Vida Sana
Su estrella brilla en el Paseo de la Fama de Hollywood —la primera de una personalidad de la televisión en español. Y ahora Cristina Saralegui presenta ¡Pa’rriba y pa’lante! Mis secretos para triunfar en tu carrera, tu relación y tu vida. Es un libro de motivación en el que hace un close-up a los momentos más dramáticos de su vida, pero con optimismo. “A mi la vida me ha dado golpes muy duros y he aprendido que entre más duro es el palo, más grande es la lección”, dice.
En tu libro dices que la solidaridad le gana a la envidia. ¿Cómo pudiste aplicar esa fórmula en un mundo tan competitivo como la televisión?
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La envidia es el cáncer del espíritu, pero no sólo está en la televisión, está en todos lados. Existe porque tú le permites que vaya a tu lado. Mientras la sigas viendo, no vas a caminar hacia adelante. En mi vida bastó con identificarla para deshacerme de ella y correr mi carrera. Ese es el consejo que les doy a los demás: miren solo su camino ¡y pa’lante!
¿Consideras que tu salida de Univision fue por envidia?
No. A mí me despidieron de Univision por vieja. Eso es algo que no pasa en las cadenas de televisión norteamericanas, donde puedes ver a los periodistas de mucha más edad que la mía trabajando todavía allí, porque respetan su experiencia. Lamentablemente, en mi caso no fue así. Pero hay un detalle que se les olvida a los que pensaron que estaba vieja para seguir en la televisión: que del paso del tiempo nadie se escapa.
Una de las mayores revelaciones de ¡Pa’rriba y pa’lante! es que estabas bebiendo demasiado. ¿Qué tan difícil fue dejar de beber?
Fue muy horrible. Es un hábito muy nocivo. Pero se me juntaron muchas cosas. Primero, me pasó lo de Jon Marcos (su hijo, a quien le diagnosticaron trastorno bipolar) y de repente entra gente nueva a Univision y decide sacarme de una manera tan humillante. Me sentí como una hormiga, como que no tenía identidad, que no era nadie, y me dio por beber.
Bebía por lo mismo que a mucha gente le da por jugar o comer: porque me hacía sentir mejor y por un momento me olvidaba de todo lo demás. Hasta que un día me dijo Marquitos: “Le estás haciendo daño a tus hijos, a tus nietos, a mí y a ti misma. ¿Quieres que tus hijos te recuerden por esto?”. Enseguida me fui a ver a una consejera de adicciones.
¿Qué consejos te dio?
Que así como cuando uno quiere bajar de peso saca de su casa todos los dulces y los postres, si uno quiere parar de beber tiene que sacar de su casa todo tipo de bebida, ¡y no ir a comprarlas! También me dio muchas lecturas (las cuales menciono en el libro) que me ayudaron a ver que yo podía estar bien sin necesidad de tomar nada.
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