Vida Sana
“Aprendí cuánta energía y perseverancia se necesitan y lo importante que es tener a buenas personas a tu alrededor, porque en los momentos bajos siempre hay alguien que diga: ‘retoma tu camino”.
El Bronx tiene una población de 1.4 millones de personas, entre ellas 250,000 niños menores de 9 años, y cuando nosotros empezamos, era el único de los cinco distritos de la ciudad de Nueva York que no tenía un museo para niños. Nuestra misión es inspirar a los niños y sus familias a aprender sobre la diversidad natural y cultural que existe en el lugar donde viven, experimentarla y apreciarla y, como consecuencia, reconocer y valorar esos elementos en el resto del mundo.
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El problema que estoy intentando solucionar
En lugar de llamarlo un problema, lo considerábamos un vacío que se tenía que llenar, sobre todo porque la vida en el Bronx es difícil para muchos de sus residentes. Aunque cuenta con el distrito congresional más pobre del país y la COVID-19 lo ha afectado de manera desproporcionada, el Bronx es una comunidad maravillosa y vibrante que merece tener las mismas oportunidades culturales y educativas que los demás distritos. Les enseñamos a los niños sobre las personas, los lugares, las culturas y la historia del Bronx por medio de la danza, el arte, el lenguaje y la ciencia. Creemos que todos los niños importan y los animamos a soñar en grande.
El momento que despertó mi pasión por este proyecto
Yo vivía y trabajaba en el Bronx en el 2005 cuando el entonces presidente del distrito me invitó a una reunión sobre la creación de un museo para niños. No crecí rica, pero Brooklyn, de donde soy, sí tenía un museo para niños. Mi vecindario en Brooklyn tenía todos los problemas de las zonas urbanas de bajos ingresos, así que poder pasar los sábados explorando y jugando en un ambiente seguro y educativo fue una bendición para mí y para mis padres. No parecía justo que el Bronx no tuviera un lugar así. Los niños del Bronx merecen tener lo mismo, o incluso más, que todos los demás. Después de jubilarme en el 2007, acepté ser presidenta de la junta directiva del Bronx Children’s Museum (en inglés), y aún estoy aquí. A lo largo de los años, muchísimas veces dije que esto no iba a funcionar, pero cada vez algo positivo ocurría que volvía a hacerme sentir que esto se podía y se debía hacer.
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