Vida Sana
Ann Dowd, de 65 años, pasó décadas interpretando pequeños papeles en grandes éxitos como Law & Order y Garden State, en el 2012 se convirtió en una estrella de cine independiente en Compliance y ganó más fama (y un Emmy) como la aterradora tía Lydia en The Handmaid's Tale. Ella le cuenta a AARP sobre lo que ha aprendido de la vida y su carrera, cada vez más ascendente, y sobre su desgarradora película Mass, filmada en el 2021 sobre un tiroteo en la escuela (por transmisión directa desde el 11 de enero de 2022).
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Su educación católica
Fui a una escuela católica por 10 años. Dos de mis tías eran monjas católicas. No se asemejaban a Lydia de The Handmaid’s Tale (enlace en inglés) para nada, pero uno toma cosas de diferentes partes de la vida. Las monjas que fueron parte de mi educación eran encantadoras, inteligentes, cultas, devotas. Aprendí la ética laboral: que no eres especial, que debes hacer lo que se requiere y que debes respetar a la autoridad.
Vivir mejor gracias a la química
Tomé cursos universitarios de preparación para ingresar a la facultad de Medicina; estaba decidida a ser médica. Aprendí mucho de la química orgánica: hasta dónde puede llegar tu cerebro. Sé que suena aburrido, pero era emocionante. Todavía tengo el libro.
Seguir su pasión
Un día mi compañera de habitación en la universidad me dijo: “¿Realmente quieres ser médica?” “No”. “¿Qué quieres ser?” “Actriz”. Me preguntó: “Entonces, ¿qué estás haciendo?”. Así que fui a la Facultad de Teatro de DePaul University.
Sus trabajos
Tuve muchos trabajos de camarera. Es intenso. Luego, cuando estaba embarazada de mi primer hijo, a los 35 años, trabajé en una tienda de mascotas. Necesitaba algo menos intenso.
Mal momento
En 1986, no acepté la invitación a un estreno, con limosinas, para About Last Night, protagonizada por Elizabeth Perkins, quien fue mi compañera de clase en DePaul. ¡Dios mío! Iba de camino a trabajar en el restaurante. ¡Me sentía perdida! Y luego escuché una voz tranquila que me dijo: “Todo estará bien cuando tengas 56 años”.
Profecía cumplida
Muchas veces me desalentaba. Lloraba mucho. Seguía adelante y me decía: “No seas tonta. ¡Vamos!”. Y estaba profundamente agradecida por cada trabajo. No fue hasta Compliance (enlace en inglés) que se abrieron las puertas en mi carrera. A los 56 años.
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