10 discos que han marcado la carrera de Eddie Palmieri
‘Azúcar’, ‘Vámonos pa’l monte’ y otros clásicos para bailar y escuchar.
por: Ernesto Lechner
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El molestoso (1963)
El segundo LP de Palmieri con su innovadora “trombanga“ de dos trombones y flauta de madera y el formidable Ismael Quintana en la voz. El cha cha chá “Lázaro y su micrófono” es uno de sus mejores momentos, con un bello solo de piano seguido de una cúspide de trombones matemáticamente diseñada, según Palmieri, para enloquecer a los bailarines del Palladium.
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Azúcar pa'ti (1965)
Uno de los discos indispensables en la historia de la música latina, con el infartante Azúcar y el solo histórico en el que Palmieri toca un tumbao con la mano izquierda mientras improvisa un solo melódico con la derecha. Pero hay más: el LP abre con un tórrido bolero con trombones, Sólo pensar en ti, mientras que Óyelo que te conviene es pura furia afrocaribeña, sin límites.
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Bamboléate (1967)
A fines de los 60, el vibrafonista estadounidense Cal Tjader se había establecido como uno de los pilares del jazz latino con un sonido tan elegante como genuino. Palmieri y Tjader colaboraron en dos discos: El Sonido Nuevo y Bamboléate. Ambos valen oro, pero este último incluye We've Loved Before, un enternecedor instrumental de cool jazz, además de los sonidos brasileños de Samba Do Sueno y la perfección melódica de Resemblance.
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Champagne (1968)
Increíble pero real: el día que Palmieri sucumbe a la moda del momento y se adentra en el superficial sonido del boogaloo, termina grabando el mejor disco de boogaloo de todos los tiempos. Y cómo no, con Ismael Quintana y Cheo Feliciano cantando, además del maestro cubano Cachao en el bajo. Ay qué rico, Cinturita y Palo de mango son tan burbujeantes como la bebida del título. Además está Busca lo tuyo, una salsa que es pura gasolina.
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Superimposition (1970)
Comienza una etapa más salvaje. “La malanga” es música tropical a la velocidad de la luz. Pa huelé resucita el humor de doble sentido del compositor Arsenio Rodríguez y tiene un solo de antología (“El hombre de la barba, Eduardo Palmieri”, arenga un integrante de la banda). Por su parte, Chocolate Ice Cream es Latin jazz con aplomo.
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Vámonos pa'l monte (1971)
Mientras Pink Floyd innovaba en el rock sinfónico, Palmieri aparece con un sonido psicodélico, influenciado por las ambiciones del rock del momento. Vámonos pa'l monte, con el sinuoso órgano de su hermano Charlie, lo dice todo. Palmieri expresa un discurso social en “Revolt/la libertad lógico”, donde propone un regreso al monte y la naturaleza, lejos de la corrupción de la sociedad moderna.
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Unfinished Masterpiece (1975)
Más allá de las polémicas que acompañaron a este disco, repudiado por el mismo Palmieri, continúa la expansión sonora de The Sun of Latin Music y obtiene merecidamente otro Grammy. Su magia funciona a base de contrastes inesperados y maravillosos.
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The Sun Of Latin Music (1974)
Uno de sus mejores discos —quizás el más internacional de todos— y justo ganador del Grammy. Empieza a todo vapor con una salsa para incendiar la pista de baile con Lalo Rodríguez (sí, el de Devórame otra vez) a los 16. Una rosa española es algo así como una radiografía sonora de Palmieri y su visión cosmopolita: adaptando un segmento de Abbey Road de Los Beatles a ritmo de danzón, para terminar con un montuno desenfrenado y el violín de Alfredo de la Fe. Fundamental.
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Eddie Palmieri (1982)
Después de pasar años sin grabar, Palmieri empieza los 80 (una década muy productiva) con un disco de orquestaciones fastuosas, casi barrocas. Sólo cinco temas, tres interpretados por Cheo Feliciano y dos por Ismael Quintana. “Páginas de mujer” es un clásico, pero lo que más impresiona es una versión solemne del tango “El día que me quieras”, orquestado en formato de salsa progresiva.
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El rumbero del piano (1998)
Luego de seis años dedicado al jazz, Palmieri regresa a la música de sus orígenes con un disco juvenil y vital. Uno de sus temas definitivos, “Café” —del LP Echando pa'lante, de 1964— es presentado en una versión que supera la original. En el sonero puertorriqueño Hermán Olivera, Palmieri encuentra al cantante ideal que lo acompañaría en el futuro y resucitaría el repertorio de La Perfecta.
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