Los siete pecados capitales de las finanzas personales
Aprende cómo protegerte contra ellos para que tengas una jubilación segura y feliz.
In English | Hay partes de nuestro destino financiero que no podemos controlar. Los mercados suben y bajan; la inflación viene y va. Sin embargo, tenemos el poder de cambiar nuestro propio comportamiento. Y eso es importante, pues en las finanzas, como en todo lo demás en la vida, el comportamiento equivocado puede conducirnos a un lugar muy peligroso.
Para evitar terminar donde no quieres estar, recuerda estos siete pecados de las finanzas personales. Ignóralos por cuenta y riesgo de tus finanzas. O tenlos muy presentes en tus cálculos y goza de una vida financiera fructífera.
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1) Optimismo
¿Te preocupa que se te acabe el dinero durante tu vida? Si es así, todo bien. Mientras que el optimismo puede ser un rasgo positivo en muchas facetas de la vida, puede resultar peligroso cuando se trata de dinero. Los estudios revelan que quienes son optimistas sobre tener suficiente dinero para la jubilación no se preocupan lo suficiente acerca del asunto. Su optimismo feliz sobre el futuro entorpece la motivación necesaria para aplazar los gastos y ahorrar. ¿Y los pesimistas a quienes les preocupa tener que vivir debajo de un puente? Invariablemente son los mejores ahorradores, según Michael Finke, profesor de planificación financiera personal en Texas Tech University.
Solución: ahorrar de manera automática es la clave para protegerte contra el optimismo excesivo y juntar ahorros. Por supuesto, depositar las deducciones automáticas de la nómina en un plan de jubilación 401(k) en el trabajo es una opción. Pero también puedes deducir dinero de tu cuenta corriente en todos los períodos de pago e invertirlo en un fondo de inversión o cuenta bancaria de ahorros.
2) Consumismo
No cabe duda de que gastar dinero en lo último de moda puede hacernos felices. Pero los estudios indican que esta felicidad no dura mucho. Jonathan Clements, el autor de Jonathan Clements Money Guide 2016 (Guía sobre el dinero para el 2016 de Jonathan Clements), dice que debido a un proceso conocido como “adaptación hedonista”, nos acostumbramos rápido a un nuevo automóvil lujoso, y el factor de felicidad pierde intensidad a toda velocidad.
Solución: siempre habrá alguien con mejores juguetes que tú; mantente alejado de esta rutina hedonista. Si estás pensando en comprar algo costoso, tómate tu tiempo para decidir. Clements dice que la anticipación de la compra es en realidad la mejor parte y proporciona la mayor cantidad de felicidad relacionada con la adquisición.
3) Inercia
No hacer nada con tu dinero puede consumir el valor de tus ahorros si dejas que suceda. Los inversionistas tienen casi $900 mil millones ($900 billion) en fondos de inversión del mercado monetario y $8 millones de millones ($8 trillion) en cuentas bancarias de ahorros. El dinero en efectivo es reconfortante, en particular durante períodos en que el mercado de valores causa tantos dolores de cabeza. Lamentablemente, gran parte del dinero en efectivo que languidece en las cuentas paga prácticamente nada, un simple 0.01% anual. Si el promedio de inflación es un 3.2% (el promedio histórico), perderás un 47% de tu poder adquisitivo en 20 años.
Solución: deja de usar las terriblemente bajas tasas de interés como excusa para no hacer nada. Cuando se escribió este artículo, las cuentas de ahorros en bancos en línea tales como Synchrony Bank daban hasta un 1.05% anual, y los certificados de depósito de cinco años con multas por retiros prematuros de 180 días daban un 2.20%. Por otro lado, los certificados de depósito de 10 años que se compran a través de un agente daban más del 3%.
Es verdad, esas tasas siguen siendo bajas, pero brindan un interés compuesto a medida que pasan los años. Mientras tanto, el interés compuesto de un cero por ciento por 10 años equivale a cero.
