Dexter Frederick

El momento que despertó mi pasión por este proyecto​

B.E.S.T. refleja mi trayectoria de vida y carrera, que incluye triunfos y decepciones. Soy un afroamericano que creció en un hogar de bajos ingresos en St. Croix, en las Islas Vírgenes de EE.UU. En mi primer verano después de la escuela secundaria, mi madre me animó a conseguir un empleo en el hospital local. Trabajé allí cada verano durante cuatro años, y ver a profesionales médicos que eran personas de color me ayudó a darme cuenta de que yo también podía hacerlo. Tuve obstáculos en el camino: tomé el examen de ingreso a la facultad de medicina cuatro veces antes de obtener la puntuación que quería, y un asesor universitario intentó disuadirme de ser médico. Es por eso que, como pediatra e internista en una zona marginada de Tampa, me di cuenta de la necesidad de ofrecer modelos a seguir a los niños que me dijeron que les interesaba ser médico o enfermero.

​​Lo que desearía que otras personas supieran​

Las disparidades de salud son un problema grave en Estados Unidos. Como dejó claro la COVID-19, cuando las comunidades de color no tienen suficientes proveedores de atención médica, las personas mueren innecesariamente. Estos grupos sufren de todo, desde tasas más altas de mortalidad infantil hasta más muertes por cáncer y enfermedades cardíacas, y son mucho menos propensos a recibir tratamiento adecuado para muchas enfermedades. Arreglar esto requerirá colaboraciones serias de política pública y multisectoriales para desarrollar intencionalmente la próxima generación de profesionales de la salud, porque —como observo en mi próximo libro, Flatlining— el número de estudiantes subrepresentados que entran en el campo todavía no cubre la necesidad.​

Por qué mi estrategia es única​

Después de una sesión intensiva de verano dentro de hospitales, donde los estudiantes acompañan a los médicos y enfermeros, los estudiantes pasan el año académico aprendiendo sobre las disparidades de salud. Esto los ayuda a desarrollar una concientización profunda y una comprensión empática de los determinantes sociales de la salud. Después de esto, los colocamos en mentorías con uno de nuestros 500 médicos y otros profesionales de la salud. Un programa separado involucra a los estudiantes de escuela primaria, porque nunca es demasiado temprano para fomentar las aspiraciones de los niños.​​

Los currículos de las universidades y las escuelas de posgrado en Ciencias pueden ser agotadores, por lo que también tenemos un programa especializado de memoria para enseñar a los estudiantes cómo estudiar y aprender de manera eficiente. La mentoría, la preparación y el apoyo ayudan a mantener a nuestros estudiantes en buen camino, y es por eso que casi todos han pasado a la universidad, y el 85% de ellos se especializan en un campo de STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).​​

Consejos para los que desean marcar la diferencia

​Puede parecer difícil encontrar tiempo cuando todos tenemos vidas ocupadas, pero soy médico a tiempo completo en el Departamento de Asuntos de los Veteranos. Lo más difícil al intentar marcar la diferencia es comenzar. El problema siempre parece grande e insuperable, por lo que debes empezar ayudando a una persona a la vez. En nuestro primer año, solo teníamos 10 estudiantes. Nos reunimos en un espacio detrás de mi oficina y llevamos a los estudiantes en nuestros autos personales a los hospitales del área para que tuvieran experiencia en el campo. Ahora, más de una década después, trabajamos con más de cien estudiantes al año (reducido el año pasado debido a la COVID). ​