5 maneras en las que la pandemia será diferente en el 2021
Puedes esperar innovaciones en los tratamientos, las pruebas y el cuidado de la COVID-19 en el nuevo año.
In English | Ha sido un año difícil. Poco después de celebrar el comienzo del 2020, un nuevo virus se propagó por todo el mundo y paralizó la vida tal y como la conocemos. Las salas se transformaron en aulas, los negocios se trasladaron a dormitorios y las mascarillas se convirtieron en accesorios indispensables.
Lamentablemente, la pandemia no terminará cuando el reloj marque medianoche el 31 de diciembre, pero será diferente en muchos sentidos el próximo año. Aquí presentamos cinco cosas que cambiarán en el 2021, y unas cuantas que permanecerán igual.
1. Habrá nuevos tratamientos para la COVID-19
Algo que se ha hecho evidente desde el comienzo de la pandemia es que la COVID-19 no es simplemente una enfermedad respiratoria; puede afectar varios órganos del cuerpo, lo cual dificulta su tratamiento. Pero ha habido progreso con respecto a esto y los expertos predicen que los avances continuarán en el nuevo año.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) hasta ahora ha aprobado un medicamento para el tratamiento de la COVID-19: se trata del antivírico llamado remdesivir, que ha demostrado reducir el tiempo de recuperación de los pacientes hospitalizados a causa de la enfermedad. Y “se está realizando muchísimo trabajo dentro del campo” para averiguar si otros antivíricos —los cuales impiden que el virus se multiplique en el organismo— son más eficaces, dice el Dr. Sten Vermund, decano de la Facultad de Salud Pública de Yale. “Es posible que entre las decenas de miles de medicamentos antivíricos que existen, haya alguno que funcione mejor que remdesivir”, añade.
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La atención también se ha centrado en el uso terapéutico de los anticuerpos monoclonales, los cuales imitan la respuesta inmunitaria del cuerpo a una enfermedad. Algunos recibieron la autorización de la FDA para su uso de emergencia después de que se demostró en ensayos clínicos que pueden evitar que la COVID-19 avance al punto en el que es necesaria la hospitalización del paciente. El único problema es que sigue habiendo una escasez de anticuerpos monoclonales y estos requieren una infusión, lo cual hace que la terapia sea inaccesible para muchos.
Sin embargo, el proceso de investigación de otros candidatos se ha agilizado, y los expertos —entre ellos Edith Parker, decana de la Facultad de Salud Pública de University of Iowa— esperan que si se demuestra que son eficaces, se pondrán pronto a disposición del público, lo cual aumentará el suministro. “Creo que esto puede ser revolucionario”, dice Parker acerca del desarrollo de anticuerpos monoclonales para la COVID-19, “y puede ser una de las cosas positivas que han sucedido como consecuencia de la COVID-19”.
También se ha demostrado que los corticosteroides, los cuales se han incorporado más recientemente al régimen de tratamiento, son útiles para tratar a los pacientes de COVID-19. Y Vermund dice que “espera que el progreso terapéutico continúe” durante los próximos meses y años.
“Nos tomó bastante tiempo llegar a este punto con el VIH”, dice, y señala que pasaron casi seis años desde el momento en que se identificó la enfermedad en EE.UU. hasta el momento en que hubo medicamentos disponibles. “Y esta vez, identificamos [la COVID-19] en enero y las tasas de mortalidad ya habían disminuido al llegar el otoño [en comparación con las tasas reportadas durante el pico de la pandemia la primavera pasada]. Por lo tanto, creo que es probable que ese nivel de éxito continúe. Creo que tendremos más buenas noticias en el 2021”.
2. Las terapias se administrarán de una manera más eficaz
La manera en que se administran estos tratamientos también podría cambiar en los próximos meses. Por ejemplo, los investigadores están estudiando si darles antivíricos a los pacientes en etapas más tempranas durante el curso de la COVID-19 —y no esperar hasta que ya estén en el hospital— ayudará a evitar que las personas se enfermen de gravedad.
Cuando se administra un medicamento “muy tarde durante el curso de esta enfermedad, tal vez no tenga tanto efecto como pensábamos al principio”, dice el Dr. Luis Ostrosky-Zeichner, profesor de Medicina y especialista en enfermedades infecciosas de UTHealth en Houston.
Encontrar maneras de facilitar el acceso a los tratamientos de la COVID-19 también será una de las áreas de enfoque el próximo año. Las terapias intravenosas, como los anticuerpos monoclonales, requieren que los hospitales y los centros de atención médica establezcan centros de infusión. Desde la perspectiva del paciente, recibir el medicamento es más complicado que tomar una pastilla o aplicarse una vacuna; las citas para administrar la infusión intravenosa duran aproximadamente dos hora y media, según Mayo Clinic.
Ostrosky-Zeichner dice que ve “un futuro no muy lejano” en el que una vez que el paciente sea diagnosticado de COVID-19, los proveedores podrán recetar un medicamento que se podrá surtir en la farmacia. “Hay muchos tratamientos nuevos en el horizonte que no serán inyectables, sino que tal vez se inhalarán o serán pastillas que podrán tomar los pacientes ambulatorios”, agrega.
