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El efecto de las cuatro patas: estudios demuestran los beneficios de las mascotas robóticas para quienes tienen demencia o se sienten solos

Los compañeros animatrónicos brindan consuelo y alivian el estrés y la inquietud.


spinner image Un paciente acaricia su mascota robótica.
PATRICK PLEUL/PICTURE ALLIANCE VIA GETTY IMAGES

En el momento en que Anne* abrazó a su nuevo perro, sonrió. La reacción, para sus familiares, fue un cambio feliz y sorprendente. Durante meses, a medida que la demencia de Anne se había profundizado, se había vuelto más distante. Dormía la mayor parte del día y se resistía a vestirse. 

En respuesta a la creciente desesperación de su esposo y cuidador, Dave*, una amiga sugirió que le regalara un perro a Anne, aunque no solo cualquier compañero de cuatro patas. Anne, amante de los perros de toda la vida, recibió una mascota robótica. El perro animatrónico con pelaje actúa como un can normal —agita la cola, ladra, gira la cabeza en respuesta a las voces—, pero sin necesidad de llevarlo al veterinario, sacarlo a dar caminatas largas ni recoger excremento.

Para Dave, los beneficios fueron claros tan pronto oprimió el botón de encendido.

“Me llamó y dijo: ‘Anne está encantada con esto’”, explica Mary Johnson, voluntaria de Capital Caring Health, una organización de cuidados paliativos y terminales en el área de Washington D.C. “Se sentó en la cama, sus ojos se iluminaron y comenzó a hablar con el perro; ahora lo lleva con ella y no lo deja”.

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Brindar consuelo y cuidado

Johnson le recomendó el perro a Dave, quien vive en Míchigan, debido a sus experiencias con Capital Caring. Desde el 2021, Capital Caring ha proporcionado 2,500 perros, aves y gatos robóticos gratis a pacientes, veteranos y miembros de la comunidad que sufren no solo de demencia, sino de problemas como depresión, aislamiento y soledad. El centro para veteranos Ambrosio Guillen Texas State Veterans Home recibió una donación de seis mascotas robóticas de Capital Caring —dos perros, dos gatos y dos pájaros— para que los residentes disfruten en un entorno grupal o durante visitas individuales en sus habitaciones.

Susan Culp, la representante de la Veterans Land Board en el hogar de veteranos, dice que los residentes reaccionan con grandes sonrisas cada vez que tienen la oportunidad de interactuar con las mascotas. “Los ladridos, los ronroneos y maullidos, los gorjeos y los movimientos realistas les proporcionan estimulación visual y sensorial”, afirma.

El residente Billie Tiller, quien sirvió en el Ejército durante 20 años, tiene una “intensa relación” con los perros robóticos. Antes de mudarse al centro, Tiller dormía con sus tres chihuahuas todas las noches tras la muerte de su esposa, informó un amigo. Ese amor se ha transferido a las “mascotas” peludas.

“No solo [Tiller] disfruta de su animación y movimiento”, señala Culp, “sino que también le gusta mantenerlas bien cuidadas, que es su máxima prioridad”.

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Otras organizaciones han tenido un éxito comparable. El Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE.UU. (VA) comenzó a usar mascotas robóticas durante la pandemia de COVID-19. En Carolina del Norte, las mascotas robóticas en el Salisbury VA Community Living Center “han aportado consuelo, conexión y beneficios terapéuticos a los veteranos con pérdida de memoria, demencia y depresión”, informó el VA en el 2022. “Los pacientes tienden a calmarse cuando tienen a alguien o algo que cuidar”.

Numerosos estudios apoyan los beneficios. La Universidad de Plymouth realizó un estudio de ocho meses antes y durante la pandemia de COVID en ocho centros de cuidados en Cornwall, Inglaterra, y publicó los hallazgos en septiembre del 2022: los residentes con mascotas mecánicas mostraron “disminución de los síntomas neuropsiquiátricos”, incluidos delirios y depresión, en comparación con quienes no tenían animales robóticos. Un estudio del 2022 publicado en Journal of Holistic Nursing observó resultados similares. En un estudio de seis semanas de 18 hombres y mujeres con demencia en un centro de atención residencial en el noreste de EE.UU., se informó que la soledad se “redujo significativamente” y que hubo una “mejora significativa” en la depresión después de que los participantes interactuaron con los gatos y perros robóticos.  

Los animales de compañía pueden incluso proporcionar estimulación mental. En un estudio del 2021 de la Universidad Atlántica de Florida, los pacientes con demencia con gatos robóticos mostraron un mejor estado de ánimo —varios cuidadores señalaron que sus seres queridos a menudo dormían con los gatos— y más del 50% mostraron una mejora leve a moderada en áreas como la atención y el lenguaje (los investigadores descubrieron que los participantes frecuentemente hablaban con sus mascotas). Los animales mecánicos también pueden ayudar a los residentes con la terapia de reminiscencia —que implica el uso de estimulantes como fotos y música para despertar recuerdos y fomentar conversaciones— al evocar memorias de las mascotas de su niñez, según un informe del VA. 

