Vida Sana
Imagina John Lennon a los 80. El Beatle inteligente, el gracioso, el chico de Liverpool que los jóvenes querían ser y que tenía a las madres preocupadas. Cuarenta años después de su muerte a los 40, marcamos la fecha y rendimos homenaje al genio musical que le dio una oportunidad a la paz.
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Alice Cooper
Recuerdo estar pintando una casa cuando tenía 15 años y la radio siempre estaba encendida. Estábamos acostumbrados a los Four Seasons y los Beach Boys, y de repente escuchamos: “She loves you, yeah, yeah, yeah!” y “I wanna hold your ha-a-a-and”. Estas canciones de los Beatles eran diferentes a todo lo que habíamos escuchado antes. No bromeo cuando digo que cambió toda nuestra dirección en la vida. Mis tres mejores amigos y yo dijimos en ese instante, ¡necesitamos formar una banda! John, Paul, George y Ringo, —ellos básicamente comenzaron todas las bandas que escuchas hoy en día—.
John y yo nos hicimos grandes amigos más tarde, aunque éramos polos opuestos. Él era franco y amaba la política. A mí me encantaban el horror y la comedia y pensaba que la música debía ser un escape de los acontecimientos actuales. Pero nos divertimos tanto. Éramos como dos vampiros de medianoche en discotecas como Max's Kansas City en Nueva York y el Rainbow en Los Ángeles. Harry Nilsson también iba allí, y Micky Dolenz de los Monkees y Bernie Taupin, pero John era el más eléctrico, el más fascinante, el James Dean del rock. La única regla no escrita que teníamos te dice lo interesante que era John: ¡nunca hablamos de música!
El día que murió yo tenía la casa en la cima de Benedict Canyon en Los Ángeles. Mi vecino de al lado era Elton John. Tenía uno de esos primeros televisores de pantalla grande, y algunos chicos de mi banda estaban escribiendo una canción conmigo cuando salió la noticia. John Lennon está muerto. Lo juro, había como un vacío en la habitación. Todo el mundo se levantó y se fue sin decir una palabra. Honestamente, fue como si tus padres se estuvieran muriendo. Como si te dijeran, “Oye, tu mamá y tu papá acaban de morir en un accidente aéreo”. No podías digerirlo.
Al día siguiente, casi todos los músicos que conocía empezaron a portar un arma. Tenía una pequeña Walther PPK calibre 22 y todos tenían algún tipo de arma, por si acaso. No sabíamos si la muerte de John era parte de una conspiración o qué. Porque, Dios mío, si pudieron con John Lennon, el sumo sacerdote del rock 'n' roll, podrían con cualquiera de nosotros. Nuestra inocencia desapareció. La pérdida fue irremplazable. Ese fue el día en que la música murió.
Jane Pauley
Si buscas en YouTube, encontrarás el especial de NBC sobre John Lennon que presenté esa semana. La Jane profesional estaba tratando de mantener la calma, pero la chica dentro de mí estaba perdiendo los papeles. Recuerdo que en el Today Show, ala mañana después de la muerte de John, Tom Brokaw y yo cerramos con un montaje extendido bajo la canción “Imagine”. En cuanto terminamos, empecé a sollozar. Un fotógrafo de AP capturó el momento: yo con la cabeza entre las manos, Tom con cara de no saber qué hacer cuando una mujer llora.
Estaba en octavo grado cuando vi a los Beatles en el Indiana Fairgrounds Coliseum, aunque en realidad no pude verlos ni escucharlos. Estaba en la parte de atrás de las vigas y los gritos no paraban. El día que John murió, sentí que mi juventud había sido puesta en una caja y esa caja estaba cerrada. El vínculo generacional era así de profundo.
Esa noche de 1980 se siente tan lejana ahora. Pero la memoria es tan preciada. Mi esposo, Garry [Trudeau, el creador de “Doonesbury”], y yo acordamos recientemente que lo más cercano que tenemos a “nuestra canción” es “Woman” de John Lennon. No puedo pasar por el Dakota hasta el día de hoy sin pensar en ello.
Jann Wenner
Siempre pensé en los Beatles como una persona en cuatro partes, y John era el cerebro, el corazón político, la conciencia de una generación que quería paz y amor. Él le dio forma a casi todo para mí. Su foto apareció en la primera portada de la Rolling Stone y se convirtió en el espíritu guía no solo de la revista, sino de toda la era. Toda esa actitud de libertad, diversión, emoción y alegría; su cualidad sarcástica y su visión de cuán anticuada y absurda era gran parte de nuestra cultura, él encarnaba lo que estaba sucediendo en la sociedad.
En los años 70, John era una figura tan imponente que era casi como estar con un dios. Yo era un humilde editor de revista. Él era un Beatle. Cuando conversabas con él, tenías que dar lo mejor de ti y ser ingenioso. Era tan astuto, tan inteligente, tan divertido. Su energía podía dar miedo. Después de una noche con él, cuando me iba pensaba: Dios mío, ¿realmente sucedió eso?
Estábamos haciendo una sesión de fotos con John y Yoko toda la semana [previa a su muerte] para el lanzamiento de Double Fantasy. Annie Leibovitz estaba en su apartamento ese día cuando tomó esa imagen tan poderosa e icónica de John enrollado sobre Yoko. Creo que fue idea de John hacer eso, y fue muy representativo de su relación, de nacimiento, de vida, de muerte.
Me enteré de su muerte en las noticias. El sentimiento pasó de triste a horroroso a trágico. Lloré mucho. A la mañana siguiente, llegué tarde a las oficinas de Rolling Stone y cerré mi puerta. La gente sabía que me sentía triste, pero sabíamos que queríamos documentar el momento con una edición que rindiera homenaje a este gran hombre de nuestra época. Combinó todos los elementos de un superhombre para las personas de mi edad: humor, sabiduría, ambición, fuerza, talento. Y era un gran roquero.
Es difícil imaginarlo ahora. ¿Sería el mismo excéntrico y cascarrabias de siempre? Tal vez. ¿Creativo? ¿Más sabio? ¿Quién sabe? Todavía vive dentro de mi cabeza con sus letras. Hay tantas frases geniales, pero las que surgen, a medida que envejezco, son de “¡Help!”:
“When I was younger, so much younger than today / I never needed anybody's help in any way. / But now these days are gone, I'm not so self-assured. / Now I find I've changed my mind and opened up the doors.”
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