3. Los médicos estarán mejor preparados
Además de las terapias farmacológicas, los avances en el cuidado de apoyo también han contribuido a la disminución general de las tasas de mortalidad de COVID-19 desde el comienzo de la pandemia. Y muchos expertos dicen que esto se debe a que los proveedores de atención médica tienen un mejor entendimiento de cómo ayudar a los pacientes.
Por ejemplo, cuando un paciente de COVID-19 necesita terapia respiratoria, ahora la respiración invasiva a menudo es el último recurso. Los proveedores han tenido éxito con un método que consiste en acostar a los pacientes boca abajo —una táctica conocida como pronación— para mejorar la distribución del oxígeno en el cuerpo. También administran oxígeno a través de mascarillas y tubos nasales en lugar de mediante respiradores, los cuales pueden causar complicaciones.
“Tenemos tecnología avanzada de respiración no invasiva que realmente está mejorando”, dice Ostrosky-Zeichner. Y él y otros expertos esperan nuevas mejoras el próximo año.
4. Las pruebas de coronavirus serán más rápidas y más accesibles
La FDA autorizó a mediados de diciembre una prueba de coronavirus única en su tipo: no requiere receta, se puede utilizar en casa y proporciona resultados en minutos.
Los expertos en salud pública han estado pidiendo desde el comienzo de la pandemia pruebas que puedan hacerse en casa, económicas y accesibles, y muchos predicen que el 2021 será el año en el que esto se hará realidad, ya que se están estudiando varios diseños en ensayos clínicos.
Ostrosky-Zeichner dice que llevar las pruebas de coronavirus del laboratorio a la casa es “un gran avance”, sobre todo porque las pruebas tradicionales “siguen siendo una gran producción” con largas esperas para recibir una cita y los resultados. Para que termine la pandemia, sostiene, las pruebas “deben estar disponibles en todas partes: en consultorios médicos, en cualquier farmacia, en sitios de acceso directo para vehículos, y los resultados se deben poder obtener el mismo día o de inmediato”, añade. “Solo entonces podremos aislar debidamente a las personas que están infectadas”.
Tener acceso a las pruebas con más facilidad también puede ayudar a las personas a tomar decisiones diarias que podrían salvar vidas, como determinar si deben asistir a la escuela, ir al trabajo o abordar un avión. “Imagina que pudieras ir a la farmacia y comprar una prueba, y al obtener un resultado positivo te das cuenta de que eres un portador asintomático y decides no ir a visitar a tu abuela”, dice Vermund. “Tener fácil acceso a las pruebas ofrece beneficios muy concretos”.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que las pruebas rápidas de antígenos (como muchas de las pruebas que se han aprobado y se están estudiando para uso en el hogar) tienden a ser un poco menos precisas que las pruebas PCR que son el estándar de referencia y que, por lo general, se realizan en sitios de prueba y centros médicos. Por lo tanto, si te realizas una prueba rápida en casa o en alguna otra parte y recibes un resultado negativo, esto no significa que puedes abandonar otras medidas preventivas. Además, si tu resultado es negativo, pero presentas síntomas similares a los de la COVID-19, asegúrate de “comunicarte con tu proveedor de atención médica”, dice Parker de University of Iowa.
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5. Vacunas, vacunas, vacunas
A finales del 2020, comenzó el gran entusiasmo por los avances en las vacunas contra el coronavirus. Dos productos diferentes —una vacuna de Pfizer-BioNTech y una de Moderna— recibieron autorización de la FDA, y los grupos prioritarios han comenzado a recibir las vacunas en todo el país. Para mediados del 2021, los funcionarios de salud pública predicen que habrá suficientes vacunas para que todos los que quieran vacunarse puedan hacerlo, lo cual “realmente frenará” el impacto del virus, dice Ostrosky-Zeichner.
Los expertos también esperan encontrar las respuestas a algunas preguntas clave sobre las vacunas en los próximos meses, preguntas con respecto a la duración de la protección que otorgan y si ayudan a bloquear la transmisión del virus que causa la COVID-19. También debería haber más información disponible sobre la seguridad a largo plazo de las vacunas.
Lo que permanecerá igual en el 2021: las mascarillas, el distanciamiento social, el lavado de manos
Varios protocolos de la pandemia tendrán que continuar en el nuevo año si queremos frenar la propagación del virus, dicen los expertos. Hasta que la mayoría de la población esté vacunada y haya más información disponible sobre la capacidad de las vacunas para detener la transmisión del virus, las mascarillas seguirán siendo necesarias. También será necesario practicar el distanciamiento físico, lavarse las manos con frecuencia y evitar los lugares concurridos.
“Si todos hacemos eso juntos y nos vacunamos, llegaremos más pronto a la meta, la cual es regresar a la vida normal”, afirma Ostrosky-Zeichner.
Algo más que debe continuar en el 2021: si aún no lo has hecho, vacúnate contra la gripe, dice Vermund. Esto ayudará a que el sistema de salud no se sobrecargue.
“Creo firmemente que si todos trabajamos juntos y nos concentramos durante los próximos tres o cuatro meses, podremos regresar a la vida normal que conocemos”, añade Ostrosky-Zeichner.