rama local de la NAACP (Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color), me dijo que necesitaban abogados y no conocían a ninguno. Entonces, cuando me gradué en la universidad, me inscribí en la Facultad de Derecho de la Universidad Case Western Reserve [llamada en ese entonces Western Reserve] en Cleveland, Ohio. Aprobé los exámenes jurídicos habilitantes de Alabama y Ohio en el verano de 1954.

Seis meses después, el 2 de marzo de 1955, una joven de 15 años llamada Claudette Colvin fue arrestada por negarse a cederle el asiento a una persona blanca en un autobús público. Claudette vivía en un área en la parte norte de Montgomery donde había dos o tres calles de familias negras rodeadas de hogares blancos. Los estudiantes negros tenían que tomar dos autobuses para llegar a la Escuela Secundaria Booker T. Washington.

El día en que arrestaron a Claudette, los estudiantes habían salido temprano de la escuela porque había una reunión de maestros. Cuando llegaron al centro, muchas personas blancas subieron al autobús y le pidieron a Claudette que dejara su asiento. Ella no estaba sentada en la llamada “sección blanca” y le dijo al conductor del autobús que no iba a levantarse. La arrestaron, y yo acepté representarla ante el tribunal de menores. El caso de Claudette fue mi primer caso de derechos civiles. El juez fue muy amable, pero de todos modos dictaminó que Claudette había cometido una infracción.

"Ahora tengo 93 años, y continúo luchando."

Fred Gray

Nueve meses después, Rosa Parks hizo lo mismo. Yo conocía a la Sra. Parks desde la época en que estudiaba en la Universidad Estatal de Alabama. Cuando abrí mi bufete jurídico a fines de septiembre de 1954 y hasta el día en que la arrestaron, el 1.o de diciembre de 1955, ella venía a mi oficina y hablaba de problemas, de cómo, incluso después de la decisión de la Corte Suprema en el caso Brown vs. Board of Education en 1954, la segregación continuaba en todas las escuelas de Alabama.

Habíamos hablado sobre cómo debía conducirse una persona si le pedían que cediera su asiento en un autobús. Yo tenía la impresión de que, si se presentaba la oportunidad, ella no lo cedería. Y eso fue lo que hizo. Me contrató para que la representara.

Me reuní con Edgar Nixon de la NAACP y Jo Ann Robinson, una instructora en la Universidad Estatal de Alabama que era también presidenta del Consejo Político de Mujeres, una organización en Montgomery destinada a ayudar a las personas negras a inscribirse para votar y a mejorar las condiciones en general. En su casa, planificamos el boicot de autobuses de Montgomery. [Las personas negras dejaron de viajar en autobús, lo que representaba una amenaza financiera para el sistema de transporte de la ciudad].

spinner image Parte de una exposición dedicada al abogado Fred Gray
Una exposición dedicada al abogado Fred Gray muestra a Gray (centro) después de ser elegido miembro de la Cámara de Representantes de Alabama en 1970.
RORY DOYLE

Jo Ann Robinson dijo: “Vamos a necesitar un vocero. Mi pastor, Martin Luther King, hace poco tiempo que está aquí en Montgomery, pero puede mover a la gente con palabras. Podemos hacer que él sea el vocero”. Yo no conocía al Dr. King. Muy pocos sabían quién era en esos tiempos. Lo designaron vocero, y yo me hice cargo del trabajo legal.

Tuvimos una reunión en la iglesia bautista de Holt Street. Cuando escuchamos hablar al Dr. King, nos convencimos de que estaban por suceder cosas importantes. Y cuando salieron los autobuses el lunes por la mañana, llevaban muy pocas personas negras. El Dr. King y yo estuvimos en contacto casi a diario durante los 382 días del boicot de los autobuses. Solo que no lo llamamos un boicot, porque no era un boicot. Lo llamamos protesta. En esos tiempos, el mundo conoció su nombre.

Tres meses después del inicio de la protesta de autobuses en Montgomery, Alabama encausó a 89 personas. Los fiscales decidieron entonces que, en vez de llevar a juicio 89 casos, elegirían uno. Y, por supuesto, eligieron al Dr. King. Yo fui el responsable de armar el equipo jurídico. El juicio duró cuatro días. Logramos que personas negras —entre ellas, la esposa de un hombre a quien habían matado— describieran como las habían maltratado en los autobuses. No obstante, el fallo del juez fue que el Dr. King era culpable.

Todo el resto de mi vida luché para destruir cualquier cosa segregada que encontraba. He luchado por derechos educativos, por el derecho al voto de las personas negras. La inequidad y la lucha por la justicia social continúan.

Ahora tengo 93 años, y continúo luchando.

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