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Gemma M. García: una segunda carrera que le permite retribuir

Su programa ha ayudado a cientos de reclusas en Florida.


spinner image Gemma M. García
Stephen Voss para AARP

Cuando se mudó a Miami tras más de dos décadas en Wall Street, Gemma M. García sabía que quería usar sus años de jubilación para retribuir.  Por eso, cuando una feligresa en su iglesia le preguntó si se involucraría en su ministerio de prisiones, García dijo que sí. No sabía de que esas visitas a prisiones motivarían su larga segunda carrera enseñando a mujeres encarceladas habilidades de negocios y otras destrezas para la vida.

"Lo que más me conmovió fue cómo la mayoría de esas mujeres que conocí eran realmente víctimas de las circunstancias en las que nacieron", dice García. Se propuso ayudar a darles a las mujeres encarceladas la ayuda que necesitan para lograr las oportunidades que se les habían negado en la vida. García también se dio cuenta de que casi todos los programas de prisión en Florida, al igual que en todo Estados Unidos, están orientados hacia los hombres, quienes constituyen la mayor parte de las personas encarceladas.

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En una ocasión durante su ministerio, García llevó a su hija mayor con ella a la prisión. Todavía se emociona al recordar cómo una mujer llamó a su hija aparte para decirle que le hubiera encantado tener una madre como García, porque la suya la había explotado en la prostitución desde los 11 años. "¿Qué oportunidad tiene alguien con esa experiencia en la vida?" García recuerda haber pensado.

García llegó a Estados Unidos a los 11 años, y sus padres inmigrantes cubanos, ambos contadores, siempre enfatizaron la importancia de la educación. En el 2009, ella y otras dos mujeres crearon el Programa de Empoderamiento y Acción para Mujeres (en inglés, Ladies Empowerment & Action Program, o LEAP) para enseñar a las mujeres encarceladas habilidades de negocios y destrezas para la vida. El programa de cinco meses ofrece capacitación en emprendimiento y habilidades laborales a las mujeres en la Institución Correccional de Homestead en el condado de Miami-Dade. Las mujeres en otra prisión grande, en Ocala, Florida, también pueden ser transferidas para participar.

A lo largo de los años, LEAP agregó servicios adicionales que las mujeres necesitan para tener éxito. Esto incluye apoyo psicológico para traumas y adicciones, ya que más del 80% han experimentado abuso sexual infantil, violencia doméstica o adicción a las drogas. El programa desafía a las mujeres a hacer el duro trabajo de cambiar su forma de pensar para aprender a amarse y perdonarse a sí mismas, dice García.

LEAP adquirió dos hogares grupales para mujeres que necesitan vivienda segura durante el primer año de libertad. Y abrió su propia tienda en Miami, DragonflyThrift Boutique, así como una tienda en internet para proporcionar trabajos temporales a las mujeres tras su liberación. "Saber que tendrán una vivienda segura y que comenzarán a ganar dinero de inmediato les ofrece un gran sentido de seguridad", dice García.

Todo eso es crucial para asegurar que las mujeres puedan tener éxito en la sociedad, dice García. Así también es la ayuda física y psicológica que las mujeres reciben en el momento en que salen de la cárcel. Según García, las primeras 72 horas fuera de la prisión predicen en gran medida si una reclusa liberada probablemente volverá allí. "Hemos escuchado de casos en que el proxeneta las está esperando afuera. Otras vuelven al mismo barrio donde se metieron en problemas", dice ella.

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LEAP lleva a las mujeres a almorzar antes de ir de compras para ropa y obtener una identificación estatal o licencia de conducir. Algunas mujeres necesitan apoyarse de alguien durante sus primeros minutos de libertad. "He recogido a mujeres que han estado encarceladas durante 10 años, y solo ver el tráfico y los edificios altos en Miami puede ser abrumador", dice García. 

Hasta la fecha, unas 400 prisioneras han completado el programa, junto con 500 que participaron en una versión abreviada durante periodos más cortos de encarcelación. La mayoría de las mujeres que han completado el programa han encontrado trabajos estables y se han mantenido fuera de la cárcel, dice García. Un par de docenas incluso tomaron los planes de negocios que desarrollaron mientras estaban adentro y los convirtieron en negocios prósperos, incluyendo una fabricante de esmalte de uñas, una empresa de cestas de regalo, servicios de entrenamiento de perros y limpieza de casas.

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LEAP no recibe financiamiento del estado, aunque mantener a las mujeres fuera de la cárcel ahorra mucho dinero a Florida. Un informe de Rand Corp. encontró que cada dólar gastado en educar a alguien en prisión ahorra al estado de $4 a $5 en costos de encarcelamiento durante los primeros tres años después de la liberación. García espera algún día adquirir los recursos para expandir el programa a otros estados en todo el país.

En sus primeros 15 años, LEAP ha transformado las vidas de muchas mujeres y sus hijos, pero García tiene claro que ha recibido tanto como ha dado.

"Las participantes en el programa siempre dicen, 'Gracias por iniciar LEAP. No sabes lo que ha hecho por mí'", dice García. "Y siempre digo, 'Gracias por cambiarme'. Porque hoy me veo como un ser humano menos crítico, más compasivo'".

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