5 cosas que hay que saber sobre la inmunidad colectiva y el coronavirus
Qué es, cómo funciona, y por qué una vacuna contra la COVID-19 se considera la clave para desacelerar su transmisión.
In English | Con el invierno que se avecina y los casos de COVID-19 que siguen aumentando en EE.UU. y en todo el mundo, los legisladores y expertos en salud tienen mucho afán de encontrar maneras de controlar la propagación del coronavirus y de minimizar sus estragos.
Una idea que recientemente ha hecho noticia es el concepto de la inmunidad colectiva. ¿Pero qué es exactamente la inmunidad colectiva y cómo funciona? A continuación, cinco cosas que debes saber:
1. La inmunidad colectiva es protección para la población entera
La inmunidad colectiva se logra cuando un porcentaje significativo de la población se hace inmune a una enfermedad contagiosa, típicamente a través de la vacunación, lo que reduce su capacidad para transmitirse en una comunidad. Cuando la enfermedad no tiene a dónde ir, aun los que no son inmunes (como los recién nacidos o las personas que tienen comprometidos sus sistemas inmunitarios) adquieren protección porque "se cortan los canales que permiten que esto se transmita y se arraigue", explica Jeff Levin, epidemiólogo y profesor en Baylor University.
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El sarampión, las paperas y la poliomielitis son ejemplos de enfermedades a las que las personas en EE.UU. han desarrollado inmunidad colectiva. Las tres enfermedades antes eran comunes, pero dado que la mayoría de las personas en EE.UU. han sido vacunadas contra ellas, los brotes en el país son poco frecuentes y, en el caso de la poliomielitis, no existen.
2. El límite para alcanzar la inmunidad colectiva varía
El porcentaje de la población que necesita ser inmune a la enfermedad para alcanzar la inmunidad colectiva varía, según la enfermedad y el ambiente físico y social, afirma Levin. Por ejemplo, la inmunidad colectiva contra el sarampión requiere que aproximadamente el 95% de la población esté vacunada, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el caso de la poliomielitis, el límite se acerca más al 80%.
Los expertos aún no están seguros sobre cuál va a ser el punto ideal para la inmunidad colectiva en el caso de la COVID-19, pero Ali Mokdad, profesor de Salud Global en el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de University of Washington, pronostica que superará el 70%. Este estimado se basa en las tasas de infección que existen en áreas del mundo donde el virus sigue transmitiéndose, a pesar de que un alto porcentaje de las poblaciones en cuestión han contraído la COVID-19.
3. La inmunidad colectiva se puede lograr a través de la infección natural
Si bien es cierto que la vacunación es la manera más habitual de lograr la inmunidad colectiva, no es la única opción. La inmunidad se puede adquirir a través de la infección natural. Cuando una persona ha sido expuesta al virus, el organismo produce anticuerpos que ayudan a protegerla contra infecciones futuras del mismo patógeno. Por lo tanto, si suficientes personas en una población se recuperan de una enfermedad y desarrollan una respuesta inmunitaria, con el tiempo la inmunidad colectiva se puede alcanzar. Pero aún faltan elementos por aprender sobre las respuestas inmunitarias que se desarrollan después de una infección de coronavirus.
Pero lo que a menudo se ve cuando no existe una vacuna —y esto ocurrió en el caso de enfermedades tales como la varicela antes que se desarrollara una vacuna— es que, aun si muchos adultos desarrollan inmunidad de una infección anterior, "la enfermedad todavía puede circular entre los niños y todavía puede infectar a aquellas personas que tengan sistemas inmunitarios debilitados", escribieron Gypsyamber D'Souza y David W. Dowdy, profesores en la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins University.
Según Mokdad, existe la idea errónea de que la inmunidad colectiva para la COVID-19 ya se ha alcanzado en zonas donde las tasas de infección han bajado. Pero "eso no constituye inmunidad", anota. Es más bien la naturaleza cíclica de la transmisión del virus. "Es decir, se quitaron algunos de los propagadores más importantes en esa comunidad", pero después "el virus va a pasar a otra persona y alguien los va a reemplazar", explica.
En el caso de la COVID-19, los estudios demuestran que solo aproximadamente el 10% de la población del mundo se ha infectado con el coronavirus (SARS-CoV-2); los estimados en EE.UU. son muy similares, lo cual significa que haría falta que muchas más personas contrajeran la enfermedad para alcanzar la inmunidad colectiva a través de la infección natural. Y recuerda: aún no sabemos cuál es ese límite.
Aun en el mejor de los casos, tendríamos alrededor de 13 millones de muertes en el mundo y 1 millón de muertes en EE.UU. a causa del coronavirus antes de que se alcance la inmunidad colectiva, si no hay una vacuna, predice el IHME. Hasta la fecha, más de 220,000 personas en EE.UU. han fallecido de COVID-19.