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spinner image  Iris Pierce y Gerardo Sotelo mostrando las mascotas robóticas con las que interactúan.
Aunque no puede hablar, la residente Iris Pierce le canta y tararea al perro animatrónico; Al veterano Gerardo Sotelo le encanta sostener a los animales robóticos porque “son muy suaves e incluso se mueven como un animal real”.
CORTESÍA DE Ambrosio Guillen Texas State Veterans Home

¿Estás pensando en comprar una mascota robótica para un ser querido? Una empresa llamada Ageless Innovation fabrica los animales de compañía que utilizan Capital Caring y otras organizaciones. Puedes esperar pagar $100-$140 por un perro, $125-$140 por un gato y alrededor de $47 por un pájaro en las principales tiendas minoristas. Algunos productos similares son MetaCat ($189), un gato robótico que hace movimientos y sonidos realistas, y Perfect Petzzz ($40), gatos y perros con pelaje sintético que “respiran” con la ayuda de una pila.

Otra opción: comunícate con la agencia para el envejecimiento (en inglés) de tu estado o tu contado; algunas distribuyen estos animales de manera gratuita a los residentes. En Washington, por ejemplo, las agencias de servicios para adultos mayores del estado han distribuido más de 700 perros y gatos robóticos a personas mayores que sufren de demencia o se sienten solas. La Oficina Estatal para el Envejecimiento de Nueva York distribuyó alrededor de 4,000 mascotas animatrónicas durante la pandemia y planea proporcionar otras 17,000 a los residentes mayores a través de agencias locales en los próximos años.

Aunque las mascotas pueden ayudar a aliviar la soledad y la ansiedad, no son una panacea de cuatro patas, en particular para las personas con demencia, advierte Monica Moreno, directora sénior de Cuidados y Apoyo de la Alzheimer's Association. Algunas personas pueden responder positivamente a los animales, otras no. Para mejorar las probabilidades de éxito, es aconsejable entender los antecedentes del individuo.

“Se trata de conectarse con la persona en el lugar donde se encuentra, tratar de ver el mundo a través de sus ojos y entender lo que siente, y luego identificar el mejor enfoque para brindar consuelo”, dice Moreno. “Esa intervención puede ser una mascota robótica. Pero tienes que conocer a la persona y sus antecedentes, además de lo que le gusta y lo que no le gusta”. Por ejemplo, si una persona tuvo una mala experiencia con un perro cuando era joven o les ha tenido miedo a los animales durante toda la vida, regalarle un perro robótico podría ser contraproducente.

“En lugar de calmarla y darle consuelo, puede causar que se sienta más ansiosa y más molesta”, dice Moreno. Por el contrario, algunos pacientes con demencia pueden apegarse demasiado a su mascota robótica, y si se pierde, esto puede causar ansiedad.

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spinner image Billie Pierce cepillando su mascota y Enrique Porras con su mascota en su regazo.
Los veteranos Billie Tiller (izquierda) y Enrique Porras cepillan y acurrucan a su mascota robótica en el Ambrosio Guillen Texas State Veterans Home.
CORTESÍA DE Ambrosio Guillen Texas State Veterans Home

Una conexión familiar

Si una mascota es una buena opción para el paciente, los animales robóticos pueden brindar consuelo y compañía, y ayudar a reducir la ansiedad, afirma Moreno. Y la alegría que el animal brinda puede extenderse a los familiares e incluso al personal de un centro de cuidados.

Esa fue la experiencia de Mary Johnson, de Capital Caring, y de su amiga Sally* (sin parentesco). Alan, el esposo de Sally, recibió a un perro cuando estaba muy enfermo. Mary y Sally recientemente recordaron la conexión emocional que formó con su mascota robótica.

“Lo pusimos en la cama y Alan sonrió; el perro ladró y pareció gustarle de inmediato”, explica Mary. “El perro siempre se quedaba en la habitación, por lo general en la cama”.

“Fue divertido observarlo en los próximos días e incluso semanas”, dice Susie. “Sabía que si levantaba una oreja, el perro respondería de cierta manera. Tuvieron muchas dulces conversaciones”.

A pesar de la tristeza, el perro inspiraba felicidad cuando alguien entraba a la habitación de Alan.

“Sally se sentaba en la cama, y a veces Al estaba dormido y a veces estaba despierto, pero como el perro estaba allí, las personas comenzaban a sonreír y a hablar con el can”, recuerda Mary. “A veces los miembros del personal entraban y hablaban con él. Esta era una habitación en la que Al estaba haciendo una lenta transición, pero había felicidad allí gracias al perro”.

Después de su muerte, la hija de Sally le preguntó si podía quedarse con el can. “Dijo: ‘Tengo tantos recuerdos felices de papá abrazándolo’”, recuerda Sally. El perro ahora vive en Carolina del Norte con la hija de Susie y Alan, y sus tres nietos. Es parte de la familia.

*Los apellidos se han omitido por motivos de privacidad.

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