Vida Sana
Si tienes un hijo o un nieto con alguna discapacidad, una de tus mayores preocupaciones es qué sucederá cuando tú ya no estés para brindarle ayuda. Para muchas personas, la respuesta es una cuenta ABLE (Mejorar la Experiencia de Vida). Estas cuentas permiten que las personas con discapacidades ahorren dinero adicional sin interferir con la asistencia federal.
Con excepción de cuatro estados —Dakota del Norte, Dakota del Sur, Idaho y Wisconsin—, todos los demás ofrecen cuentas ABLE, cuyo objetivo es aliviar la pobreza de las personas con discapacidades. Algunos estados, como California y Pensilvania, permiten que las personas de otros estados inviertan en su programa de cuentas ABLE.
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Los titulares de las cuentas pueden invertir su dinero y no pagar impuestos sobre sus ganancias. Siempre y cuando el dinero se use para gastos aprobados relacionados con la discapacidad del titular de la cuenta, los retiros son libres de impuestos. Y la mayor parte del dinero en una cuenta ABLE —o incluso la totalidad depositada— no se considera contra los límites de activos que determinan el acceso a programas de seguridad como Medicaid o la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI).
“En tanto comprendas las limitaciones y los beneficios, las cuentas funcionan realmente muy bien”, dice Charlie Massimo, vicepresidente sénior y asesor financiero en Wealth Enhancement Group.
Cómo funcionan
La misma ley que creó los planes 529 de ahorros universitarios estableció las cuentas ABLE. Para poder acceder a ellas, debes tener una discapacidad que comenzó antes de que cumplieras 26 años y, en la mayoría de los casos, estar recibiendo beneficios de la SSI o del Seguro por Incapacidad del Seguro Social (SSDI).