4. Tratar de alcanzar la inmunidad colectiva sin una vacuna es problemático
Aun así, algunos sostienen que obtener la inmunidad colectiva a través de la infección natural es una estrategia que vale la pena considerar, especialmente si las personas que corren un alto riesgo de enfermarse gravemente de la COVID-19 se protegen del virus cuando haga estragos en la población. Sin embargo, los que se oponen a esta estrategia —y son muchos (en inglés)— alegan que, a estas alturas de la pandemia, permitir que el virus se difunda en forma rampante "podría ser un desastre", afirma Levin.
En primer lugar, la porción de la población que corre riesgo de enfermarse gravemente de la COVID-19 es considerable, e implementar medidas para proteger a todos sería difícil. Además, señala Levin, los investigadores todavía están aprendiendo sobre el nuevo virus y los grupos más vulnerables a la enfermedad que causa.
Hasta ahora, se sabe que la edad aumenta el riesgo de tener complicaciones a causa del coronavirus. Ocho de cada diez muertes a causa de la COVID-19 han ocurrido en personas que tienen 65 años o más, y más de 54 millones de personas en EE.UU. se encuentran en ese grupo de edad, según los datos más recientes del censo. Las enfermedades crónicas tales como la enfermedad cardíaca, la diabetes tipo 2 y la enfermedad renal también aumentan el riesgo que una persona corre de enfermarse gravemente al contraer la COVID-19. En la actualidad, seis de cada diez adultos en EE.UU. padecen de una enfermedad crónica; cuatro de cada diez padecen de dos o más, lo que incrementa aún más ese riesgo. Y se ha demostrado que la obesidad, la que afecta a más del 40% de los adultos en EE.UU., agrava una infección de SARS-CoV-2.
Aparte de estos grupos de alto riesgo, hasta las personas jóvenes y saludables pueden enfermarse gravemente de la COVID-19, y algunas personas que se recuperan del virus se quedan con efectos duraderos de la enfermedad. Abandonar las medidas de prevención establecidas para reducir la transmisión de COVID-19 podría sobrecargar enormemente los hospitales y crear "un gran aumento" en la demanda de atención médica, declara Levin.
Además, los expertos no comprenden completamente la respuesta inmunitaria que las personas desarrollan después de infectarse del SARS-CoV-2; por ejemplo, qué tan fuerte es y cuánto dura. (Ya se han reportado unos pocos casos de reinfección).
Por estas razones, los principales expertos de salud han expresado su oposición a esta manera de abordar el virus.
"Nunca en la historia de la salud pública se ha valido de la inmunidad colectiva como estrategia para responder a un brote, y mucho menos a una pandemia. Esto es problemático, tanto científica como éticamente", afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en una reciente rueda de prensa. "La inmunidad colectiva se logra al proteger a las personas del virus, no al exponerlas a la enfermedad".
El principal experto en enfermedades infecciosas del país, Anthony Fauci, ha señalado las fallas de una estrategia para adquirir la inmunidad colectiva sin vacunas, y Mokdad expresa una opinión semejante. "En mi opinión, la inmunidad colectiva [sin una vacuna] es, básicamente, una capitulación y un fracaso del sistema médico y de la salud pública al dar por sentado que debemos darnos por vencidos y aceptar que todos se infecten", dice. "Eso no es aceptable".
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5. Hasta que no exista una vacuna, las medidas de prevención son la mejor manera de proceder
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de impedir que el coronavirus se transmita hasta que una vacuna segura y efectiva se haga ampliamente disponible? "Usar mascarillas", dice Mokdad. "Por primera vez en nuestra historia como seres humanos, tenemos la oportunidad de salvar tantas vidas al usar [mascarillas] sencillas, económicas y no farmacéuticas".
Otras medidas de prevención, tales como el distanciamiento social y evitar las conglomeraciones, también son clave, agrega Levin. "Como sociedad, tenemos que tomar medidas que ayuden a proteger a las personas", dice.
A principios de septiembre, el IHME de Mokdad estimó que, para el 1.º de enero, se podrían salvar casi 770,000 vidas en el mundo a través de medidas comprobadas tales como usar mascarillas y practicar el distanciamiento social. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) también recomiendan lavarse las manos frecuentemente y hacer limpieza y desinfección a menudo como maneras de impedir la transmisión del virus.
"Esto requiere que las personas no solamente piensen en sí mismas, sino que pensemos en lo que podemos hacer para ser conscientes y estar atentos a las necesidades de los demás", dice Levin. "Y si podemos hacer eso, creo que podemos aguantar hasta que tengamos una buena prevención primaria o contemos con un tratamiento que funcione para todos".