Vida Sana
DIRECTOR: Guillermo del Toro
GUION: Guillermo del Toro
ELENCO: Sally Hawkins (Eliza Esposito), Richard Jenkins (Giles), Octavia Spencer (Zelda), Michael Shannon (Strickland), Doug Jones (la creatura), Michael Stuhlbarg (Hoffstetler) y Nick Searcy (Hoyt)
DURACIÓN: 119 minutos
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La idea tras el título es que el amor, como el agua, es inabarcable, incontenible y penetra hasta los más recónditos espacios. El insólito romance entre una mujer solitaria y un ser acuático es la expresión de este concepto sobre las extraordinarias formas que puede tomar el amor. La historia, ubicada a principios de los 60, tiene como trasfondo el ambiente de paranoia que se vivía en Estados Unidos durante los años más álgidos de la llamada Guerra Fría. En ese sentido, hay también en The Shape of Water un discurso sociopolítico que se acaba imponiendo visualmente —con tonos metálicos azules y verdes, por ejemplo— creando una atmósfera gélida refractaria para el desarrollo de un gran amor. Además, para encajar en el tablero ideológico, los personajes no pasan de ser símbolos que representan conceptos. Eliza, la protagonista, es muda y menospreciada; Giles, su vecino, es homosexual y discriminado; Zelda, su mejor amiga, es negra y víctima del racismo. Dicha esquematización se puede justificar si vemos The Shape of Water desde la perspectiva del otro gran talento de Guillermo del Toro que es la caricatura.
Son los años 60. Mientras que el gobierno de Estados Unidos está concentrado en su lucha contra el mal representado por la Unión Soviética, incuba en su propio seno al monstruo de la discriminación y el racismo. La dulce Eliza, que no puede hablar pero sí escuchar, vive sola en un pequeño apartamento. Trabaja limpiando baños en un complejo militar secreto. Para enfatizar aun más su condición marginal y aislada, del Toro la pone cubriendo el turno de noche: mientras otros se preparan para dormir, ella sale a ganarse la vida en las sombras. Eliza tiene una muy cercana amistad con su vecino Giles, un homosexual cincuentón que está tan solo como ella. Zelda, una compañera del trabajo, es su única otra compañía. Desde la primera secuencia donde vemos a Eliza preparándose para salir, del Toro establece que si bien este es un cuento de hadas, no es para niños: Eliza se erotiza en la tina de baño. Pero la escena no es sensual, sino parece la de una niña jugueteando en el agua. En contraste al tono mágico de su departamento, el lugar de trabajo de Eliza es sombrío, oscuro, subterráneo. Los directivos del complejo, encabezados por Strickland (un villano caricaturesco), son déspotas y crueles. La misión encomendada a Strickland es la de estudiar a una criatura mitad hombre, mitad pez que fue atrapada en un río de la selva amazónica.
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