Vida Sana
La vida es compleja, pero resulta que también la muerte es complicada.
Cerrar los asuntos financieros de toda la vida de un ser amado fallecido a menudo exige una generosa cuota de paciencia, tiempo libre y gran capacidad organizativa. Tal vez se necesite de las habilidades de un sabueso para descubrir activos bien guardados u olvidados. E incluso así, a veces faltan cosas.
Es natural sentirse honrado si un amigo o pariente te pide ser su albacea o representante personal, como también se lo denomina. Si la persona está próxima a morir, el ansia por decir sí se torna aun más imperiosa. Pero dadas las complejidades de la función, es vital que la asumas solamente si te siente plenamente capaz. A continuación, planteamos cinco preguntas que deberías formularse antes de hacerlo.
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1. ¿Cuentas con el tiempo necesario?
Cuando su madre falleció, en el 2011, Susan Crim no tenía idea de que le llevaría casi dos años, como albacea, liquidar la herencia. Lidiar con papeles de trabajo, enviar documentos por fax y viajar desde Virginia para hacer consultas a expertos jurídicos y financieros pasó a ser parte de su vida mientras bregaba contra una burocracia confusa. “Estaba afligida”, comenta Crim, de 59 años. “Me resultaba sumamente exigente”. En febrero último, justo dos meses después de haber liquidado los asuntos de su madre, falleció su padre. Y sus tareas como albacea se reanudaron desde cero.
Llamadas telefónicas, viajes al juzgado del condado para registrar información financiera, largas colas en el correo para enviar cartas certificadas… tal vez te esperen estas y otras tediosas tareas. Necesitarás contar con información de los bancos, agentes hipotecarios, firmas de inversión, compañías aseguradoras y otras sociedades que cumplan alguna función en relación con los bienes de la persona fallecida. Entre las tareas más extenuantes, podrían convocarte para clasificar y tasar todo el contenido del hogar de la persona.
“A menudo se trata de lo acumulado durante 50 años”, explica el abogado Harry Margolis, que ejerce el derecho para la tercera edad en Boston. “Intentar ver qué miembros de la familia desean qué cosas… ¿cómo se elige entre ellos? ¿Cómo resguarda los intereses de cada uno de ellos y se asegura de que sean tratados de manera equitativa?”
2. ¿Cuentas con las habilidades necesarias?
Ser albacea exige un alto grado de organización. Un albacea debe registrar cada comunicación con abogados, banqueros y demás contactos.
“Las personas que no pueden calcular el saldo de sus chequeras, que tienen sus propias dificultades financieras, que no tienen idea de cómo organizar la información financiera, las personas que no son proclives al detalle… no son buenos candidatos”, afirma Sally Hurme, abogada de AARP y autora de The ABA Checklist for Family Heirs, publicado por la American Bar Association (Asociación de Abogados de Estados Unidos). Como un detective privado, puede ocurrir que tengas que hurgar en busca de activos. Encontrar en un cajón, cubiertos de polvo, certificados de títulos y valores, en lugar de hacerlo en la agencia de bolsa, puede ser indicio de que hay más por descubrir.
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