4) Impulsividad
Aunque puede parecer lo opuesto de la inercia, la impulsividad puede ser igual de mortífera para tus finanzas. La tentación proviene de otros que te dicen lo ricos que se están volviendo al comprar esas acciones “calientes”, y tú muerdes el anzuelo. O quizás alguien te ofrece la oportunidad de obtener un alto rendimiento sin casi ningún riesgo. O tal vez el mercado de valores cae en picada y el impulso de vender es irresistible.
Solución: ¡detente y piensa! En su libro Thinking, Fast and Slow (Pensar, rápido y despacio), Daniel Kahneman, psicólogo y ganador de un Premio Nobel, dice que tenemos dos sistemas de pensamiento: el primer sistema es rápido, automático, frecuente, emocional y subconsciente. El segundo sistema es lento, intencional, poco frecuente, lógico, calculador y consciente. Antes de entrar en acción basado en el impulsivo primer sistema, usa el segundo sistema para pensar más despacio. Asegúrate de tener en cuenta de manera lógica las ventajas y desventajas.
5) Confianza
¿No te resulta odioso cuando alguien que te aconseja, ya sea o no sobre las finanzas, no divulga un conflicto de intereses? Sin embargo, sorprendentemente, podrías arriesgarte más cuando un asesor sí divulga un conflicto. Un estudio dirigido por George Loewenstein, profesor de economía y psicología en la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, descubrió que cuando los asesores divulgan un conflicto de intereses, se sienten que tienen “licencia moral” para aprovechar el conflicto al, digamos, venderte un producto y recibir la comisión más alta. Al mismo tiempo, es más probable que tú compres el producto debido a lo que Loewenstein llama preocupación sobre la insinuación. Ya que el asesor ha sido franco al divulgar el conflicto de intereses, tú no quieres parecer desconfiado, así que te resulta más difícil decir que no.
Solución: confía en un asesor lo suficiente como para escucharlo, pero no tanto como para seguir sus consejos a ciegas. Haz preguntas y cerciórate de entender completamente las respuestas. Loewenstein dice que nunca actúes de inmediato basado en lo que te aconsejen. En su lugar, háblalo con alguien que entienda el tema y no se beneficie de la decisión. Investiga un poco en línea. Recuerda: las mejores inversiones tienden a ser sencillas y transparentes.
6) Codicia
A todos nos gustaría ganar un poco más con nuestras inversiones. Pero el perseguir con codicia una inversión de alta recompensa y alto riesgo, incluso luego de pensarlo cuidadosamente y con los ojos abiertos, puede a menudo convertirse en un desastre. ¿Cómo obtener un mejor rendimiento sin riesgo innecesario?
Solución: busca inversiones en las cuales la opción de riesgo más bajo puede proporcionar un mejor rendimiento que la de riesgo más alto. Incluso para los certificados de depósito de bancos, los bancos en línea asegurados por la Federal Deposit Insurance Corporation y los certificados vendidos por agentes que se mencionaron anteriormente pagan tasas más altas que la mayoría de los bancos locales, pero sin mayor riesgo.
Sin embargo, cuando te prometan alto rendimiento con prácticamente ningún riesgo, huye corriendo. Los desconocidos por lo general no se comunican contigo para volverte rico.
7) Desorden
¿Tu cartera de inversiones está tan abarrotada como tu garaje? ¿Tienes inversiones repartidas por varios bancos y empresas financieras? Puede ocurrir fácilmente conforme pasa el tiempo y cambiamos de trabajo, dejando los planes 401(k) con antiguos empleadores, o cuando nos mudamos a otro lugar sin tomarnos la molestia de cerrar las cuentas.
Solución: organiza tu vida financiera al consolidar las cuentas. Piensa en la posibilidad de usar un fondo jubilatorio con fecha establecida. Estos fondos contienen una mezcla de acciones y bonos en función de la fecha de jubilación esperada. Los administradores del fondo ajustan la combinación para ser más conservadores a medida que se acerca tu jubilación.
Por último, podrías contratar un asesor para imponer orden y disciplina. Pero cerciórate de que el asesor se apegue a un plan de inversión. Los asesores también son seres humanos y tienen las mismas tendencias que los consumidores, como perseguir las inversiones “calientes” y permitirse los otros pecados financieros mortales.