Vida Sana
Estamos en la época del año en que abuelos orgullosos publican en las redes sociales fotos de niños sonrientes (y no tanto) el primer día de clases. Pero si bien las imágenes de los pequeños con mochilas sobrecargadas y luciendo ropa nueva pueden ser adorables, también hay un lado potencialmente oscuro en el hecho de compartir esas fotos.
Los peligros de acoso y acecho cibernético, sin mencionar las innumerables violaciones de privacidad, son el motivo por el que algunos padres (y niños) se molestan cuando los abuelos publican estas fotos.
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Pero ¿es tan malo compartir en línea algo del orgullo que sienten los abuelos?
Puede serlo, dice Parry Aftab, quien no solo es abuela, sino también una destacada abogada que se ha especializado en privacidad digital y ciberseguridad durante más de 20 años. Aftab es una firme defensora del consumidor en el área de la ciudad de Nueva York y ha asesorado a organizaciones —desde las Naciones Unidas hasta la UNESCO— sobre la privacidad y los riesgos de internet para los niños.
"Tengo nietos, y sé muy bien que los abuelos pueden estar en desacuerdo con los padres sobre lo que sucede en internet", dice.
Las publicaciones inofensivas pueden aterrizar en otra parte
Incluso si crees que estás protegiendo a los niños del acoso y acecho cibernético al no incluir ninguna información de identificación, es posible que eso no sea suficiente. Las fotos en sitios como Facebook y Google se etiquetan automáticamente con una serie de palabras clave que pueden identificar al niño, y esas fotos pueden terminar en bases de datos utilizadas por las autoridades o por empresas, agentes de mercadeo, escuelas... incluso por Gobiernos extranjeros, dice Aftab.
O tal vez en algo peor.
El uso extensivo de programas de inteligencia artificial (IA) ha llevado a la creación de pornografía falsa en la que se superponen imágenes de personas reales (incluidos niños) a imágenes pornográficas. De hecho, según el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, la mitad de las fotos compartidas por abusadores sexuales de menores fueron publicadas inicialmente en las redes sociales por miembros de la familia. Es por eso que los expertos en privacidad a menudo critican a los familiares que publican con demasiada frecuencia (la práctica de publicar información relacionada con los hijos en las redes sociales se conoce como "sharenting").
Aunque muchos consumidores no lo saben, las fotos digitales también suelen incluir información de tiempo y ubicación, lo que hace aún más fácil el seguimiento de las personas y sus familias. Por ese motivo, las imágenes combinadas con otras pistas —como un aparentemente inofensivo "¡Feliz cumpleaños!"— pueden revelar información personal que aumenta la vulnerabilidad al robo de identidad y al fraude.
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