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Llevar el cabello corto o largo es una decisión personal que poco tiene que ver con la edad. Si bien es cierto que es más fácil tenerlo largo y saludable en la juventud, no es imposible hacerlo después de los 50. Es más, creo que hay que pensarlo muy bien antes de cortarse drásticamente la melena, porque es un momento de cambios físicos y emocionales, y un mal corte, por frívolo que parezca, puede afectarnos emocionalmente. La decisión es relativamente sencilla. Si tener el cabello largo te hace sentir más atractiva y segura de ti, entonces ¡no te lo cortes!
Si aún dudas, piensa que muchas famosas de más de 50 llevan el pelo largo. Por ejemplo, Michelle Pfeiffer, Demi Moore, Julianne Moore, Sarah Jessica Parker, Christie Brinkley y Rita Wilson. No son las únicas. Observa alrededor tuyo, seguro que reconocerás a ‘cincuentañeras’ que lucen melenas largas.
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Yo siempre he llevado el cabello por debajo de los hombros, porque la única vez que me lo corté —hasta la mandíbula— me sentí como si me hubieran quitado parte de mi identidad, fuerza y confianza. Después de indagar sobre ello, descubrí que los indios norteamericanos suelen llevar el pelo largo porque creen que es una extensión del sistema nervioso. Ya mí me gusta pensar que tienen razón debido a la experiencia que tuve al cortarlo.
Desde entonces el cabello largo ha sido una constante en mi vida. Eso sí, nunca me ha dado pereza teñirlo o ir a la peluquería para que me cortaran las puntas. Aunque, debo decir que la cosa se me complicó un poco cuando me empezaron a salir canas de todo tipo a los 51, y sólo en la parte superior de la cabeza, justo donde más se ven. Esto significó que tuve que decir adiós a las mechas tradicionales y buscar otras alternativas de color.
Además, el pelo canoso o blanco es más poroso y tiene una consistencia más gruesa que el cabello sin canas. Se parte con facilidad y es difícil de peinar. Debido a esto, también tuve que encontrar la manera de mantenerlo sedoso.
Después de mucho buscar, encontré —a través de Instagram— a Josie, la estilista que ahora me cuida el cabello. Ella también pasa de los 50 años y conoce de primera mano lo que es tener que lidiar con las canas. Me recomendó cortarme las puntas cada dos meses para evitar que se abran. Cuando era más joven podía pasar hasta seis meses sin ir a la peluquería. ¡Ya no! Además, ahora llevo siempre un corte a capas para tener más volumen, algo importante cuando el cabello se hace más fino con el paso de los años.
La estilista también me dio una solución para el cabello que es parcialmente canoso. Me tiñe la base del cabello de un color similar a mi tono natural y me hace mechas degradadas en las puntas. Para que quede perfecto hay que repetirlo de cada cuatro a seis semanas. El resultado es muy vistoso y natural. Mi intención es dejar de teñirme el pelo eventualmente, pero sólo cuando lo tenga casi todo plateado. Si no, puede resultar desaliñado.
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