Vida Sana
Nunca es tarde para concretar un sueño. Don Felipe Muñiz, padre de Marc Anthony, es un ejemplo perfecto de esta premisa. A los 80 años, el hombre que pasó gran parte de su vida adulta cantando como aficionado mientras criaba a sus hijos, ha grabado su disco debut. Titulada Nunca es tarde, la producción cuenta con exquisitos arreglos musicales, cadenciosos boleros y un dueto con Tito Nieves. AARP en Español habló con Don Felipe sobre sus aspiraciones artísticas y la posibilidad de colaborar con su hijo Marc, entre otros temas.
Don Felipe, ¿a qué edad emigró de Puerto Rico a la Ciudad de Nueva York?
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Yo nací en el barrio de Puerto de Tierra, en el viejo San Juan. Cuando tenía 11 años, mi mamá decidió irse para Nueva York con todos los pequeñitos. De Puerto Rico, todos los recuerdos que tengo son bonitos. Había mucha pobreza, pero con felicidad. Conozco muchas personas que son ricos, pero no felices.
¿Y cuándo descubrió la música?
Al frente de la casa donde yo vivía en Puerto Rico, había un grupo. Sólo me acuerdo del nombre de la cantante: Rosalina. Ellos ensayaban allí, tenían programas de radio. Yo me acostaba en una caja de cartón y me quedaba escuchándolos, fascinado. Nunca los pude oír por radio, porque ni radio teníamos. Entonces mi mamá me compró una guitarrita de madera que se la hizo un señor, porque yo quería ser músico.
Qué recuerdos más bellos...
Después en una alharaca con mi hermana, me rompió la guitarra por la cabeza. Así que el recuerdo no es muy grato para mí [risas].
Me imagino que el interés por la música se fue con usted a Nueva York.
A los 21 años tenía un grupito en la radio y acompañaba a un señor que se llamaba Pedro El Canario y cantaba jíbaro. Muchas de mis amistades en esa época eran músicos. No cantaba ni nada, nomás sabía dos o tres tonos y acompañaba a otros.
¿Tuvo la oportunidad de ver a los grandes artistas afrocaribeños de Nueva York?
No, porque en esos tiempos todo lo que uno hacía era trabajar. Iba a los teatros para ver a cantantes como Felipe Rodríguez y ‘El Gallito de Manatí’ [José Miguel Class]. Pero conciertos grandes, no había plata para eso.
Pero después fue a casi todos los conciertos de su hijo Marc. ¿Cuál es su favorito?
El más grato fue en el Madison Square Garden, porque cantamos El último beso, un tema que yo compuse y él grabó. Nunca lo voy a olvidar. Además, fue la primera vez que canté para tanta gente. Los sitios donde yo me presentaba antes eran clubes sociales, de unas 60 personas, que no se compara con las 20 mil del Madison. Me dio mucho miedo, pero salió todo bien.
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