Vida Sana
Andrea Palma
La primera mujer fatal del cine mexicano, esta bellísima actriz se transformó en estrella de la noche a la mañana gracias al melodrama La mujer del puerto (1934). Interpreta a Rosario, una joven que se ve forzada a “vender placer a los hombres que vienen del mar” en Veracruz. Las escenas en las que seduce a los marineros mientras fuma lánguidamente son hipnóticas. Actuó en Distinto amanecer (1943), Aventurera (1949) y muchas otras producciones, antes de fallecer en 1987, a los 84 años.
Dolores del Río
Fue mucho más que una mujer fatal, pero sus comienzos como estrella en el Hollywood del cine mudo la encasillaron como una versión femenina de Rudolph Valentino: la amante latina que consume a los hombres con el fuego de su mirada. En 1942, agobiada por el sistema estadounidense, regresó a su patria, convirtiéndose rápidamente en símbolo absoluto de la era dorada del cine mexicano. Dirigida por Emilio “El Indio” Fernández en producciones como María Candelaria (1943) y Las abandonadas (1944), trascendió todos los estereotipos.
María Antonieta Pons
Sus infartantes curvas, rostro seductor y gran talento para el baile le ganaron a María Antonieta Pons el apodo de “el ciclón del Caribe”. Nacida en La Habana en 1922, fue descubierta por su primer esposo, el director español Juan Orol, que la llevó a México para filmar Siboney (1938). Así Pons se convierte en protagonista emblemática del llamado “cine de rumberas”, cautivante género de música tropical y mujeres de reputación dudosa que operan en las ciudades portuarias de un México idealizado.
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Leticia Palma
“Estoy loco por ella”, exclama un hombre mientras Leticia Palma baila sensualmente en un club nocturno durante la película Vagabunda (1950). Nacida en Tabasco, en 1926, la actriz comenzó su carrera a principios de los años 40, pero fue una década más tarde, cuando protagoniza el melodrama En la palma de tu mano (1952), que alcanza su punto más alto como mujer fatal. Acompañada por el gran Arturo de Córdova, brilla en una sórdida trama de estafas financieras, suicidios y falsos espiritistas.
María Félix
La mujer fatal por excelencia, no solo del cine mexicano sino también de la cultura latinoamericana de los años 40 y 50. Una mujer inmensa en belleza, fuego y personalidad, “La Doña” inspiró boleros inmortales y forjó su personaje de seductora con una trilogía de intensos dramas bajo la dirección de Fernando de Fuentes: Doña Bárbara (1943), La mujer sin alma (1943) y sobre todo La devoradora (1946). Durante su extensa filmografía, logró trascender el arquetipo y encarnar una amplia gama de personajes femeninos.
Lilia Prado
Una de las actrices más sensuales de México, se abrió un espacio en el cine de los años 40 luego de ganar un concurso de belleza. Compañera de Pedro Infante en muchas de sus películas, ganó fama internacional trabajando con el gran director Luis Buñuel en tres películas. La primera, Subida al cielo (1952), la consagró en Cannes. Abismos de pasión y La ilusión viaja en tranvía (ambas de Buñuel, de 1953), enriquecieron su reputación como excelente actriz.