Vida Sana
Practicar deporte con regularidad desde la juventud es lo ideal para alcanzar la madurez en buen estado físico, mental y emocional. En mi década de los 20 fui instructora de fitness, después inicié danza, he sido corredora casi toda mi vida y, en los últimos dos años y medio, encuentro refugio en una práctica diaria de yoga.
A los 54 años, y tras toda una vida de hacer ejercicio físico, me siento realmente bien. Esto no quiere decir que no tenga mis achaques, pero no me quedo sin aliento subiendo las escaleras, no me cuesta agacharme para recoger algo del suelo, y duermo bastante bien todas las noches. Aprendí muy joven a canalizar una personalidad adictiva y compulsiva hacia la práctica del ejercicio físico, y esto me ha ayudado.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
¿Pero qué pasa si no eres como yo? ¿Cómo empiezas a hacer ejercicio cuando realmente odias hacerlo y has pasado casi toda una vida sin apenas moverte? Esa es la pregunta que más me hacen mujeres que me siguen en las redes sociales, sobre todo en Instagram.
Tengo un ejemplo realmente cercano: mi esposo. Durante su carrera como reportero gráfico caminaba mucho durante sus frecuentes viajes. Esto era estupendo, porque siempre aborreció ir al gimnasio o practicar deporte. Cuando cumplió 50 y cambió de profesión (ahora da clases en la universidad y escribe libros), dejó de caminar por cuestiones de trabajo. Me costó mucho convencerle que no es saludable pasar todo el día sentado. Me decía que odiaba practicar deporte, y yo le respondía que un poco de ejercicio es mejor que ninguno. Si detestas ir al gimnasio, no hay que castigarse. Lo mejor es incorporar el movimiento a tu vida diaria prácticamente sin que te des cuenta. A los 53 años, mi esposo sigue sin ser fanático del deporte, pero ha conseguido convertir en hábito el ir al gimnasio durante media hora, tres veces por semana. Si él ha sido capaz de esto, cualquiera puede.
Si te repele la idea de un régimen de ejercicios, a continuación, comparto algunos trucos que puede utilizar cualquiera para incorporar un poco de movimiento a su día a día sin excederse y sin aburrirse.
● Busca una actividad que realmente te divierta. Para qué torturarte con una disciplina que detestas desde el primer día. Cuando haces algo que te gusta, no estás pendiente de lo cansado que es o de lo mucho que te duelen los músculos.
● No temas probar varias disciplinas hasta que des con la adecuada. ¿Cómo vas a saber qué es lo que más te gusta si no te das la oportunidad de probar varios deportes o rutinas de ejercicio?
● Ponte una alarma en el reloj o el teléfono para que suene cada hora y haz una breve rutina, siempre la misma. Durante una época muy ocupada de mi vida, cada 50 minutos hacía 25 sentadillas, 25 push-ups y 25 ejercicios abdominales. Al final del día eso se acumula y es fácil ver resultados.
También te puede interesar
11 maneras de cambiar ideas equivocadas sobre la vejez
Cómo replantear tu actitud para crear nuevas oportunidades.