Vida Sana
Zanahorias coloridas, espinacas frescas, manzanas dulces, naranjas jugosas, yogurt, queso y cereales: este sería el menú ideal para reunir a tus hijos o nietos a comer. Pero la realidad es que uno tiene que enfrentar no solamente caras de rechazo a muchos de estos alimentos, sino también peticiones de hamburguesas, sodas, helados y otras comidas procesadas.
Si la situación te es familiar, quizá sea hora de buscar una estrategia para fomentar buenos hábitos alimenticios en tu familia y prevenir futuros problemas de salud. Pero, ¿cómo explicarles a los niños qué es lo saludable y porqué deberían preferirlo? Especialistas en promover hábitos saludables y mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones ofrecen los siguientes consejos.
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1. Se el ejemplo
Los niños aprenden imitando a sus mayores. Por lo tanto, “el primer paso es informarte sobre la conexión que existe entre salud, comida y ejercicio”, dice el doctor Alberto Gedissman, médico pediatra argentino y actual director del Programa de Obesidad Pediátrica y de Adolescentes de AltaMed en el condado de Orange, California. “Al implementar buenos hábitos o mejorar los que se tenían, podemos servirles de modelo. No debemos introducir cambios que no seguimos nosotros mismos o que no envuelvan a toda la familia por igual”, agrega.
Algunos ejemplos que recomienda para empezar:
- En lo posible, come en familia y en horarios fijos.
- Lávate siempre las manos antes de comer.
- Usa la servilleta y emplea adecuadamente los cubiertos.
- Ten una alimentación variada.
- Se moderado y mastica despacio y varias veces.
- Manten una charla agradable durante la comida.
- Pide permiso al retirarte de la mesa.
- No uses aparatos electrónicos al comer.
- Realiza actividad física después de las comidas: caminar, correr, dar un paseo al perro.
Lo ideal es educar con naturalidad y evitar dar órdenes. “Es importante hacer ver los buenos hábitos como una elección obvia, en vez de usar términos negativos como ‘no deberías’ [hacer esto o aquello]”, dice Lizzy Rockwell, autora e ilustradora del libro Good Enough to Eat: A Kid´s Guide to Food and Nutrition. Ella se dio cuenta de esto cuando vio que sus hijos preferían hacer algo que ella no les pedía, o cuando no recurría a un tono de crítica.
2. La mesa es para compartir
“La televisión, las nuevas tecnologías y la publicidad han cambiado nuestras formas de consumo y han hecho nuestras vidas más sedentarias, convirtiendo la obesidad en una epidemia que [nos] afecta ampliamente”, afirma el doctor Gedissman. Sería bueno disminuir el uso de estos medios durante las comidas y cuando se comparte con la familia, añade.
Los abuelos también juegan un papel fundamental en enseñar el hábito de compartir en familia, dice Rockwell, porque son los que promueven los comportamientos tradicionales con los que fueron educados.
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