Conocemos a Lynn (Barkin), una mujer de edad madura, quien conduce con sus dos hijos más jóvenes, de su segundo matrimonio, (Elliott, interpretado por el talentoso Ezra Miller de City Island y Ben, interpretado por Daniel Yelsky), a la boda de Dylan (Michael Nardelli), su hijo mayor, del primer matrimonio. Lynn está sumamente irritable y ansiosa, al tener que reunirse con su exmarido, Paul (Thomas Haden Church), con quien Dylan ha vivido desde el divorcio. Y su mayor preocupación es ver cómo Alice (caracterizada por la adorablemente delicada Kate Bosworth), manejará el encuentro con su padre, a quien no le habla desde hace años. Peor aún, Elliott ha estado entrando y saliendo de centros de rehabilitación. Alice se automutila, Paul es un arrogante desalmado con una mujer trofeo como segunda esposa (Demi Moore) y el segundo esposo de Lynn (Jeffrey DuMunn), quien llega por separado con Alice, está tan enajenado de la realidad que muy bien pudiera estar comatoso.
Y todavía hay más. La boda se celebra en el hogar de los padres de Lynn en Annapolis, donde las poco solidarias hermanas de Lynn (con actuaciones exageradas por Siobhan Fallon y Diane Scarwid), se han reunido para beber, reírse y chismear de todos, particularmente de Lynn. Respecto a los padres de Lynn; su papá (Geoge Kennedy) sufre de insuficiencia cardíaca, y Ellen Burstyn, caracterizando acertadamente a Doris, la madre, tan desconectada como siempre, quien le resta importancia y tilda de tonterías las preguntas de su hija sobre por qué no la ayudó cuando Paul abusaba de ella, mientras, a la vez, hace grandes esfuerzos por congraciarse con él.
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El intercalar humor en un drama familiar de este tipo es un asunto delicado, y Levinson es demasiado joven, o demasiado nuevo en este negocio, para hacerlo con sutileza. Un ejemplo perfecto es cuando Lynn, absorta en una discusión con Ben sobre el significado de su diagnóstico de ADD, le pregunta, de la nada, si se lavó las manos al usar el baño anteriormente. ¡Uy! Y a pesar de que Another Happy Day contiene demasiadas escenas de Barkin con voz temblorosa y al borde de las lágrimas, cuando Lynn se derrumba en el césped frente a la casa de sus padres, sollozando, usted recuerda cuán increíble es Barkin como actriz, y cuán merecedora sería de una nominación a un Oscar por este papel. Igualmente impactante son las escenas de Elliott, en medio de un estupor narcótico luego de haberle robado el parcho de Fentanyl a su abuelo, y de Alice, cuando su abuela descubre accidentalmente que tiene el cuerpo lleno de cortes.
Another Happy Day ofrece mucho para pensar sobre cómo los miembros de una familia a menudo se aniquilan unos a otros en vez de apoyarse mutuamente. Es desafortunado que Levinson haya hecho tan difícil el que visualicemos un poco de luz entre tanta oscuridad.
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