Vida Sana
Estoy observando a una multitud de adolescentes angustiados de una forma que jamás había visto. Al principio de mi carrera, un joven acudía a mí debido a una situación de acoso o a un problema concreto en casa. Ahora se trata de un sentimiento generalizado de “quiero salir de esto. No me parece que este mundo sea un buen lugar para vivir”.
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Ya no podemos contar con muchas de las cosas que antes teníamos, como la democracia, la justicia, la salud pública o el futuro de la misma Tierra. Si eres adolescente en el 2022, realmente te preocupa que nos estemos encaminando hacia la extinción masiva. Eso es distinto incluso de los peores horrores del pasado. Crecí en los años 70 en Miami, y había muchos sobrevivientes del Holocausto que llevaban números en el brazo. Sabía que había ocurrido algo devastador. Fue perverso. Pero había un único villano indiscutible. Todo el mundo podía manifestarse en contra de Adolf Hitler, ¿no? Ya no hay solo un villano.
Los problemas actuales afectan todo y a todos. Recuerdo que cuando mi hijo Eitan tenía unos 10 años, pasé por su habitación y estaba llorando en la cama. Pensé que estaba herido o que le había pasado algo en la escuela, pero me dijo que lloraba porque el mundo se iba a acabar. Los osos polares se están muriendo y no puedo hacer nada al respecto. Ahora tiene 17 años. Así es esta generación. Creo que lo fundamental para los padres y abuelos es saber que amar no significa preocuparse. Más bien es tener una fe rotunda en los hijos y expresarlo. Cuando vemos a nuestros hijos sufrir o luchar, lo que necesitan oír es: “Creo en ti”. Tal vez ellos no crean en sí mismos, pero saber que lo superaremos juntos produce un gran impacto.
El mundo puede ser un lugar cruel. El cambio es difícil y lento. Pero la esperanza tiene que ser la opción. No hay alternativa. Podríamos decidir rendirnos y simplemente estar de fiesta hasta el final, pero esa fiesta no es para mí. Sentarse y observar con impotencia la catástrofe inminente es una receta para la desolación. Todos tenemos un área de influencia, tanto los jóvenes como los mayores. Una de las niñas de nuestro grupo que celebrará su bat mitzvah está recaudando dinero para salvar a los rinocerontes.
Nuestra clase de 9.º grado trabajó todo el semestre reuniendo firmas para cerrar el penal de Riker's Island y convertirlo en una planta de energía renovable. Que Dios no lo permita, pero si se acerca el fin del mundo, no nos rindamos sin haber luchado, sin haber dado todo por la vida, la salud, la paz, la justicia y la libertad. La experiencia me demuestra que esforzarse de ese modo genera esperanza de inmediato.
Rachel Timoner es rabina principal de la Congregación Beth Elohim de Brooklyn, Nueva York.
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